Víctor Zamora, ministro de Salud, reveló a IDL-Reporteros que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha comprado todas las pruebas moleculares dejando al mundo sin mercado.
Zamora también indicó que su estrategia contra el COVID-19 depende del mercado. “Yo puedo aprobarte todas las normas sobre termocicladores, pruebas rápidas, y cloroquina y todas las cosas. Pero hoy, el mercado global, al menos para ese producto, no existe”, dijo.
“Sálvese quien pueda. Trump se ha comprado todos los PCR (…) La cloroquina ya se la compraron todos. Dejando a los misios y a los chiquitos sin alternativa. Los productos de protección personal, en el mundo son escasísimos. Los equipos de soporte ventilatorio son difíciles de encontrar y muy caros.”, agregó Zamora.
Las estrategias de los países desarrollados contra el coronavirus han dejado a los más pequeños con pocos recursos. Sin embargo, el ministro de Salud mostró su plan para frenar la propagación del COVID-19.
El Plan
Según Zamora, la medida para enfrentar el virus en Perú es la cuarentena debido a que todos los humanos son transmisores del covid-19. Mientras no haya cura, “la única forma que tenemos hoy es la medida física, la distancia. No hay medida química”.
El ministro también habla de los cambios sociales como la proximidad entre personas. “En Corea no se necesitan tomar estas medidas [de extrema cuarentena] porque culturalmente los coreanos son distintos. Normalmente viven a un metro de distancia. Ellos no se dan la mano. A nosotros nos tienen que encerrar. Estas medidas no las toman en España, en Italia. Culturalmente son como nosotros, tienen una [red] primaria potente, porque el sistema sanitario español es mucho mejor que el nuestro. Pero se abrazan, se besan, salen todo el tiempo”.
“La segunda forma de bloquear físicamente a la gente, es identificarla temprano. Para eso necesito el diagnóstico, los tests”, dice Zamora.

“Todas estas bolitas tienen nombres y apellidos, todos han sido testeados. El piloto contagia a uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. Cada uno produce un cluster [racimo] de contactos. Estos siete casos los diagnosticamos tarde. Si nosotros hubiésemos tenido la tecnología que tiene Corea [del Sur] hubieran sido identificados rápidamente. Este va y visita a su abuelita. Se va diseminando. Si hubiéramos identificado a tiempo, hubiéramos podido bloquear a los contactos de primera y segunda generación y ahí quedaba. Se queda en Surco, en el barrio, entre las calles tal y tal. Y lo bloqueo. No tendría que parar el país, si tuviera la capacidad de diagnosticar rápidamente”, cuenta Zamora sobre el plan.
¿Para qué sirve el test?
“Para confirmar una sospecha y tomar una decisión. Para confirmar mi diagnóstico [a partir de los síntomas] y evitar que contagies a los demás. Otra razón es para tomar una decisión de tratamiento”, dice el Zamora.
“La prueba molecular es la mejor. 99% de certeza. Pero, ¿qué necesitas? Un equipo que vaya a tu casa. Esa gente que hace la prueba se muere de miedo. Entonces te la toma así nomás. Una babita… Si la toman así es una prueba mala. Y luego lo llevas a un maquinón. Tienes que esperar. Es intensivo en uso de mano de obra y tecnología. Y cuando la muestra está bien hecha, la prueba te da el resultado”, agregó.
La cloroquina no es la maravilla
Zamora indica que hay un interés sobredimensionado en la coloroquina, que hoy escasea debido a su alta demanda por el COVID-19. Sin embargo, es una esperanza pero no es una maravilla.
“Sí, todos están expectantes pero… hay que tener cuidado porque no hay suficiente evidencia. Ni para uno ni para otro lado”, dice. “Hay una hipótesis que esta enfermedad no generaría una inmunidad suficiente como para no volver a venir igual. Si generase inmunidad, a la vuelta, afectaría solo a los que no le dio. Pero si no, el mundo viviría parado. O aceptaríamos que cada cierto tiempo tendríamos que dar nuestra cuota demográfica”, agregó.