La historia de Elena, el nombre que vamos a darle a la adolescente de este reportaje para proteger su identidad, es la historia de muchas adolescentes peruanas. Ella tiene 14 años, pero antes de cumplirlos ya estaba embarazada de un hombre de 21. La conocimos cuando aguardaba, junto a su tía, por atención en el área de Planificación Familiar del hospital María Auxiliadora. Además de ella, otras cinco adolescentes embarazadas resaltaban entre todas las mujeres allí congregadas, debido al contraste entre su juventud y sus barrigas pronunciadas.
Elena está embarazada de 5 meses y vive ahora con el hombre que la embarazó, y se dedica a cuidar y mantener la casa en la que ahora conviven en el distrito de Chorrillos. Empezó a atenderse en el Hospital María Auxiliadora porque le dijeron que en la posta de su casa no podrían atender su parto, que es de riesgo debido a su corta edad. El caso de Elena quien aún no ha terminado el colegio pero ya debe hacerse responsable de una maternidad, no es aislado. La violencia machista, aunada a la ausencia de la educación sexual y los altos índices de violencia sexual generan las condiciones para que el Perú sea uno de los países de la región con más embarazos adolescentes.
María Raguz, psicóloga e investigadora de embarazo adolescente desde hace más de 30 años, explica al respecto que “el embarazo temprano en las mujeres pobres termina posicionándolas en un círculo de pobreza del cual no pueden salir”.
“El problema del embarazo adolescente refleja la situación de los derechos humanos de las niñas y adolescentes en el país, la violencia, la discriminación, la desigualdad que siguen viviendo” y la falta de reconocimiento de “la ciudadanía de los menores de edad”, explicó la investigadora a Wayka.
Dura realidad
Según la más importante encuesta de planificación familiar y salud sexual y reproductiva que se realiza en el país, la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar – ENDES 2017, cada día cuatro adolescentes menores de 15 años quedan embarazadas. La cifra aumenta cuando las adolescentes tienen 15 años: cada día, 10 de ellas quedan embarazadas.
“El principal problema es que no se empodera a las adolescentes como ciudadanas. Los embarazos adolescentes son algo vergonzoso en nuestra sociedad, y demuestra el fracaso del Estado en dotar de derechos a las mujeres. Se trata del no reconocimiento de la sexualidad adolescente, la sociedad niega que esta exista, no los prepara y no da facilidades para que, si van a experimentar, lo hagan con los menores riesgos posibles”, comentó Raguz.
El último año se dio un leve aumento en el número de menores de edad que se convirtieron en madres. La ENDES reportó que en 2017 el 13,4% de las adolescentes del país de entre 15 y 19 años resultaron embarazadas o se convirtieron en madres, a diferencia del 12,7% de 2016. Para la investigadora, uno de los factores de este incremento es la incidencia de los grupos conservadores católicos y evangélicos opuestos a la educación sexual e igualdad de género en las políticas públicas.
Como se recuerda, desde enero de 2017, el Currículo Nacional de Educación Básica Regular fue denunciado por un grupo de padres de familia, vinculados a universidades del Opus Dei, debido a que la guía educativa tenía como uno de sus ejes el enfoque de género.
Raguz agrega que como en el caso de Elena, la mayoría de veces son adultos quienes embarazan a las adolescentes y esto se encuentra directamente relacionado con la visión sobre la sexualidad que tiene nuestra sociedad. «El embarazo adolescente no es un problema de trabajar solo con ñiñas y adolescentes, quiénes las embarazan, la mayor parte del tiempo son adultos, y en estos contextos se dan relaciones de poder. Hay mucho que trabajar en empoderamiento y derechos». Estas deberían ser medidas a las que los grupos conservadores y religiosos no deberían oponerse, según Raguz.

La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar – ENDES 2017 reveló un ligero aumento en el porcentaje de adolescentes que convierten en madres.
Sin información y sin recursos
Wayka conversó con la titular de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, Lucy Del Carpio, para conocer cuáles habían sido los criterios de enseñanza sobre educación sexual que se coordinaban desde dicha área, sin embargo Del Carpio declaró no tener esa información ya que solo el Ministerio de Educación debía gestionar dichos contenidos.
La Dirección de Salud Sexual y Reproductiva es el ente encargado de dirigir la política de prevención del embarazo adolescente y de la articulación con otros ministerios en el marco del Plan Multisectorial para la Prevención del Embarazo en Adolescente 2013 – 2021. Sin embargo, en los últimos meses dicha área cambió de directiva hasta en tres ocasiones.
Para su actual directora, lo principal es la articulación con los padres de familia. “Tenemos un plan multisectorial que trabajamos con todos los ministerios involucrados como Educación, Economía, por ejemplo y trabajamos la atención integral del adolescente. Existen centros diferenciados y amigables que dan atención integral, también para que vean sus proyectos de vida, pero esto es responsabilidad de los padres de familia, que les digan desde chiquitos, qué quieren hacer de sus vidas, para así posponer los embarazos”, aseguró.
Sin embargo, un reciente informe presentado en julio por la Defensoría del Pueblo en alianza con UNFPA contradice a Del Carpio. Dicho informe revela que el 47% de dichos establecimientos de salud que tienen servicios especializados para los adolescentes atendían menos de 10 horas a la semana. La mayoría (67%) no tenía información sobre la ruta que debía seguir los adolescentes para atenderse y el 36% (33) de los centros de salud no contaban con un plan de formación en salud sexual y salud reproductiva para adolescentes.
Para la decana del Colegio de Obstetras, Elva Quiñones, es necesario priorizar la educación sexual y la concientización en derechos sexuales en las adolescentes para combatir los embarazos no deseados. Es por esto que han implementado un programa piloto de talleres de educación sexual en algunos colegios de Ayacucho, Lima y Chimbote. “En la intervención en Lima las charlas de educación sexual se están trabajando con más de 300 estudiantes del colegio Salazar Bondy. Y en Chimbote en 10 colegios de la Unidad de Gestión Educativa del Santa”. Todo estos esfuerzos se sostienen gracias al voluntariado de las obstetras ya que no cuentan con recursos del MINSA ni del MIMP, según dio a conocer Quiñones.
La falta de voluntad política y recursos para enfrentar los altos niveles de embarazos en niñas y adolescentes seguirán haciendo que ser una adolescente en el país sea un factor de alto riesgo y vulnerabilidad, especialmente para aquellas con menos recursos económicos, como Elena, quien debió dejar el colegio para enfrentar los menesteres de una temprana maternidad y relizar el trabajo doméstico que requiere su nueva casa.