Teniendo como base la investigación «Agresores sexuales. Antecedentes y trayectorias sexuales de adultos recluidos por delitos sexuales» presentada por el Ministerio de Justicia, hemos recogido aspectos importantes con respecto a la percepción que tienen los hombres condenados por violencia sexual sobre las mujeres. 

  1. Correlacionan el poder económico con el poder sobre los cuerpos de las mujeres. Es decir, creen que el dinero evitará que sus cónyuges sean infieles. Mantenerlas en el terreno doméstico implica tener poder sobre ellas.
  2. Los entrevistados conciben el mundo social como un escenario de competencia constante entre hombres, en donde la autoridad y poder económico sobre sus cónyuges constituyen una suerte de defensa ante el posible avance de sus competidores.
  3. Consideran que es natural que el hombre busque su satisfacción sexual y que ello no se restringe al ámbito conyugal.
  4.  Para ellos, la autoridad económica que dentro de la vida conyugal les da poder, fuera de ella le permite acceder a favores sexuales de otras mujeres.
  5. Lo entrevistados entienden a la mujer como sujeto subordinado al poder de los hombres.
  6. Se puede distinguir dos categorías de mujeres según el testimonio de los entrevistados: las que se ajustan con los cánones masculinos, y las que transgreden esos esquemas. Las que se encuentran en el primer grupo son las que merecen ser escogidas como cónyuges.
  7. Aquellas merecedoras de ser elegidas como cónyuges, según los entrevistados, deben encargarse de las tareas domésticas; mientras que ellos asumirán el rol de protector económico.
  8. Las mujeres son descalificadas por los hombres entrevistados, por dos puntos: por su comportamiento en general o por sus actitudes sexuales.
  9. Por su comportamiento en general, los entrevistados se refieren a mujeres que desafían el control masculino mediante por ejemplo, la independencia económica.
  10. Por sus actitudes sexuales, las mujeres son descalificadas por preferir estar de fiesta o beber bebidas alcohólicas. Eso, para los agresores, las hacía más susceptibles a cometer infidelidad.