Caravana migrante. Más de seis mil migrantes hondureños intentan ingresar a Guatemala en una caravana que tiene como meta final Estados Unidos. Huyen de la pobreza y la violencia agravada tras los huracanes Eta y Iota, además de la pandemia por el coronavirus. Este domingo se reportaron nuevamente enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en  el kilómetro 177 en Vado Hondo en la frontera de Honduras con Guatemala.

La Policía y el Ejécito usaron gas lacrimógeno para contener a la caravana que intentaba avanzar hacia la frontera con México. Los migrantes hondureños buscan un mejor futuro y tienen la esperanza de que la próxima toma de poder de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos flexibilice las políticas migratorias.

Policías y militares de Guatemala lanzando gas lacrimógeno a migrantes hondureños para evitar su paso en Vado Hondo. Foto: Sandra Sebastián (AP).

Varios migrantes fueron heridos y detenidos por la policía y los militares guatemaltecos al ser reprimidos y aporreados con palos. Según las declaraciones de Guillermo Díaz, director General de Migración, al medio La Hora, hasta el lugar han llegado más de 6 mil personas.

El presidente de Guatemala Alejandro Giammattei dio la orden de evitar el paso de los migrantes hondureños ante el riesgo de contagios por COVID-19. Medio millar de militares permanecen en Vado Hondo, dijo a periodistas el coronel Rubén Tellez, vocero del Ejército.

Lorena Guzmán, coordinadora de Migración del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Centroamérica y México, señaló en una entrevista con El País que los migrantes hondureños, “desde antes de salir ya estaban en situación muy precaria”. La caravana está compuesta principalmente por jóvenes, pero también por familias y niños, quienes no solo enfrentan los cambios bruscos de temperatura, sino también se exponen a los contagios y a la represión policial y militar.

El Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, Jordán Rodas, consideró “deplorable el brutal uso de la fuerza” por parte de los policías y militares para frenar a los migrantes hondureños. “La migración es causada porque en nuestros países no existen condiciones mínimas para una vida digna”, reclamó.

Las fuerzas de seguridad de Guatemala golpean con palos a los migrantes para impedir su paso hacia México. Foto: Johan Ordóñez (AFP).

Para ingresar a Guatemala, los migrantes deben contar con documentos y una prueba negativa de COVID-19. Guillermo Díaz también señaló que las personas que el gobierno de Guatemala está retornando no va en proporción a las personas que ingresal al país. «Las que han regresado, lo han hecho mediante un trabajo de sensibilización, al hacerles entender de que sus vidas están en riesgo», señaló. Hasta ahora 1 383 personas de la caravana han sido devueltas a Honduras, entre ellos 192 niños.

Si esta caravana logra atravesar Guatemala, el siguiente paso fronterizo sería México, probablemente en el Puente Internacional Rodolfo Robles entre Ciudad Hidalgo y Tecún Umán. Autoridades mexicanas ya han reforzado los controles en la frontera sur en el Estado de Chiapas.

No obstante, los migrantes tienen esperanzas por un acuerdo entre el presidente de México, López Obrador y el presidente electo, Joe Biden, donde se comprometían a reestructurar las políticas migratorias de los dos países “para garantizar una migración segura y ordenada, contener el coronavirus, impulsar las economías de América del Norte y asegurar la frontera común”, como señala el diario El País.

Por su parte, el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Mark A. Morgan, manifestó: “No pierdan su tiempo y dinero y no arriesguen su seguridad y salud. Es un viaje mortal”, según una publicación de El Comercio.

Desde el 2018, miles de migrantes hondureños han intentado llegar a Estados Unidos en caravanas, pero la mayoría no lo ha logrado.