“Terruca”, “Tú no viviste esos años”, “Vago”, son expresiones que nuevamente escuchamos de parte de los fujimoristas o fujimontesinistas. Desde la campaña electoral fue prácticamente promovido por esa fuerza política el ataque a quienes no opinaran a su favor, situación que ha vuelto a profundizarse con el indulto y que demuestra que en el partido naranja ya sea Albertista, Keikista o Kenjista la palabra “reconciliación” es una burla, un show, un producto de marketing, un pacto de impunidad.

Pero lo que no dice el fujimorismo es que el terrorismo no solo provino de grupos subversivos como Sendero Luminoso, también provino del Estado, y es por eso que tenemos que hablar también del terrorismo de Estado. Sin embargo, la posverdad, esa verdad manipulada con la que ha hecho campaña el fujimorismo por 20 años, no te lo cuenta. Las desapariciones, las violaciones, las esterilizaciones, las torturas, los asesinatos selectivos, los asesinatos a sus opositores, todo ello configuró terrorismo de Estado.

El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) destacó que 46% de las muertes fueron provocadas por el PCP-Sendero Luminoso; 30% provocadas por Agentes del Estado; y 24% provocadas por otros agentes o circunstancias (rondas campesinas, comités de autodefensa, MRTA, grupos paramilitares, agentes no identificados o víctimas ocurridas en enfrentamientos o situaciones de combate armado).

Alberto Fujimori y Abimael Guzmán tienen más coincidencias que diferencias. Por ejemplo:

  1. Ni Fujimori ni Guzmán aceptan sus crímenes.
  2. La CVR decía de Sendero Luminoso: “…ideología, centrada en una rígida preconcepción del devenir histórico, encerrada en una visión únicamente estratégica de la acción política y, por tanto, reñida con todo valor humanitario”.  Ahora pregunto: ¿No se aplica también al fujimorismo?
  3. Desprecio por las personas.
  4. Discursos de odio en sus militantes contra quienes no opinen a su favor.
  5. Sendero Luminoso era una organización opresora que se valía de actas de sujeción a Guzmán (CVR). Altos mandos firmaron acta de sujeción para respaldar autogolpe de 5 de abril.
  6. Crearon organizaciones absolutamente verticales, con castigo a las discrepancias y plena sumisión.

Fujimori y el fujimorismo necesitan de Abimael Guzmán y cualquier noticia sobre presunto acto de terrorismo para sobrevivir, o por lo menos, para limpiar en algo su nombre. Necesitan que el ojo público se centre en el terrorismo, quedar como los ‘buenos’  y que salgan sus tropas de odio a defender la “democracia”. Una democracia que pisotean cada tanto porque solo conocen el autoritarismo y la dictadura.

Fujimori no tuvo una política antisubversiva clara y lo que sí está claro es que creó un escuadrón de la muerte para aprovecharse de esas muertes políticamente, nunca ordenó la captura de Abimael Guzmán ni sabía de ella porque prefería irse a pescar con Kenji, mientras otros peruanos y peruanas eran asesinados. Muchos ni siquiera recuerdan que Fujimori  –usando a Vladimiro Montesinos- hizo un pacto con Abimael Guzmán ya preso. Fujimori relajó condiciones de carcelería de jefe terrorista y de su pareja Elena Iparraguirre e incluso le regaló una torta de cumpleaños, como quedó registrado en un artículo del diario La República y en libros.

Una cita del diario lo resume así: “Como resultado de estos acuerdos, el gobierno de Fujimori y Montesinos, que se proyectaba como inflexible ante el terrorismo, relajó las condiciones carcelarias de Guzmán, le permitieron que conviviera en la Base Naval con Iparraguirre, se les acondicionó una habitación para sus encuentros amatorios, se les permitió mayores visitas, y, por si fuera poco, Fujimori le envió una torta a Iparraguirre por su 46 cumpleaños, el 14 de setiembre de 1993”.

PURO FLORO

Si realmente a las fuerzas políticas les hubiera interesado combatir el terrorismo y hacer justicia para las víctimas de Sendero y el MRTA, no estaríamos asistiendo recién en febrero de 2017 al inicio de juicio oral del atentado en Tarata. ¡25 años después! Pero que bien que lo usaron todos estos años los fujimoristas y también los sucesivos gobiernos para tomarse la foto.

Fujimori sabe que hay un gran número de peruanos que por lo único que lo siguen es por su supuesta “lucha contra el terrorismo”, por eso para disipar los cuestionamientos a su indulto, usan ahora la ofensiva de “terruco”, además de cualquier noticia relacionada con el terror en comparsa con los medios de comunicación afines.

No es casualidad que mientras Alberto Fujimori se regodeaba de su indulto dando un mensaje a la Nación, que dejó claro quién gobierna ahora, inmediatamente salga el abogado de Abimael Guzmán y dirigente del MOVADEF para pedir indulto a su líder. La noticia felizmente se cayó con otras movidas de la coyuntura convulsionada del país.

¿Cómo el MOVADEF tendría lazo con el fujimorismo ahora? Bueno, el 17 de agosto, en el Congreso de la República, el congresista Héctor Becerril dio una conferencia junto a dirigentes vinculados a MOVADEF.

La estrategia era quitarle peso al dirigente Pedro Castillo que preside el denominado Comité Nacional de Lucha y de los SUTE regionales quien venía cuestionando al gobierno. Los que acompañaban a Becerril eran del CONARE-MOVADEF. Y recordemos que también por poco se reúnen con Kuczynski en Palacio de Gobierno.

Es evidente que tenemos una clase política indolente, que requiere del terror para sobrevivir y posicionarse. Cualquier peruano o peruana debiera darse cuenta del uso político del dolor de 20 años de conflicto armado, y debiéramos rechazarlo venga de donde venga, por nuestra memoria y dignidad.