EE.UU. : Gobiernos de Alan García y Alberto Fujimori encubrieron ejecuciones extrajudiciales de militares
Este mes se cumplieron 20 años del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) y el Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos publicó documentos que no se conocían hasta ahora sobre el conflicto armado interno en el Perú.
Estos archivos abordan y detallan graves violaciones de derechos humanos del régimen de Alan García y de la dictadura de Alberto Fujimori, y de grupos subversivos como Sendero Luminoso.
Cuatro documentos, que llevan los números 4, 6, 9 y 10, describen el empeoramiento de las condiciones del conflicto bajo García..
Entre los registros publicados se encuentra un informe de inteligencia de 1988 del Departamento de EEUU, donde se lee que el primer ministro peruano Armando Villanueva había dicho a altos oficiales militares “que no le importaba si los militares ejecutaban a todos los guerrilleros de Sendero Luminoso (SL) que capturaban” siempre y cuando lo hicieran “discretamente”.
Asimismo, Villanueva les aseguró que cualquier intento de investigar una reciente masacre de campesinos en Ayacucho “sería inmediatamente derrotado”.
En tal sentido, la impunidad militar en el gobierno de Alan García impulsó mayores abusos que se reflejó en la masacre de Cayara (Ayacucho) en 1988, en la que los militares ejecutaron a más de treinta campesinos.
En estos archivos también se da cuenta de la gravedad del surgimiento del escuadrón de la muerte conocido como Comando Rodrigo Franco y la crisis económica general.
Es necesario recordar que una comisión investigadora del Congreso, presidida por el aprista Carlos Enrique Melgar, concluyó que no hubo abuso por parte del personal militar en Cayara.
Respecto a la dictadura de Fujimori, se menciona que los peores casos de violación de derechos humanos ocurrieron en su periodo.
Una evaluación del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM) de 1994 describió la “Operación Aries” en la selva de Perú, citando relatos de testigos sobre helicópteros del Ejército ametrallando aldeas. Menciona, además, que los militares que intentaron exponer las masacres de La Cantuta y Barrios Altos enfrentaron peligrosas repercusiones.

Fuente: Elizabeth Prado – La República