Redacción Wayka

El 56% de adolescentes y jóvenes Aymaras, Kakataibos, Quechuas y Asháninkas conoce a una adolescente embarazada y el 10.6% de estos embarazos son producto de violencia sexual, según revela la Encuesta Regional: Jóvenes Indígenas y Educación Sexual – 2018, realizada por la Asociación Chirapaq en Ayacucho, Junín, Puno y Ucayali.

El informe corrobora lo señalado por la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza, la cual afirma que la creciente tasa de fecundidad entre las mujeres más jóvenes no se debe únicamente a la falta de información y de métodos anticonceptivos, sino también a la violencia sexual. Al menos 5 niñas menores de 14 años dan a luz cada día producto de la violencia sexual.

Solo en 2015, se inscribieron 1 538 recién nacidos cuyas madres eran niñas de 11 a 14 años de edad en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC).

La encuesta, además de comprobar el incremento de la tasa de embarazo adolescente a nivel nacional, alerta, especialmente, el aumento de estos casos en zonas andinas y amazónicas. Las jóvenes rurales tienen dos veces más riesgo de quedar embarazadas a comparación de las que viven en zonas urbanas.

Durante los años 2016 y 2017, la cifra de adolescentes gestantes ascendió de 12.7% a 13.4%. Es decir, 13 de cada 100 adolescentes peruanas entre 15 y 19 años ya son madres o están embarazadas por primera vez, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

“En nuestros pueblos existen jóvenes que están embarazadas o ya son madres antes de los 15 años. Nos preocupa esta situación, ya que ellas ven truncados sus sueños y proyectos de vida. Se ven obligadas a dejar de estudiar, son sometidas a convivencias forzadas, algunas de ellas abortan de manera clandestina y esto pone en peligro sus vidas”, señala uno de los testimonios recogidos en la encuesta.

Educación sin prevención

La educación sexual integral (ESI) está contemplada en la currícula escolar desde el 2008 como una forma de prevenir la violencia y el embarazo. Sin embargo, diversos estudios han comprobado que las clases no se desarrollan de manera integral en las escuelas y que el personal docente no está correctamente capacitado para impartirlas.

En 2017, un estudio de la Universidad Peruana Cayetano Heredia junto con el Instituto Guttmacher informó que solo el 8% de maestros peruanos recibió capacitación para enseñar ESI y que el 50% de docentes que tienen a su cargo estas clases no sienten la confianza suficiente para dictarlas.

La encuesta realizada por Chirapaq muestra que esta tendencia se mantiene.

Del total de adolescentes y jóvenes indígenas entre 12 y 26 años que fueron entrevistados, el 14% no ha recibido ni una sola clase de educación sexual durante todo el año pasado, mientras que el 44% solo tuvo tres charlas.

Sobre la calidad del curso, el 56.7% no recordaba qué temas se abordaron. Al respecto, el estudio señala que esta falta de memoria sobre las clases de educación sexual se debe a las deficiencias al abordar los temas. Es decir, los profesores orientan pero no logran generar una conexión o interés en particular que motive al alumnado.

De hecho, el 24% de estudiantes encuestados afirma que las y los adultos que dictan estas clases no están bien informados sobre la materia.

Por último, los resultados del diagnóstico incluyen demandas que las y los adolescentes participantes del estudio consideran necesarias para mejorar su calidad de vida.

Entre ellas figura la implementación en todo el país de la Norma Técnica de Salud para la Atención Integral de Salud en la Etapa de Vida Adolescente, promover la articulación entre los servicios del sector educación y salud para implementar el Currículo Nacional de Educación Básica Regular, y asegurar que los gobiernos locales promuevan la participación de los y las jóvenes indígenas en los programas y proyectos relacionados con sus derechos sexuales y derechos reproductivos.