2 611 personas fueron víctimas de este delito aún invisibilizado. Mujeres y menores de edad son la principal población afectada por la trata de personas y apenas se han dado 72 sentencias condenatorias. ¿Qué retos existen para enfrentan este flagelo que encuentra un terreno fértil en varias regiones de Perú?
Por Wilson Chilo
En el Día Mundial contra la Trata de Personas, que se recuerda cada 30 de julio, las cifras por este delito en Perú no dan tregua. De acuerdo al Ministerio Público, durante el año 2021, un total de 2 611 peruanas y peruanos fueron víctimas de trata. De esa cantidad, el 83% (2 163) fueron mujeres y el 25% (651) menores de entre 6 y 17 años.
La llegada de la pandemia tampoco detuvo las actividades ilegales de este tipo de delito, que conlleva la captación, transporte, traslado o recibir y/o retener a una persona para explotarla, laboral o sexualmente entre otras modalidades.
ESCENARIO DE TRATA Y PANDEMIA
En el periodo de abril 2020 a junio 2021, que coincide con la declaración del Estado de Emergencia por COVID-19, las FISTRAP (Fiscalía Especializada en Trata de Personas) registraron 244 víctimas de trata de personas en regiones de captación y destino: 129 con fines de explotación sexual y 115 de explotación laboral. El 92% (225) de víctimas fueron de nacionalidad peruana, el 6% (14) venezolana y el 1.2% (3) de otra nacionalidades (boliviana, panameña y ecuatoriana).
El 93% (26) de las víctimas captadas en Cusco, son trasladadas fuera del departamento como a Madre de Dios (19), Arequipa (4), Puno (2) y Lima (1); únicamente el 7% (2) ha tenido como destino el mismo departamento.
La Fiscal Provincial Especializada en delitos de Trata de Personas de Cusco, Andrónika Zans Rivera, precisa que no cuenta con respaldo estadístico que corrobore el incremento de la trata en sus diversas modalidades durante pandemia y menos para Cusco.
“Con la pandemia se han impedido que locales abiertos al público como bares y cantinas, discotecas y hoteles estén abiertos, lo cual ha generado que el tratante se dirija a ámbitos más privados, como es el alquiler de departamentos, garajes, entre otros. Eso ha invisibilizado no solo la trata, sino la explotación sexual y laboral. Si ya era difícil visibilizar un delito que podría cometerse de manera pública, al hacerlo en estratos más privados ha generado más problemas”, indica la fiscal.
CAPTACIÓN POR REDES SOCIALES
Otro aspecto importante es la captación de los tratantes mediante redes sociales. A través de juegos interactivos y en red, pedófilos y tratantes se vinculan con las potenciales víctimas. La trata de personas ha encontrado en las redes sociales una nueva herramienta.
Así lo advierte Ricardo Valdés, Director Ejecutivo de CHS Alternativo, organización que realizó el ‘Estudio Longitudinal de acceso a Internet de niñas, niños y adolescentes en el Perú’ y del «Patrullaje digital en redes sociales y videojuegos».
Los estudios revelan que el 12% de madres, padres y/o personas cuidadoras aseveraron que los menores bajo su cuidado recibieron mensajes con contenido y/o ofertas sexuales a través de Internet, porcentaje que equivale a más de 800 mil niñas y niños expuestos a una posible captación con fines de explotación sexual.
CUSCO, TERRITORIO DE PASO
La fiscal Andrónika Zans Rivera señala que la región se encuentra al centro de zonas de explotación por trata como Puno, Arequipa y Madre de Dios; lugares también de minería informal. Esta ubicación le da una característica especial a la región como zona de captación y de paso. De la cifra de más de 2 611 personas víctimas de trata en el país, 62 pertenecen a Cusco.
Andrónika Zans explicó a Wayka cómo se grafica el mapa del delito de trata de personas en Cusco. Así tenemos a la provincia de La Convención, lugar de captación y explotación, tratantes y las víctimas suelen pertenecer al mismo territorio. Por otra parte, figura la provincia alto andina de Espinar, donde existe la minería formal; allí se ha identificado explotación sexual de víctimas foráneas que vienen de Arequipa, Puno y Loreto. La provincia de Quispicanchi es otra zona de paso porque cubre la ruta interoceánica que conecta a Cusco con Madre de Dios.
“Las cifras de estadística no reflejan este grave fenómeno por varios aspectos; el ciudadano de a pie no conoce la trata de personas, no sabe en qué momento identificarlo y que está frente a este delito, el ofrecer trabajo a una persona en situación de vulnerabilidad con buena paga, sin experiencia laboral, ya es un aviso sospechoso; sin embargo, no existe una cultura de denuncia”, resalta la fiscal Zans Rivera.
IMPUNIDAD Y PREVENCIÓN
El Ministerio Público reporta que, pese a la cantidad de víctimas registradas en el último año, solo se dieron 72 sentencias condenatorias y 23 absolutorias; aunque el Poder Judicial maneja otra cifra. Esta situación impacta en las víctimas, no solo porque ven sus proyectos de vida truncados, sino además no logran el acceso a la justicia.
Mercedes Arce, directora de Programas y Proyectos de CHS Alternativo, menciona que la falta de un enfoque centrado en la víctima tras su rescate es otro de los retos ausentes.
“La víctima es puesta en albergues o en casas de acogida, donde no siempre se garantiza que lleve un proceso de recuperación y reinserción. Además, cuando es retirada, en muchos casos retorna a su familia, donde están sus victimarios, haciendo que vuelvan a caer en manos de los tratantes y al círculo de donde escapó”.
Arce agrega que la data oficial de las víctimas se orienta solo a las denuncias, pero no hay un registro sobre qué sucede luego del rescate y recuperación. “Por ejemplo, cuántas de estas 2,611 víctimas pudieron ser rescatadas y reinsertadas, cuántas cambiaron su vida o regresaron con sus tratantes, eso no lo sabemos”.
La fiscal Zans Rivera señala que el reto en el eje preventivo es hacer un llamado a las instituciones del Estado, sociedad civil y ciudadanos de a pie a ser vigilantes de las poblaciones vulnerables, sobre todo de mujeres, niños y migrantes.