Muchos peruanos, por el inmenso rechazo que produce el fujimorismo ya han decidido darle su voto señor Kuczynski. Pero otros tantos, aún tienen válidas dudas y consideran seriamente votar viciado porque no logran ver diferencias entre usted y la hija del reo.

Señor Kuczynski, una parte de los diecisiete millones de personas que no votamos por Keiko Fujimori en primera vuelta lo hicimos porque tenemos memoria. Ella es el recuerdo vivo de una red monstruosamente mafiosa que se dedicó durante diez años a corromper nuestras instituciones, violar derechos humanos y a saquear nuestros bolsillos: seis mil millones de soles en un país con tanta pobreza, no solo los convirtió para siempre en ladrones sino en verdaderos criminales morales. Por eso, millones de nosotros jamás votaríamos por ella, jamás sería nuestro mal menor, porque no solo no ha deslindado con esta banda delincuencial sino que se siente orgullosa de ese primer piso fujimorista sobre el que ella promete construir el segundo.

Varios de esos millones con memoria, señor Kuczynski, tampoco votamos por usted por lo que representa: un político neoliberal más próximo a las grandes corporaciones que al pueblo que, en sus propias palabras, no razona bien en las alturas andinas “por falta de oxígeno”. Un pueblo que cuenta con gas bajo sus pies pero que no puede usarlo en su cocina porque es “más rentable” exportarlo. Un pueblo harto de señores de saco y corbata parecidos a usted que desde sus oficinas en Lima deciden quienes, gracias al “milagro económico peruano”, pueden comprarse camionetas o casas de playa en Asia y quienes solo reciben migajas a través de los programas sociales. En nuestra memoria de corto plazo señor Kuczynski, está usted subido allá arriba, junto a Keiko, vociferando en medio de un estruendoso “¡Ppkeiko, Ppkeiko!” que quiere un Perú próspero… “¡y Keiko sí puede!” ofreciéndose a “ayudarla a gobernar”. A muchos nos cuesta identificarnos con un político capaz de apañar sin escrúpulo alguno al grupo más corrupto y violador de derechos humanos de nuestra historia republicana con el pretexto del “crecimiento económico”. Para muchos de nosotros señor Kuczynski, no todo está en venta.

Vistos los primeros sondeos de segunda vuelta, muchos peruanos, por el inmenso rechazo que produce el fujimorismo ya han decidido darle su voto señor Kuczynski. Pero otros tantos, aún tienen válidas dudas y consideran seriamente votar viciado porque no logran ver diferencias entre usted y la hija del reo, ¿cuántos son?, no lo sabemos, por eso nos vemos en la obligación moral de preguntarle… ¿EN SERIO QUIERE GANAR SEÑOR KUCZYNSKI?

Se lo preguntamos porque hasta ahora, pasados diez días de la primera vuelta, no pareciera estar esforzándose demasiado en diferenciarse del fujimorismo.

¡Luche por convencernos que es diferente señor Kuczynski!

De que usted no gobernará para los peces gordos, que respetará los derechos humanos y la consulta previa, que protegerá el ambiente, que no cogobernará con el fujimorismo, que no discriminará a ningún ciudadano en complicidad con grupos conservadores, que no dará tregua a los corruptos, que no privatizará el agua ni priorizará el lucro en la salud y educación, que protegerá el acceso a medicamentos genéricos y los derechos laborales, que pondrá la economía al servicio de las personas y no al revés.

Usted es el que llegó a esta segunda vuelta señor Kuczynski. Es el único que a estas alturas puede democráticamente librarnos de la pesadilla fujimorista.

Pero hay dudas válidas respecto a usted señor Kuczynski, así que este 05 de junio será su entera responsabilidad si no logró convencer a los que aún las tienen.