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Más casos exitosos

En la ladera de un cerro de San Juan de Miraflores, Lima, se encuentra El Nazareno, un colegio que logró reducir a cero los casos de embarazo adolescente con clases de educación sexual integral.

El Nazareno: La escuela que previno el embarazo adolescente y la deserción estudiantil

Por Graciela Tiburcio Loayza

*Las entrevistas fueron realizadas en noviembre de 2019, antes del inicio de la pandemia

Llegar a la zona de Pamplona Alta, en San Juan de Miraflores, toma cerca de 2 horas desde el centro de Lima. Está erigida entre varios cerros abarrotados de casas; algunas más humildes que otras. Ahí se encuentra el asentamiento humano Nazareno, donde se construyó un colegio público que lleva su mismo nombre y en el que estudian al menos mil escolares de familias en situación de vulnerabilidad. 

Cuando las clases eran presenciales antes de la pandemia, las niñas, niños y adolescentes llegaban cada mañana a El Nazareno desde distintas partes del distrito, bajando las escaleras del cerro construidas por los vecinos, en mototaxi, en combi o caminando. A primera vista, no había nada fuera de lo común respecto a otros colegios del Estado, la diferencia la hacían sus clases de comunicación, ciencia, personal social, arte y matemática, todas incluyen un enfoque de educación sexual integral.

Durante las clases de Matemática, los problemas numéricos a resolver contenían estadística sobre embarazo adolescente; en las clases de Historia se aprende sobre las heroínas que jugaron un papel trascendental en el Perú; en las clases de Comunicación se podía reflexionar acerca de los textos narrativos sobre la violencia contra la mujer. 

En Ciencia, Tecnología y Ambiente, se aprovechaba para hablar sobre el derecho a la alimentación saludable -tema que, por la crisis actual, se ha vuelto más prioritario para miles de familias que dependen de las ollas comunes para subsistir-. En las clases de Personal Social se reflexionaba sobre la representación de la mujer en los medios de comunicación y en Arte se escenifica el rol que cumplen mujeres y hombres en el hogar.

Esta metodología no era nueva en El Nazareno, llevaba aplicándose por más diez años y logró que en el 2015 la tasa de embarazo adolescente del colegio fuera nula. En el colegio, cada año se registraban entre 12 o 13 casos de embarazo escolar. Cuando comenzaron a implementar las clases de educación sexual, los casos fueron disminuyendo progresivamente. En 2008 hubo 13 casos, en 2010 hubo 8, en 2012 solo 5, en 2014, hubo 1 y, finalmente, en 2015 ninguno.

El profesor Willy Sánchez, exdirector de El Nazareno, fue quien impulsó el proceso para integrar la educación sexual en el currículo escolar de la escuela. Sánchez compartió con Wayka el camino que recorrieron para lograr que ninguna alumna sienta truncados sus estudios debido al embarazo. Todo empezó cuando analizaron las cifras que registraban sobre deserción escolar y se dieron cuenta que ese no era el problema de fondo, sino que era la consecuencia de algo más.

—Nos dimos cuenta que eran más mujeres las que se retiraban. Cuando preguntábamos a los profesores por qué las alumnas no venían, respondían que estaban embarazadas. Por ejemplo, de 50 deserciones 38 eran mujeres, la mayoría de ellas era porque habían salido embarazadas. En ese entonces era casi nulo que una alumna embarazada se quedara estudiando o que luego regresara a terminar sus estudios. Recién ahí nos dimos cuenta que el problema era el embarazo adolescente— nos compartió el profesor en noviembre de 2019 cuando fuimos a entrevistarlo al colegio.

Para hacerle frente a esta problemática que perjudicaba el futuro de las alumnas, El Nazareno buscó el apoyo de organizaciones aliadas. Fue así como generaron una alianza con el Movimiento Manuela Ramos, quienes hasta ahora han sido el principal soporte de la escuela. Ambas instituciones trabajaron de la mano para idear metodologías lúdicas y amigables que fuesen atractivas para las y los adolescentes.

Willy Sánchez, exdirector de El Nazareno (2006-2020) que impulsó junto a la organización Manuela Ramos el proyecto de educación sexual integral.

Las primeras charlas sobre educación sexual se dictaron en las horas de tutoría, para que las alumnas y alumnos mostraran interés por los temas, elaboraron el juego de una ruleta que tenía distintas preguntas referentes a la menstruación. Así, poco a poco las y los estudiantes perdieron el recelo para hablar de estos temas. Sin embargo, el colegio se dio cuenta que el trabajo exclusivo con el alumnado no era suficiente.

Fue así que empezaron una segunda etapa de formación con docentes, no podían enseñar sobre educación sexual integral si, primero, los maestros no estaban empapados del tema. No fue fácil convencer a los docentes para que participaran de estas jornadas voluntarias que se realizaban fuera del horario laboral. Inicialmente solo participaron ocho docentes que replicaban lo aprendido con sus estudiantes, así, se fueron sumando cada vez más. 

El trabajo no quedó ahí. El Nazareno implementó una escuela para padres y madres. El colegio había comprendido que para lograr un verdadero cambio que beneficiara al alumnado, era necesario trabajar con todas las personas que estaban en contacto con ellas y ellos. La escuela era cada vez más un lugar seguro y las familias no podían ser ajenas a esta mejora. 

—Los profesores se dieron cuenta que las clases de educación sexual nos beneficiaban a todos, los chicos y chicas se mostraban más seguros y participaban activamente en las clases. Los papás comenzaron a venir por iniciativa propia porque se dieron cuenta que eso mejoraba las relaciones que tenían con sus hijos— nos compartió Sánchez. Paso a paso, consiguieron eliminar los prejuicios, estereotipos y tabúes en torno a la educación sexual integral.

Los resultados de las clases se vieron reflejados no solo en las cifras, sino también en las actitudes de las y los estudiantes frente al tema de la desigualdad de género. Durante el Día del Logro, actividad escolar que se realiza dos veces al año en todos los colegios para mostrar los aprendizajes más importantes del semestre, los alumnos tuvieron la iniciativa de presentar lo que habían aprendido con la educación sexual.

Algunos de los trabajos que destacaron fueron los del taller de Arte, las y los adolescentes crearon retablos ayacuchanos que escenificaban a papás y mamás compartiendo las labores domésticas. Uno de los retablos tenía personajes elaborados con plastilina donde se apreciaban a mujeres mecánicas y hombres lavando la ropa en compañía de sus hijos, dos frases resaltaban en sus puertas: “La igualdad es el arma de la libertad” y “ La igualdad es una necesidad vital del alma”.

— Antes los padres creían que una adolescente embarazada era como un contagio, que al ver a una adolescente embarazada, a sus hijas también les pasaría. Felizmente logramos poco a poco desterrar esas ideas y lograr que comprendan que esas situaciones se evitan con información, —nos comentó el exdirector.

Aprender en igualdad. Las y los estudiante de El Nazareno elaboraron un retablo donde se muestra a hombres y mujeres compartiendo las tareas del hogar.

Estado ausente

No todo fue grato durante la implementación del proyecto. El gran ausente en todo esto fue el Estado. Cuando El Nazareno solicitó al Ministerio de Educación y al Ministerio de Salud un profesional en psicología que tuviera especialización en temáticas de salud sexual y reproductiva para que los estudiantes pudieran tener consultas en un espacio más personalizado, su solicitud no fue atendida adecuadamente.

Inicialmente, los ministerios respondieron, pero el profesional que asignaron dejó de asistir a la escuela después de unos días argumentando que tenía sobrecarga laboral. Ninguno de los ministerios volvió a responder.

También intentaron coordinar la apertura de un servicio médico especializado en adolescentes, pero no obtuvieron respuesta. Los materiales educativos que tenían tampoco eran de gran ayuda, pues no abordaban la temática de educación sexual de manera integral.

—Al inicio no teníamos materiales, nosotros mismos teníamos que idear la metodología, los libros del Ministerio de Educación solo hablaban de educación sexual en ciertos cursos, pero no lo contenían en las demás áreas—, resaltó el exdirector.

A pesar de estas dificultades, El Nazareno pudo continuar con el proyecto gracias al apoyo de toda la comunidad escolar. Gracias a las clases, las y los adolescentes del colegio saben que tienen más posibilidades de continuar con sus estudios porque están preparados para prevenir un embarazo y son capaces de identificar y prevenir situaciones de violencia.

—Los embarazos ahora son esporádicos. Quizá uno cada año, el riesgo de un embarazo adolescente siempre va a estar presente, lo importante es que los alumnos tengan la información adecuada para que sepan cómo prevenir estas situaciones y que las alumnas que ya son mamás, encuentren la facilidades para continuar sus estudios y no truncar sus sueños— enfatizó en profesor quien también logró implementar un módulo de Cuna Más dentro de la escuela para que las estudiantes con hijos puedan dejarlos ahí durante sus horas de colegio y así no perder sus estudios.

En el actual contexto de pandemia, el colegio, de la mano de una nueva dirección y continuando con el apoyo de la organización Manuela Ramos, continúa coordinando nuevas metodologías para seguir brindando las clases de educación sexual integral en sesiones virtuales. 

El Nazareno no es el único ejemplo de colegio modelo sobre cómo la educación sexual integral mejoró la calidad de vida de las y los adolescentes. En el distrito de San Juan Bautista de Ayacucho, una de las regiones del Perú con altas tasas de embarazo adolescente y violencia sexual, el colegio José Faustino Sánchez Carrión, también logró reducir a cero sus cifras de embarazo adolescente implementando el mismo programa desde el 2013.

—Ingresé como director del colegio en el 2006 y veía que cada año habían muchos casos de embarazo de estudiantes. Me preocupé porque debía haber una forma de evitar esto. Cuando empezamos a trabajar las clases de educación sexual integral junto a la organización Manuela Ramos vimos cómo se fueron reduciendo los casos, poco a poco— recordó el profesor Carlos Pillaca, director del colegio público Faustino Sánchez Carrión.

Al igual que en El Nazareno, en el colegio ayacuchano Faustino Sánchez, cada año se registraban entre 10 y 13 embarazos. Cuando comenzaron con las clases vieron resultados satisfactorios en poco tiempo. Si en 2013 hubo diez embarazos, en 2016 solo hubo seis. Las alumnas que habían tenido hijos ya no abandonaban los estudios, con el apoyo de la comunidad educativa podían continuar estudiando. 

La experiencia de ambos colegios es evidencia de que la educación sexual integral no es solo una herramienta educativa, es un derecho que garantiza que las niñas, niños y adolescentes puedan desarrollar sus talentos en igualdad, identificar las violencias que ponen en riesgo su integridad y crecer con mejores oportunidades para realizar sus proyectos de vida.