Por Jair Sarmiento

A pesar del aumento de la pobreza y el encarecimiento del costo de vida, un reciente artículo del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) indica que el actual salario mínimo de S/ 1.025 y un eventual incremento de este no fomentaría la contratación formal, y por ende existirían mayores niveles de informalidad laboral, menores beneficios sociales y un mayor desempleo.

Este es uno de los «argumento técnico» más utilizados pore el sector privado cuando se trata de debatir sobre el aumento subida del salario mínimo o también llamado Remuneración Mínima Vital (RMV). Sin embargo, ahora se suma la posición del BCRP que indica que los países con las más altas tasas de informalidad son los que tienen un ingreso cercano al promedio.

Asimismo, mencionan en su análisis que el salario mínimo debería estar en S/ 726 y no en S/ 1.025. «La RMV actual de S/ 1 025 excedería en un 41% a la RMV teórica, lo cual sugiere una sobreestimación en la aplicación de la fórmula. Esto podría deberse a la toma de decisiones influenciadas por factores políticos», indica el artículo “La actualización del salario mínimo en Perú» escrito por los economistas del BCRP Renzo Castellares, Carlos Mendiburu y Omar Ghurra.

Es importante mencionar que uno de estos economistas compartió en Linkedin la posición del exministro de Economía y asesor de Asociación de AFP, David Tuesta, quien es un férreo opositor a la subida del salario mínimo. Además, este artículo aparece en un contexto en donde las centrales sindicales y los obreros del país exigen un incremento justo del salario mínimo vital.

En octubre de este año, en el Consejo Nacional de Trabajo y Promoción del Empleo (CNTPE), los gremios de trabajadores propusieron aumentar el salario mínimo en S/ 305 (30%); es decir, de S/ 1.025 a S/ 1330, lo que, tras el 13% de descuento previsional, dejaría el ingreso en S/ 1.157. Esta medida beneficiaría directamente a casi 2 millones de trabajadores.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la finalidad del incremento del salario mínimo es “proteger a los trabajadores contra el pago de remuneraciones indebidamente bajas”. Asimismo, señala que “pueden ser un elemento integrante de las políticas destinadas a superar la pobreza y reducir la desigualdad”.

Por otro lado, el exviceministro de Empleo Fernando Cuadros señala que la informalidad no se reduce manteniendo remuneraciones por debajo de la línea de pobreza extrema ni precarizando más el empleo formal.

«La informalidad global de 70% es explicada en dos tercios por la informalidad tributaria de los independientes (a quienes no aplica la remuneración mínima ni regulación laboral alguna) y solo en un tercio por la informalidad laboral de los asalariados (segmento al que aplican exclusivamente las reglas laborales)», explica.

Para el experto «no hay que mezclar papas con camotes», porque sino se cae en malos diagnósticos, análisis sesgados y falacias. Asimismo, el especialista señala que la informalidad se reduce principalmente con políticas de diversificación productiva que generen empleo formal masivo; promoción del crecimiento de la productividad; y mayor y mejor fiscalización.