Abuelas por el aborto legal: «Obligar a una niña a ser madre, eso sí es pecado»
La lucha por el aborto legal, seguro y gratuito es una demanda de mujeres de todas las edades, identidades, creencias y orígenes. Wayka conversó con dos madres y abuelas que apoyan el derecho a decidir.
Estas son sus historias.
Por Graciela Tiburcio Loayza
Elizabeth tiene 52 años, es mamá, abuela y está a favor del aborto legal. Lo dice fuerte y claro, consciente de que para muchas personas es incongruente que sea activista por la despenalización del aborto teniendo dos hijas y una nieta. Aunque es por esa misma razón, su familia, que apoya con total convicción la causa, porque no le gustaría que ninguna de ellas sea obligada a llevar un embarazo que no deseó.
Los embarazos forzados no son algo que Elizabeth haya escuchado en alguna conversación o leído en un reportaje, ella ha sido testigo de muchos. Desde niña participó en organizaciones barriales y en el movimiento cristiano de Villa El Salvador, distrito donde vive desde hace 50 años. El ejemplo de su madre como dirigenta de comedores populares la motivó a involucrarse en el desarrollo de su barrio.
Entre los 14 y 18 años, apoyó activamente a una organización juvenil especialista en derechos de infancia. Ahí conoció, de primera mano, decenas de historias de adolescentes con su misma edad que tenían hasta dos hijos producto de la violación sexual de sus padres, tíos o abuelos. Esa etapa de su vida significó un quiebre para ella. Eran los años 80, la violencia contra la mujer no se mencionaba ni en los hogares.
“Para mí fue muy duro. Yo tendría casi la misma edad que ellas. En ese momento, no entraba en mi cabeza cómo puede pasar esto en la misma familia cuando supuestamente es el núcleo más seguro que tiene una niña. El núcleo familiar te tiene que proteger y cuidar; sin embargo, esto sucedía en el lugar más seguro. Tenía sentimientos encontrados, decía ahora qué se hace frente a esta situación. Yo acompañaba a las adolescentes que ya eran mamás. Veíamos cómo integrar al recién nacido a su vida, pero era muy difícil, cómo le dices a una adolescente que es mamá por violación que debe querer a un niño que nunca deseó. Ellas tenían toda una frustración de vivir su adolescencia, de vivir libres aprendiendo cosas que tenían que aprender de su edad. Pero, en ese momento estaban criando un hijo que en ningún momento pensaron tener”.
Elizabeth

Fue en esa época que comenzó a pensar en el aborto como una opción viable para evitar que el sufrimiento de aquellas niñas y adolescentes aumente a causa de embarazos forzados. No fue una decisión fácil para alguien como ella que había crecido con una postura conservadora, pero al verse confrontada con la realidad de esas niñas, comprendió que sus juicios personales no debían imponerse en la vida de otras personas.
Desde entonces, es activista por el aborto legal, seguro y gratuito. Junto a otras compañeras que también son madres y abuelas han orientado a jóvenes y adultas para que sepan que optar por la interrupción del embarazo es un derecho que debería darse en condiciones seguras para que sus vidas no peligren en laboratorios clandestinos.
“He conocido adolescentes que han ido a lugares clandestinos donde corren mayor riesgo, lo ideal es que vayan a un lugar seguro donde puedan ser atendidas por un médico y acceder a medicina. El aborto es común, pero clandestinamente. No es muy abierto, porque sabemos que las pueden denunciar, las pueden meter presas. Legalizar el aborto no significa que sea una obligación. No es que se apruebe la ley y ahora todas las mujeres tienen que pasar por un puesto de salud a realizarse un aborto. Cada mujer debe decidir si es madre o no porque es su cuerpo, es su derecho a decidir. Nosotras somos las que parimos, las que traemos al niño al mundo, es nuestro cuerpo el que va a tener todos los cambios. La idea es tomar una decisión libre e informada, no que te obliguen a ser madre”.
Elizabeth

Demanda urgente
Nelly también es madre y abuela. Tiene 55 años, vive desde los 6 años en Villa El Salvador. A los 16 años comenzó a participar en organizaciones barriales y también ha sido testigo de niñas, adolescentes y adultas que no han tenido más opción que recurrir a clínicas clandestinas. Estas experiencias cercanas han hecho que reafirme su postura a favor de la despenalización del aborto.
Entre las historias que ha conocido, se encuentran también las de jóvenes con síndrome de down que quedaron embarazadas por violación sexual o las de estudiantes cuyo método anticonceptivo falló. Nelly sabe que las historias de embarazos no deseados, no planificados y las razones por las que las mujeres deciden abortar son muchas y diversas y que si una mujer ha decidido abortar, toca apoyarla y no juzgarla.
“Yo me pongo en el lugar de la mujer que ha sido violada y queda embarazada. Pudo haber tenido muchos sueños, pero el embarazo se vuelve un obstáculo. Hay varias situaciones, no podemos ponernos una venda a los ojos. Qué pasa con una niña que ha sido violada. Qué pasa si es una niña con síndrome de down, cómo haces que esa criatura venga al mundo, sería un daño para la niña. Si yo tengo una hija que está estudiando, sale embarazada y no quiere tenerlo porque quiere seguir con su carrera, la apoyaría. Tienes que pensar en el desarrollo como persona de la mujer, es mejor que decida seguir con sus sueños, que aspire a crecer. Es darle una oportunidad, cuántas mujeres se han truncado por tener hijos no deseados”.
Nelly

Para Nelly, el acceso a un aborto seguro es un tema de urgencia. Con total seguridad afirma que la crisis actual ha demostrado que la violencia contra las mujeres es la pandemia con la que siempre se ha convivido. Y no se equivoca, solo entre marzo y junio de 2020, los meses de la primera cuarentena se registraron 786 casos de violación. Ese año cerró con 1179 niñas menores de 14 años que tuvieron partos por violación.
“Tenemos que tomar conciencia. Por las que vienen, las nuevas generaciones, si dejamos algo implementado, algo seguro, las mismas mujeres van a tener más cuidado y mayor información para tomar una decisión. La mujer debe decidir cuántos hijos quiere tener, yo decido por mi cuerpo, si estoy preparada para tener este hijo. He visto criaturas embarazadas y no darles la opción de abortar, eso sí para mí es pecado porque ella no sabe defenderse, no tiene el apoyo, cómo la vamos a obligar a ser madre. Es un daño psicológico”.
Nelly
Las mujeres siempre han abortado. Nelly cuenta que si bien en los años 80 o 90 no se hablaba abiertamente del tema, las mujeres sabían que si “no les venía la regla” podían tomar hierbas o acudir a “la señora”, aunque no tenían garantías de salir vivas de esas “consultas”. Algunas tomaban las pastillas del día siguiente para prevenir los embarazos, pero solo las que tenían dinero podían comprarlas.
“El aborto es un tabú. No se habla de aborto, pero siempre ha sido practicado. Penalizar el aborto no evita que las mujeres aborten, lo que causa es muerte. Si lo ha decido, lo hará sí o sí. Y si fuera seguro, las mujeres acudirían a lugares donde puedan practicarse y no morirían. De hecho todas las mujeres conocemos a alguien que ha abortado. Tengo amigas que han muerto por abortos clandestinos”.
Nelly

Madres por decisión
Para Elizabeth y Nelly, pedir un aborto seguro es también exigir una maternidad feliz y deseada. Ambas hablan abiertamente con sus hijas sobre este tema. Y no solo sobre aborto, sino también de educación sexual ya que ambos van de la mano. Esto les ha permitido generar mayores lazos de respeto y confianza en sus familias. La información es poder y saben que solo así sus hijas y nietas podrán desarrollar a plenitud sus vidas.
“Cuanto más informados estemos la tasa de aborto va a bajar porque ya sabemos también cómo nos tenemos que cuidar, qué debemos de hacer. Este tema se debe hablar en las escuelas y familias, que sea un tema abierto donde todas y todos sepamos cómo decidir y ser atendidas. Yo decido ser mamá porque quiero y estoy preparada para ser mamá y acompañar un proceso de formación al hijo que voy a tener, darle el cariño, la atención, enseñarle, formarlo en que tiene que ser un ciudadano de bien y feliz, ser solidario, ser comprometido con el desarrollo de la comunidad donde vive”.
Elizabeth
Nelly también apuesta por una sexualidad segura. Ella sostiene que el aborto seguro es necesario para garantizar la vida de las mujeres al darles una oportunidad para decidir. La maternidad no es un castigo para quien “no se cuidó”, sino una decisión que debería ser tomada a conciencia y con voluntad. Tal como dice Elizabeth: “El aborto no es despreciar la vida, es decidir por mi cuerpo y elegir que voy a tener una mejor calidad de vida”.