Los últimos siete días. Eyvi sigue dormida porque los médicos dicen que solo así soportará el dolor de las quemaduras. Dos hombres desfiguran a una mujer que reaccionó ante el acoso (y no piropo). Una niña violada por el padre oculta cuatro días en su casa. Una mujer acuchillada en un banco de Miraflores por un acosador. Un fanático religioso toma el control de las redes sociales de la Fuerza Aérea del Perú y proclama que esta institución del Estado participará en la mal llamada Marcha por la vida que organiza el Arzobispado de Lima en alianza con el colectivo Con mis hijos no te metas. Un documento del colegio Ricardo Bentín demuestra una vez más que el Arzobispado ordena y dispone de los profesores y alumnos para que asistan en grupos de 15 a la mencionada movilización. Fotografías de varios colegios estatales con enormes banderolas de esa marcha y un discurso del primer ministro César Villanueva que no menciona la igualdad de género, nos siguen mostrando que los gobiernos acatan a pie juntillas lo que dispone el poder religioso que es también un poder político y económico.
El poder político religioso es antiderechos. Es el peor enemigo de una sociedad que desea avanzar hacia el desarrollo. Se opone a la idea de que las mujeres tengan poder, se opone a leyes contra los feminicidios y contra los violadores (basta ver cómo votan los pastores evangélicos y congresistas aliados en el Congreso), niega la diversidad sexual.
En estos días en que hemos tenido una seguidilla de feminicidios ¿alguien vio al cardenal Cipriani o al colectivo Con mis hijos no te metas o sus voceros levantar la voz contra los asesinatos y actos de violencia? NO. ¿Por qué? Porque no les importa lo que les pase a las niñas y niños violados, ni a las mujeres violadas, golpeadas, quemadas ni asesinadas. La vida que ellos defienden es la suya, la eternidad de sus discursos de odio para seguir contaminando a la sociedad con la idea de que es el hombre el único que posee el poder y perpetua la especie humana. La mujer es solo un objeto para reproducir y botar. Y si ella le dice que no, le espera la muerte.
“No es tu cuerpo, es tu hijo”, dicen sus banderolas. ¿No es tu cuerpo? ¿Y de quién es? ¿De ellos? ¿Del Espíritu Santo? Esa lejanía de la realidad es la que los condenará. El aborto ya no es un tema tabú, ni puede serlo. Debe ser un tema de salud pública. Miles de mujeres abortan ya sea por violación, por no interrumpir sus proyectos de vida, por situaciones de extrema pobreza, porque sus parejas las violentan, por miles de razones. ¿De qué lado están los conservadurismo?¿De la mafia de médicos aborteros clandestinos? ¿De los violadores, pedófilos, asesinos? La realidad es que las mujeres seguirán abortando aunque el riesgo se ala muerte, así baje dios a decir que NO.
El mundo no puede dejar que esta arremetida conservadora triunfe. Es más, ya el feminismo en aumento y ahora visible le está haciendo el pare. ¡Y vaya que los ha herido! Ahora salen hordas machistas insultando a las feministas, a las mujeres no feministas pero empoderadas, a todas las que se atrevan a protestar contra la violencia y hablar de género. Mucho discurso de dios, pero llenos de odio, salen a matar. Su resistencia es con odio y muerte que disfrazan con ‘marchas por la vida’.
El Gobierno debe quitarse las ataduras, los crucifijos e ir cerrándole el paso a las ceremonias oficiales vestidas de religión (Te Deum, romería, misas antes de protocolos), no solo porque somos un Estado laico sino porque se está siendo cómplice de una secta de muerte. Somos el tercer país con mayor índice de violadores, cada día cuatro niñas violadas son madres, los feminicidios se acrecientan y ahora se ejecutan a vista y paciencia de la ciudadanía.
Que la FAP haya tenido que sacar un comunicado tras la presión de la gente en redes sociales y distanciarse de la marcha religiosa conservadora, dice mucho; aunque queda la duda de si realmente el binomio religión-militarización no tiene una alianza para esa movilización, lo cierto es que aún si fue un trabajador, obviamente fanático religioso el que usó las redes sociales de una institución castrense, nuestra seguridad nacional ha fallado. Si las redes sociales no alertaban, el mensaje de Twitter hubiese continuado. Cómo se elige a la gente que controla las comunicaciones de una institución tan importante. Tampoco se sabe qué acciones de protección se van a tomar y si se ha sancionado.
Y mientras tanto, el Ministerio de Educación sigue mudo. Y el premier César Villanueva repitiendo el discurso de los conservadores y fujimoristas de que todo es culpa de los ‘antis’, y apenas dedicando un párrafo de su discurso a las mujeres, pero solo para decirles que pondrá más Centros de Emergencia Mujer. Cuando les hayan pegado, veremos. Cero conexión con la realidad, cero enfoque de género, cero prevención.
El presidente Vizcarra dijo en su mensaje a la Nación al asumir el cargo que “la educación es primero”. No puede haber avance en educación si no se cambia la mentalidad arcaica y machista. Ahora es tiempo.