Una vez más la prensa naranja se ha puesto en evidencia al ser vocera de un calculado ataque al gobierno que culminó con la renuncia del excanciller Héctor Béjar.
El último domingo el programa Panorama –prensa naranja- difundió unas declaraciones del entonces canciller Héctor Béjar sobre un tema del que –la derecha bruta y achorada sabe bien que los peruanos no se pondrá de acuerdo- y que es: el conflicto armado, al que ni siquiera quieren llamar así y solo llaman “época del terrorismo”, porque –obviamente- tendrían que reconocer que personajes como Alberto Fujimori están presos por actos de terrorismo de Estado (casos La Cantuta, Barrios Altos).
Una vez que el programa emitió esas declaraciones editadas, apenas un extracto, sin mayor contexto de lo que hablaba el canciller, armaron un escándalo en el que es más que obvio seguía el pronunciamiento de una Marina indignada; grave que una institución que se presume seria hiciera eco de un reportaje a medias tintas. Pero también es conocido que históricamente las Fuerzas Armadas no admiten más verdad que la suya y mantienen una narrativa que solo ha llevado a mantener en la impunidad casos de violaciones de derechos humanos por los que ha sido denunciada, como El Frontón en el gobierno de Alan García que involucró a unos 34 marinos, por citar un caso emblemático no resuelto hace más de 30 años.
Nadie hasta ahora ha pedido esclarecer la intromisión de la Marina en lo que es a todas luces un enfrentamiento político de fuerzas golpistas contra el gobierno que no aceptan. Aquí se debe ser claros y conocer quienes estuvieron tras ese comunicado, más aún cuando hace pocas semanas quedó en medio de la tormenta por las llamadas telefónicas de Vladimiro Montesinos desde su prisión en la Base Naval.
Lo sucedido en estos días admite la pregunta: ¿Qué sector de la Marina responde a las estrategias acordes a los discursos fujimoristas y a los pronunciamientos de exmilitares ahora congresistas como Jorge Montoya y José Cueto de Renovación Popular?
La Marina pudo haber pedido una explicación al canciller, pero fueron directo al escándalo al que inmediatamente –como llamados formar filas- se unieron en comparsa políticos como Keiko Fujimori, el mismo Montoya, y hasta el investigado por Gasolinazo, el exjefe del Comando Conjunto César Astudillo.
Era obvio que la arremetida venía contra Béjar a quien atacaron desde el primer día de su designación y al que Renovación Popular incluso se atrevió a poner como condición para el voto de confianza. Una de las cinco cabezas que exige. Y más aún luego de que en su plan ministerial, Béjar advirtiera que iba en contra de los que partidos de la oposición ahora electos en el Congreso, no pretenden apoyar como: el Acuerdo de Escazú, el respeto a los derechos sexuales de las mujeres y personas LGTBIQ y la supuesta salida del Grupo de Lima aunque esto último no se ha confirmado oficialmente.
Aquí hay una maquinaria que juega en pared: el fujiaprismo (basta ver a Jorge Del Castillo y otros apristas en las marchas), Renovación Popular, el claro comportamiento autoritario de la acciopopulista María del Carmen Alva, y sus partidos aliados que con su silencio también avalan los golpes; además de una prensa ayayera. No en vano los periódicos del grupo El Comercio, como El Trome, Perú 21, Diario Correo, y el propio diario El Comercio apuntaban en coro contra Béjar: incluso el diario Ojo lo llamó “Canciller del terror”.
Es cierto que Béjar es un exguerrillero, como también es un intelectual y ejerce docencia por años. La historia no debe confundir ni acciones ni términos. Ni guerrillero es igual que terrorista. Ni guerrillero quiere decir muerte. Ni Marina de Guerra quiere decir inmaculada. Ni Fuerzas Armadas significan inocencia en el conflicto armado sino ahí está el informe de la Comisión de la Verdad que da cuenta de episodios de brutal violencia por los que son y deben seguir siendo juzgados. Vale preguntarse, ¿hasta cuándo seremos un país sometido a lo castrense?
Aquí lo que se trama, llamando a desconocer el voto del pueblo y sembrando noticias falsas, esparciendo especulaciones que crean inestabilidad en precios de alimentos, boicoteando el proceso de vacunación y con posturas autoritarias, son aquellas fuerzas políticas que van por la censura del Gabinete Ministerial que preside Guido Bellido. Y preparan un enfrentamiento mayor que lleve a un escenario de vacancia presidencial o golpe de Estado disfrazado de institucional.
Solo basta con escuchar al propio Jorge Montoya: “Ahora sigue el ministro del Interior, luego Defensa, y así uno por uno”.
Béjar era solo un punto en el perverso plan antidemocrático y anticonstitucional de los partidos de derecha y aliados que no reconocen la victoria de Pedro Castillo. ¿Quién está sembrando el terror ahora?
Este sería un buen momento para que el presidente Pedro Castillo y el Gabinete Ministerial alerten a la población y hagan una declaración pública y contundente. Que no pase por agua tibia lo que, finalmente, la derecha bruta y achorada le está haciendo al país que vive en permanente crisis, con una alerta de tercera ola de pandemia en la puerta. Porque se viene más.