Escribe Kely Alfaro Montoya, ingeniera economista. 

El Estado Peruano (que somos todos) desde 1980 aporta una parte del presupuesto público por motivos de “reparación y reconocimiento histórico” a la institución de la iglesia católica. Este monto en los último 5 años ha significado el desembolso a la Iglesia Católica (si con el dinero de nuestros impuestos) de poco más de 13 millones de soles; dinero del que el Estado no pide explicación alguna o algún “producto” como dirían los especialistas del MEF, lo que significa un presupuesto anual superior a los 2 millones 600 mil soles para cubrir sobre todo asignaciones, que no pueden ser llamadas salario, a razón que no están exentas del IGV o sea es “dinero bruto” (vale la doble interpretación) y claro, sin ningún tipo de auditorías.

Hace unos días el presidente Humala nos sorprendió con un incremento de cien nuevos soles del salario mínimo, pero esto no les preocupó a la iglesia católica que recibe asignaciones en su más alta jerarquía; es decir, Cardenal similar a un ministro o sea S/.30,000 soles (sin descuentos), monto que varía si eres Arzobispo(80%); Obispo (60%) y así sucesivamente de acuerdo a cargos, hasta llegar al monaguillo que significa el 5% de la remuneración del director de Ministerio.

Deberíamos ser un Estado Laico pero en los hechos no lo somos, el monto asignado este año para la institución supera significativamente lo que Estado le asignó a acciones como la reducción de la minería ilegal que solo llega a ser el 28 % de lo que el Estado asigna a la Iglesia u otro rubro preocupante que es la preservación del patrimonio cultural inmaterial que tiene el 24% de lo que se le asignó a la Iglesia. Y sobre todo éste rubro: La información respecto a educación sexual, salud reproductiva y métodos de planificación familiar que este año es el 35% del monto que tiene la iglesia y que es justamente este tema el que tanto se escuda la iglesia para sus marchas … ¿Cómo decidir bien sobre nuestra sexualidad o información respecto al simple hecho de la planificación si ésta tiene un presupuesto inferior que una institución que no hace más que desinformar o simplemente no informar respecto a estos delicados temas?

¿Esto debería seguir así? ¿Qué proponen los candidatos? ¿Es correcto que la institución a la que no todos los peruanos y peruanas formamos parte sea subvencionada por todos? ¿Y  tenga más presupuesto que otros rubros que son cruciales como es ambiente, cultura o educación sexual, por ejemplo?