Luis F. Rodríguez Jiménez
Redacción Wayka
El día de ayer jueves 6 de febrero, la Central Asháninka del Río Ene (CARE) denunció en su página oficial de Facebook que el Ministerio de Educación (MINEDU) ha recortado el presupuesto destinado a los docentes de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) que enseñan en las comunidades asháninkas de las zonas Ene-Mantaro y Tambo. Este recorte se da en los bonos de ruralidad que son pagos adicionales al sueldo de los profesores que laboran en zonas que carecen de servicios básicos.
Por este motivo, los docentes de Educación Intercultural Bilingüe tendrían una reducción de hasta S/ 400 por dicho bono, ingreso que les ayuda a complementar sus gastos por las díficiles condiciones que tienen para dictar clases.
La Central Asháninka del Río Ene tiene previsto reunirse el próximo lunes con las diferentes organizaciones indígenas de la selva central así como con representantes de las Municipalidades de Satipo, Río Tambo, Mazamari, Pango y las UGEL de la cuenca del río Ene, para realizar un pronunciamiento conjunto y solicitar una mesa de diálogo con la ministra de Educación, Flor Pablo Medina.
Cómo se dio el cambio
Según Martín Albert Persch – responsable del área de educación de la CARE consultado por Wayka – la disminución presupuestal obedece a que los bonos de ruralidad habrían sido cambiados de manera arbitraria, sin tener en cuenta la realidad en la que viven las comunidades asháninkas.
Estos bonos de ruralidad fueron oficializados en 2016 por el MINEDU y se estableció una escala de 3 tipos. El rural tipo 1 para zonas sin agua, luz ni desagüe; el tipo 2, para zonas que cuentan con algunos servicios básicos; y el tipo 3, para zonas con servicios básicos y cercanas a la ciudad. Esta escala se usa para determinar cuánto es el monto económico que corresponde a cada caso.
“Las comunidades del río Ene siempre han estado en R1 porque están muy alejadas de la capital provincial (…) Tampoco tenemos en el lugar más de 500 personas de habitantes como para cumplir los criterios de R2. Nos han informado que esta reclasificación se ha hecho en base al censo de 2017. ¿Cómo habrán hecho el censo en las comunidades?, si había mucha descoordinación” declaró Persch.
De acuerdo al representante de la CARE, el censo solo tuvo en cuenta aspectos cuantitativos mas no cualitativos de las comunidades asháninkas; por ejemplo, no se consideró su particular forma de organización social en grupos familiares. “La comunidad es el territorio general (…) y existen los anexos que son como pueblos chiquitos dentro del territorio. Los asháninkas nunca viven en lugares muy grandes sino siempre en núcleos familiares que forman anexos. Algunos tienen 200 habitantes, otros 30, más o menos en ese rango”, señaló.
Wayka consultó sobre esta situación al Ministerio de Educación (MINEDU). Al respecto, Francisco Solano, especialista del área territorial de la Unidad de Estadística de la institución, señaló que para el cálculo de ruralidad se utilizaron dos parámetros: La distancia de la institución educativa a la capital y la cantidad de habitantes que tiene el centro poblado. Todo basado en los datos proporcionados por el censo de 2017.
Consultado acerca de si estos cambios consideraron la realidad en la que viven las comunidades, además de esos dos parámetros, el especialista del MINEDU aseguró que «no se toman en cuenta otros parámetros porque no hay informaciones oficiales referentes a esos temas. Normalmente ninguna institución la tiene, digamos, bien clara”, declaró Francisco Solano del MINEDU.
Esto quiere decir que el cambio en el bono de ruralidad para los docentes asháninkas solo consideró el total de habitantes del territorio registrados en el censo de 2017, pero no interpretó esos datos en función de la realidad en que viven las comunidades, y hasta ignorando la cultura de los pueblos.
“La comunidad de Potsoteni, por ejemplo, que ahora ha clasificado como R2. No tiene tienda, no tiene luz, no tiene agua, no tiene desagüe, no tiene restaurante. No tiene absolutamente nada. Es un lugar donde constantemente no hay más de 150 personas. Los profesores tienen que venir en bote todos los días, no tienen donde quedarse”, señaló Martin Persch de la CARE.
Por otro lado, consultado acerca de la posibilidad de que se cambie la categorización del bono rural, Francisco Solano, especialista del MINEDU, declaró que esto solo sería posible si cambian las variables que determinan la recategorización; es decir, cuando haya otro censo.
“Normalmente el cálculo de ruralidad se hace anualmente. Para hacer este tipo de trabajo se toma el padrón educativo a nivel nacional y en base a eso se hace el cálculo (…) El censo que se ha hecho para el calculo de ruralidad mayormente es en base a un tema poblacional. Pero el censo lo hace el INEI, que es quien debe ver ese trabajo”, señaló Solano para esta nota.