Ya es patente de un grupo de comedias estadounidenses hacer escarnio de la incapacidad de los padres para hacerse cargo de sus hijos y de las tareas domésticas, más aún cuando la mujer y madre es la que trabaja y sostiene al hogar. Este tipo de personajes suelen ser objeto de burla y de risa (para el espectador) debido a que son mostrados como inútiles al llevar el liderazgo del hogar, por ellos los chistes o gags se basan en lograr la carcajada a punta de su torpeza cocinando, haciendo las tareas escolares o controlando al más pequeño de la casa. La gracia está en colocar a un personaje sufriente en un entorno que no le es natural: el hogar.

En la famosa comedia Tres hombres y un bebé (1987) de Leonard Nimoy, el macho alfa Tom Selleck y los torpes Steve Guttenberg y Ted Danson vivían “aventuras” al cuidado de un nene que dejaron abandonado en la puerta de su departamento. La anomalía de criar a un niño se volvía en un éxito de taquilla en un mundo real donde esta actividad era vista como sui generis. Situación similar vive Vin Diesel, aunque veinte años después, en Una niñera a prueba de balas, donde encarna a un espía secreto recio que tiene la misión de cuidar a un grupo de niños pequeños,  logrando cambiar metralletas, granadas y machetes (oh, pobrecito) por pañales, pelotas y canciones infantiles. Y más de lo mismo en La guardería de papá de Stever Carr, donde Eddie Murphy pone un kindergarten improvisado, donde cuida infantes con caramelos, gomitas o siestas extensas, en la sala de su propia casa mientras su esposa sale a trabajar para mantener a la familia. Nuevamente la torpeza paterna y su noble intención de hacer las tareas caseras bien como vía para lograr la risa.

Pero también está la rama de la comedia donde los protagonistas son padres solteros en busca del amor de su vida, y donde utilizan su imagen de amos de casa y padres adorables para atraer mujeres sensibles. Pasa en No se aceptan devoluciones o en la peruana Margarita, por ejemplo, que es otra vena de la comedia, donde el padre soltero (quien se ve en la situación de convertirse en padres a la fuerza) solo se completa si encuentra a la mujer de su vida con la cual pueda intercambiar el rol casero, o sea lograr la “felicidad”.

Más allá de la capa de “empoderamiento” que se le da al personaje de Elastic Girl, y que es lo que ha llamado más la atención, en Los Increíbles 2 se mantiene como recurso de comicidad apelar al padre torpe. Si la mujer sale a trabajar y deja en manos del esposo el cuidado de tres hijos, lo más probable que suceda es que se queme el agua hervida o la barba le crezca como síntoma de dejadez y agobio. Mr. Increíble tiene que lidiar con una empresa que no tiene villanos, sino solo tareas escolares y dramas adolescentes. Y quizás allí resida aún la ambivalencia de este tipo de productos hechos para la taquilla, que esperan tocar las médulas emocionales usando la lógica de algunos estereotipos difíciles de roer, y también de estereotipos para complacer, como el de la mujer liberada y empoderada.

Pese a las moralejas de que los padres no solo son una suerte de acompañantes en el cuidado de los hijos sino que también son corresponsables de la crianza -que por años ha caído solo bajo figuras maternas- estas situaciones son mostradas como inusuales, como fuera de lo común, como situaciones inusitadas que ni el más fuerte de los superhérores puede lidiar con facilidad.

Puntuación: 3