Escribe Angelica Motta, antropóloga e investigadora de la Unidad de Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

Estamos viviendo tiempos muy difíciles para las mujeres en el Perú, y en el mundo. El año pasado llegó un presidente misógino a la Casa Blanca en Estados Unidos y se despenalizó la violencia de género en Rusia, por mencionar solo algunos signos de los impulsos de retroceso a nivel global. En el Perú, en este preciso momento, enfrentamos una ofensiva conservadora con la campaña anti igualdad de género #ConMisHijosNoTeMetas como el punto de entrada, en la política del país, de un proyecto político religioso-fundamentalista con una agenda de retroceso radical en lo logrado en cuanto a derechos para las mujeres.

Una campaña que en pleno 2017 presenta una demanda al Estado para retirar el enfoque de igualdad de género de la política pública educativa y pretende quitarla de la política pública en general, con argumentos tan inverosímiles como que existen diferencias de inteligencia entre hombres y mujeres.

¡Paremos y marchemos para decir no a los retrocesos en igualdad de género en el país!

Dicha campaña tienen la desfachatez de minimizar el álgido problema del feminicidio e incluso llamar activamente a él, en un país que ocupa el segundo lugar en feminicidio en América Latina y el Caribe con un promedio de 10 mujeres asesinadas al mes. Siendo el feminicidio el último eslabón de una larga cadena de violencias que a diario vivimos las mujeres y que van desde el acoso en el espacio público y privado, pasando por violencia psicológica, física y sexual (somos el tercer país en violaciones en el mundo). La tercera parte de las mujeres del Perú ha sufrido violencia por parte de su pareja en algún momento de su vida y la cifra llega a 70 por ciento si se incluye la violencia psicológica.

En agosto de 2016 tuvimos la multitudinaria movilización #NiUnaMenos, la marcha más concurrida de los últimos años en el país, lo que nos da un horizonte de esperanza. Sin embargo, #NiUnaMenos fue un paso de muchos más que necesitamos dar, la violencia contra las mujeres sigue siendo crítica y la lucha tiene que continuar. Hemos seguido viendo numerosos casos de feminicidio, como el de Lucy en Ayacucho, una adolescente de 15 años violada brutalmente por otros adolescentes hasta morir. Adolescentes, a los que claramente les falta con urgencia formación en educación sexual integral e igualdad de género.

¡Paremos y marchemos porque esta violencia asesina contra las mujeres tiene que acabar!

Foto: Fabiola Granda

Hace muy poco Evelyn, abogada ayacuchana, murió estrangulada en manos de su ex pareja, frente a su hija de 4 años. Lo adicionalmente trágico de este caso es que ella había denunciado a la policía un intento anterior de estrangulamiento y esto no fue tomado en serio, no se le ofreció protección y terminó muriendo.

 ¡Paremos y marchemos porque esta indolencia de algunas instituciones públicas tiene que cambiar!

 

La escuela es el espacio privilegiado para los cambios sociales y consolidar la democracia. Si queremos igualdad entre hombres y mujeres tenemos que comenzar por la escuela, solo a través de desmontar los estereotipos de género desde la infancia y el aprendizaje activo del respeto a la diversidad evitaremos casos como el de Lucy y Evelyn aquí mencionados y muchos más.

 ¡Paremos y marchemos para apoyar la implementación con toda fuerza de la educación sexual integral con equidad de género en el país!

En lo económico, existe un 19 por ciento más de mujeres sin ingresos propios que hombres, situación que se agrava en la zona rural del país donde la diferencia llega al 33 por ciento. Por un mismo trabajo las mujeres ganan menos que los hombres. La brecha es de 15 por ciento en el ámbito público y 32 por ciento en el privado. Además, las mujeres trabajan 9 horas más que los hombres a la semana y más del 50 por ciento de horas de trabajo de las mujeres se destina al trabajo doméstico no remunerado, mientras que en el caso de los hombres la cifra asciende solo al 23 por ciento.

El trabajo en el ámbito del cuidado de otros (niños, enfermos, ancianos), asumido en su mayoría por mujeres, es fundamental para el funcionamiento de la sociedad y está invisibilizado y desvalorizado al punto de no ser retribuido. 

¡Paremos y marchemos porque en el Perú el trabajo de las mujeres se valore!

Si bien en las últimas dos décadas, con la ley de cuotas, ha aumentado la participación política de las mujeres en el Parlamento, solo la cuarta parte de curules corresponden a mujeres; y a nivel de gobiernos locales solo 3 de cada 100 son alcaldesas.

¡Paremos y marchemos para afirmar que las mujeres también tienen derecho a liderar la política en el país!

 

El aborto es una realidad en el Perú, al año 17 mil mujeres que han sido violadas recurren al aborto y este tiene que ser clandestino exponiendo sus vidas por falta de servicios legales de aborto en el país. Además, el 15 por ciento de adolescentes son madres en el país, cifra que se eleva enormemente si miramos lo que pasa en regiones como la Amazonía donde casi la cuarta parte de las adolescentes ya son madres. 

¡Paremos y marchemos porque las mujeres tenemos derecho a la salud sexual y reproductiva!

Todo esto varía de acuerdo a de qué mujeres se trata, las mujeres urbanas, con educación superior tendemos a tener mejores condiciones de vida en varios de estos aspectos. Ser mujer y pobre; o ser mujer e indígena genera mayores vulnerabilidades. Si eres una adolescente amazónica tendrás muchas más probabilidades de salir embarazada en la adolescencia, ser una adolescente rural te hace mucho más vulnerable a abandonar la escuela por dedicarte a las labores domésticas. Ser mujer lesbiana te hace mucho más vulnerable a la discriminación, tanto más si eres lesbiana y andina. Ser mujer trans es tal vez una de las situaciones más difíciles para las mujeres peruanas. Con todos sus derechos recortados, el 80 por ciento de las mujeres trans en América Latina mueren antes de los 35 años, muchas de ellas por crímenes de odio.

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres va de la mano con la lucha por la igualdad entre mujeres.

 

¡Paremos y marchemos afirmando igualdad para todas!