La ausencia de Perú en el Festival de Cannes, por Mónica Delgado

Comienzo este texto con una anécdota. Me reúno con una productora francesa y su equipo, y al final del encuentro me dice: “dime en qué parte del Marché du Film está ubicado el stand de Perú para dejarte allí lo acordado”. Bueno, tuve que responder la típica respuesta desde que Cannes creó su mercado: Perú no tiene stand.

El Marché du Film es un lugar de encuentro relevante, que se lleva a cabo en los dos primeros pisos del Palace du Festival, en paralelo a la exhibición de films en competencia oficial. Allí se pueden comprar y vender films, realizar reuniones con potenciales productores, co-productores y distribuidores de todo el mundo, realizar workshops, así como mostrar las películas que se quieran negociar. Es que a pesar de la trascendencia del mercado audiovisual más grande del mundo, el gobierno peruano aún no tiene noción de la importancia de que la comunidad del cine nacional pueda participar en este tipo de eventos y hacer visible lo avanzado. Si bien en los últimos años Perú ha estado presente con stands propios en Ventana Sur en Buenos Aires, en el mercado del festival de Guadalajara en México o en el menos prioritario MIPCOM, ya que se trata de un mercado de series y televisión (se desarrolla cada octubre en Cannes), aún la presencia es precaria y muy limitada. Es notorio de que estas acciones no pertenecen a estrategias organizadas y planificadas, que respondan a una política nacional de promoción del cine peruano, por ello, aún es perceptible la ausencia del Perú, más aún cuando otros países de la región vienen cada año y entablan relaciones a todo nivel.

Estos espacios de participación son urgentes (especialmente los mercados de Cannes, Berlín, Toronto o Los Ángeles), ya que cada país tiene la oportunidad de mostrar el cine que se viene haciendo con apoyo del propio Estado, fondos internacionales, o hasta con aportes de fundaciones privadas (inexistentes en nuestro país); dando asi a conocer nuevos proyectos y sus necesidades de financiamiento, distribución o de coproducción. Y claro, también promover al país como un atractivo de locaciones, desde una Film Comission, pero sin una ley que establezca las reglas del juego solo se estarían vendiendo lugares para postales. Se está obviando temas tan importantes como los incentivos tributarios o facilidades para coproducir con convenios con otros países (tal como los tratados bilaterales que tiene Chile con Argentina, Brasil, Canadá o Francia). Es decir, urge pensar en grande. En esta edición de Cannes están presentes con stands y oficinas propias Chile, Argentina, Colombia, Panamá, Costa Rica, Brasil, Uruguay, México, para mencionar algunos de la región.

¿Qué hay de Perú ahora en esta edición de Cannes? No tenemos películas en ninguna sección oficial, ni en la Quincena de Realizadores ni en la Semana de la Crítica. No hay productoras presentes para negociar o financiar proyectos. Hay en el Marché du Film inscritos como compradores el Festival de Cine de Lima y un par de distribuidoras locales. O ejemplos como el de la Habanero Films de Brasil, que viene presentando en el Marché du Film la ópera prima de Antolín Prieto, Los Helechos. Quedan al margen también los intentos individuales de cineastas o productores que visitan ocasionalmente el festival, con sus propios medios, intentando conseguir algo sin tener el respaldo de su propio país.

No podemos seguir estando en la “política del dedazo”, de que solo se organicen y participen pequeños grupos de personas allegadas a Promperú, como pasó con MIPCOM el año pasado, donde se ofertaron películas y series de dudosa calidad. La intención es que se generen oportunidades de participación sin favoritismos, y esto solo se consigue elaborando una política real de apoyo y visibilidad al cine peruano y no solo con el fin de repartir bolsos y demás merchandising de Marca Perú.

 

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