Hace un año, el Perú se alertaba por uno de los mayores desastres ecológicos en el mar peruano: Repsol había derramado más de 12 000 barriles, destruyendo la flora y fauna marina. Ahora, son acusados de discriminar laboralmente a una trabajadora lactante y de despedir arbitrariamente a dos mujeres, una de ellas embarazada.
Por Ghiomara Rafaele
Saray Poma se había enterado de que iba a ser madre el 11 de noviembre del 2021. Inmediatamente le informó a su supervisor Ángel Bravo y él respondió seis días después informándole que tenía una licencia con goce de haber. No fue el único que se comunicó con ella, también lo hizo el servicio médico de Repsol solicitando su ficha de maternidad. A pesar del conocimiento de ambos trabajadores de Repsol de los cuatro meses de gestación, la empresa le envió un mensaje en febrero del 2022 comunicando el fin de su contrato.
El Sindicato Único de Trabajadores de Refinería la Pampilla (Sutrelapa) solicitó una inspección a la Sunafil. Esta acción alertó a Repsol, por lo que contactó a Saray para reunirse en las oficinas de San Isidro. Al principio Saray sentía que todo iba bien, hasta que empezaron a hablar sobre su caso.
“La reunión fue llevada por Daniella Alvarado. Al principio, era amena, pero cuando yo le comenté que la empresa tenía responsabilidad conmigo porque era trabajadora y estaba embarazada, ella me responde que no tienen responsabilidad, que según la ley, ellos no tienen obligaciones y es mi culpa por estar embarazada”, recuerda Saray.
Saray aguantó estos comentarios y se sintió culpable por su embarazo, debido a los comentarios emitidos por Alvarado. Sin embargo, tuvo que firmar el contrato. Tenía un hijo en camino. En julio de 2022 nació su hijo y tuvo que regresar al trabajo. Según la Ley 27403, a toda mujer después del embarazo le corresponde una hora de lactancia durante la jornada laboral, además se debe contar con un espacio privado y adecuado y tiene un periodo de duración de un año después del parto. A pesar de que este es un derecho, a Saray no le informaron y ella tuvo que extraerse la leche del pecho en espacios inadecuados.
“Yo trabajo como operadora de ventas y estoy en constante contacto con los hidrocarburos, el diesel, el kerosene y los residuos. Tuve que extraerme la leche al frente de mis compañeros, al costado de los productos, me daba vergüenza. No me informaron sobre la existencia de un lactario, yo me entero debido a unas compañeras madres en los vestidores”, narra Saray
Mas el caso Saray no es el único de Repsol contra el derecho de las mujeres. Evelyn, una trabajadora embarazada, fue despedida. Evelyn ingresó a laborar a Repsol en el 2019 en reemplazo de dos trabajadoras hasta el 31 de agosto del 2022. Si bien Evelyn a partir del 1 de septiembre mantenía un vínculo laboral sin un contrato por escrito, a través de su correo electrónico, Repsol, le enviaba su horario, constatando su relación laboral.
Transcurrieron 22 días en los que Evelyn laboró sin un contrato y un día después se entera que lleva un poco más de un mes embarazada tras asistir al médico en el que le alertan una amenaza de aborto. A partir de ese momento, según la declaración de la trabajadora, empezaron los actos de hostigamiento debido a que Repsol buscaba insistentemente que firmara su vínculo desde el 1 de septiembre, disminuyendo su tiempo de contrato por lo que tendría que brindar sus servicios hasta el mes de febrero del 2023.
Debido de los constantes actos de hostilidad, se vio obligada a firmar el contrato, además desde el momento en el que lo hizo, la empresa le dejó de remunerar sus beneficios a comparación de sus compañeras en el mismo estado. Meses después, el 15 de febrero del 2023, Evelyn fue despedida.
Pero, ¿cuál es la reacción de Repsol ante la afiliación de una trabajadora al Sutrelapa? El despido. Esa es la situación que atraviesa Erika Girón, una trabajadora que quiso hacer respetar sus derechos. Trabajó por más de un año monitoreando la producción de la Refinería La Pampilla. En octubre del 2022, la empresa española se comunicó con ella con la finalidad materializar su contrato de suplencia de solo un mes, a pesar de que ella tenía un vínculo vigente hasta marzo del 2023. Eso le motivó a unirse al sindicato.
Unos días antes de que culmine su vínculo con Repsol, Sutrelapa informa a Repsol sobre la afiliación de Erika. Repsol decide responder: le informan que iba a renovar su contrato, pero solo hasta el mes de diciembre. Erika estuvo a punto de firmar, pero cuando lo iba a hacer, el sindicato le informó que la Sunafil había revisado varios contratos, entre ellos, el de ella. En la resolución se informaba sobre un inadecuado actuar por parte de Repsol a la hora de elaborar dichos documentos ocasionando que varios trabajadores de tiempo definido pasen a ser indefinidos y lo multó con S/ 288 880. Erika había laborado, anteriormente sin un contrato debido a la demora de Repsol, y a pesar de que trabajaba como operadora, su acuerdo estipulaba otra cosa, por lo que se habría desnaturalizado y ahora sería considerada como una operaria de tiempo indefinido.
Repsol -según la denunciante- alegó que si no firma dicho documento, la despedirían. Y lo cumplieron. A pesar de la resolución emitida por la Sunafil, en la que Erika es considerada trabajadora de tiempo indefinido, ya no puede laborar desde el 31 de marzo. Debido a estos tres casos, el Sutrelapa decidió protestar en las calles. Entre sus principales pancartas se leía: Repsol no respeta el derecho de las mujeres embarazadas, Repsol, con mis hij@s no te metas y ahora lo único que piden es que respeten el derecho de las mujeres trabajadoras.