No solo de mujeres y niños nativos, también animales y bosques.
Según el reciente reportaje de Ojo Público, “Los Infiernos de la Mujer Awajún”, cerca de 1700 comunidades indígenas del Amazonas están seriamente expuestas a cambios climáticos, escasez de cultivos, ausencia de animales, ríos contaminados y enfermedades tropicales.
En el aspecto ambiental, el cambio climático trajo consigo largas temporadas de sequía, con pérdida de frutos y escasa producción de cultivos agrícolas, lo que produjo anemia crónica entre sus pobladores: 70% de los niños y el 60% de las mujeres.
Por otro lado, la actividad minera generó la migración por empleo, lo que produjo que se deforestaran 55.570 hectáreas de bosques y la propagación de enfermedades que, del 2000 al 2015 registró en la región Amazonas 747 casos de VIH y 183 de sida.
Asimismo, la presencia de mercurio en las aguas del río Santiago, convirtió al Amazonas en una de las regiones con mayor tasa de enfermedades diarreicas.
En el aspecto social, la desinformación de la población sobre las enfermedades predominantes en el lugar es la causa del rechazo hacia los tratamientos. Muchos de ellos creen que se trata de brujería, por lo que abandonan los tratamientos o se niegan a más exámenes de sangre.
Por si fuera poco, según un estudio sobre el suicidio sólo en la comunidad de Yutupis, de 33 casos de suicidios, el 70% son de mujeres. Del total, el 52% se suicida por infidelidad de su pareja, el 24% por violencia física y psicológica y el 18% por abandono.
Finalmente, de acuerdo con un estudio de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), de no tomarse medidas, el 80% de los boques de la región Amazonas podrían desaparecer para el 2050.