La experiencia que hoy vemos en el hashtag #Cuéntalo creado a raíz de la indignante sentencia que niega violación de la justicia patriarcal española a los cinco violadores conocidos como ‘La Manada’, la vivimos en Perú cuando se convocó a la movilización #NiUnaMenos, miles de mujeres comenzaron a dar testimonio de sus experiencias de acoso, violación, agresiones físicas, psicológicas, en la casa, en el trabajo, en la calle, en cualquier espacio público o privado que estuvieron o en el que estaban.

Miles de testimonios de experiencias vividas muchas veces desde la niñez y guardadas en un cuerpo que no aguantaba más. Salía a borbotones, como fuera, no había necesidad de ser acuciosa con la escritura, salía en letras mayúsculas, en bajas, en pausas, en cuatro palabras, en 140 caracteres, en un párrafo, en extensos post de Facebook, historias interminables que nos visibilizaron como país luego en la marcha más grande en la historia de nuestro país.

Cada testimonio y los miles sumados en #NiUnaMenos, como hoy lo hacen en #Cuéntalo, tuvo el poder para visibilizar la violencia de género y que hoy líderes de opinión y medios de comunicación,  ya no sean ajenos al problema, aunque siempre haya retrocesos.

“Deberían de enseñar a los hombres a NO VIOLAR, en lugar de enseñarnos a nosotras a cuidarnos de NO SER VIOLADAS #cuéntalo

Hacer visible la agresión dio y da la oportunidad de que muchas mujeres tomen conciencia de la violencia que viven, ponerle nombre a sus experiencias es tan difícil y confuso por ese discurso machista que normaliza el acoso, la violación, el golpe porque “algo habrás hecho”, el ser madre siendo niña, el ser “puta” si eres independiente, el ser “perra” si eres Respondona, y que solo te violenta más. Y, además, tienes que tragarte a los miles de machistas que heridos en su orgullo y criados para no aceptar el “NO”, te juzguen, insulten, pongan en entredicho tu testimonio y tus motivaciones. No hay mayor motivación que soltarlo todo, sacarse ese dolor que oprime la vida, porque la vida se trunca y se destruye después de la violencia. Hablar es aliviar sacar ese dolor, quitarse un peso de encima y poder sobrevivir abrazada a otras sobrevivientes.

Así como #Cuéntalo, en su momento #NiUnamenos despertó una conciencia dormida en la población. Y luego de los miles de testimonios y conocer cifras de terror nos pudimos dar cuenta que somos un país de violadores, ojo, terceros en el mundo en crímenes de violaciones sexuales. Y hoy nos seguimos dando cuenta que esa justicia patriarcal que se está denunciando en España, es corrosiva y en el Perú también –seguramente- batimos récord, sino revisemos las sentencias últimas en el caso Arlette Contreras, en el padre violador que la policía acaba de soltar, en el caso Sodalicio, en el caso de las niñas de Cajamarca y así innumerables. Ah, y nunca dejemos de lado pensar en los miles de casos que no se denuncian y que deben estar ocurriendo mientras usted lee esta columna y yo la escribo.

Basta leer un minuto los mensajes de #Cuéntalo en Twitter para quebrarse por el día a día de terror que vivimos. Pero hay que estar fuertes y unidas, porque el machismo se resiste y morir, y así como insulta por redes, acosa en las calles, golpea en las casas, mata en donde se le dé la gana; se sabe con la complicidad de policías, jueces, pastores evangélicos, arzobispos, cardenales, congresistas, ministros y presidentes, y sale a las calles disfrazado de marchas por la vida cuando su discurso es de odio.

En España #Cuéntalo que a través de redes sociales se extiende al mundo. Antes #MeToo en Estados Unidos y Europa, #NiUnaMenos, #Respondonas, Paro Internacional de Mujeres en Perú y el #YoTeCreoHermana en varios países. Las mujeres no solo testimonian, están dando la pelea al machismo estructural y los hombres se están sumando, pero háganlo bien, sin imponer ni aleccionar. El silencio va dando paso a la voz que grita, el cuerpo que marcha y se apropia del lugar que le han quitado en el mundo. Así que agárrense porque eso es feminismo, y el feminismo promete.