Por Álvaro Meneses
Del 2001 al 2020, de acuerdo a reportes cruzados de los ministerios de Ambiente (Minam) y de Desarrollo Agrario y Riego (Minagri), el país ha perdido 2 millones 636 mil 585 hectáreas de bosques. Entre las regiones más golpeadas por la deforestación se encuentran Loreto, Ucayali, San Martín y Huánuco.
Según los reportes del Programa Nacional de Conservación de Bosques del MINAM y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) del MINAGRI, en los últimos veinte años, la selva peruana ha perdido más de dos millones de hectáreas de bosques. La principal causa directa de la pérdida de cobertura forestal, de acuerdo a las instituciones públicas citadas, es la actividad agroindustrial, como el cultivo de palma aceitera.

Frente a esa situación, la ingeniera forestal de la Sociedad Peruana de Ecodesarrollo y defensora ambiental reconocida por el Ministerio de Justicia, Lucila Pautrat Oyarzún, apunta también sobre las causas indirectas de la deforestación. Estas son el crecimiento económico basado en el extractivismo de productos primarios, la creciente demanda de madera y productos agroindustriales.
Entre otras causas indirectas, Lucila Pautrat también señala la débil gobernanza e institucionalidad del sector forestal, la falta de coordinación intersectorial e intergubernamental, la inseguridad en la tenencia de la tierra y el acceso a los bosques, las economías subterráneas y la creciente incidencia de actividades ilícitas como el tráfico de tierras, narcotráfico, así como la minería y tala ilegal.
Tamshi S.A.C es una de las empresas sancionadas por actividades vinculadas a la deforestación de la Amazonía peruana. En noviembre de 2020, la Dirección de Fiscalización y Aplicación de Incentivos del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), Tamshi fue multada con 30’305,303 UIT por realizar actividades agrícolas sin un instrumento de gestión ambiental y bajo un control deficiente de sus residuos en el Fundo Tamshiyacu, de la provincia de Maynas, Loreto.

La agroindustria, sin embargo, sigue siendo a la fecha la actividad más nociva para la Amazonía peruana: más de 1 millón 100,000 hectáreas de bosques perdidos del 2001 al 2017 eran de superficie agrícola.
Solo en el cultivo de palma aceitera, considerada una actividad agroindustrial, 13 mil 993 hectáreas dedicadas a este sector son operadas por tres empresas: 8,835 hectáreas a Plantas del Shanusi S.A, y 5,158 a la Asociación Jardines de Palma e INDUPALSA.
Esta actividad tomó fuerza hace cuarenta años, cuando el Convenio de Cooperación Técnico Económico le entregó a la empresa estatal EMDEPALMA S.A 10 mil 600 hectáreas de bosques inundables en la Quebrada de Paparo, cerca al río Manití, en la provincia de Maynas (Loreto) para el desarrollo de palma aceitera.
A Loreto, el departamento más golpeado por la deforestación con 488,198 hectáreas de bosques perdidos del 2001 al 2020,.
Le sigue Ucayali (470,118 ha), San Martín (467,696 ha), Huánuco (351,792 ha), Madre de Dios (254,153 ha), Junín (185,967 ha) y Pasco (124,021 ha).
Solo en 2020, Ucayali perdió 38,377 hectáreas de bosques, mientras que Loreto 34,778. Ese año también desaparecieron 20, 149 ha de bosques de San Martín y 23,042 ha en Madre de Dios.