El candidato presidencial aseguró que el sacerdote del Sodalicio Jaime Baertl es una persona «muy buena», a pesar que en 2016 se denunció que este personaje obligó a un exsodálite a realizar actos de connotación sexual en su presencia.
Redacción Wayka
El candidato presidencial Rafael López-Aliaga, quien reconoció ser miembro del Opus Dei, considera que el sacerdote Jaime Baertl del Sodalicio de Vida Cristiana es una persona «muy buena» y «santa». Así lo aseguró en una entrevista que dio al programa La Encerrona.
Sin embargo, se sabe desde el 2016 que el sacerdote al que se refiere fue acusado por un exsodálite de haberlo obligado a realizar actos de connotación sexual en su presencia.
También se conoce que dos exsodálites señalaron a Baertl porque ignoró sus denuncias por abuso sexual contra Luis Fernando Figari y Virgilio Levalle, dos exintegrantes que lideraban el Sodalicio de Vida Cristiana.
López-Aliaga calificó de esa forma al sacerdote Baertl a pesar de que se supo que cinco exsodálites lo denunciaron ante la Fiscalía por lesiones graves, secuestro mental y asociación ilícita,
Uno de ellos es el periodista Pedro Salinas, quien publicó en su libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’ cómo los sacerdotes del Sodalicio abusaban sexualmente de los sodálites. En conversación con Wayka, aseguró que «sería casi imposible que Jaime Baertl no haya estado al tanto de los casos (de abuso sexual cometidos por sacerdotes del Sodalicio de Vida Cristiana)».
ACTOS DE CONNOTACIÓN SEXUAL
En la página 194 del libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’ se lee el testimonio de un exsodálite que acusó a Baertl de manipularlo para obligarlo a realizar actos de connotación sexual.
«Me ordenó que me desvistiera por completo y me pidió que abrace una enorme silla que había en la sala donde estábamos y que fornicara con ella. En realidad, simulé que le practicaba el coito. De hecho, me sentí bastante incómodo. Sentí que se me estaba haciendo violencia interior, aunque el fin aparente era romper las muchas barreras psicológicas que yo tenía en mi adolescencia y que me habían convertido en una persona reprimida. La situación no duró mucho y (Baertl), quien me había estado observando de reojo, me pidió que me vistiera nuevamente (…)», narró.
En 2016, un año después de la publicación del libro de Salinas, este reveló que el sacerdote al que se refería el exsodálite era Baertl.
PRIMER ENCUBRIMIENTO
Según Salinas, en 1986, el sacerdote Baertl se enteró de que su par, el sacerdote Virgilio Levalle, había cometido abuso sexual en al menos una oportunidad contra un exsodálite. En una columna que publicó en el diario El Comercio hace cinco años, el periodista cuenta que Baertl le contó que el presunto abuso sexual fue «un hecho aislado» del cual «no tenían conocimiento».
«Jaime Baertl era el encargado del área de espiritualidad, era parte de la cúpula, solamente por debajo de Luis Fernando Figari y estaba a la par que Germán Dogi y Virgilio Levalle. Levalle era su mejor amigo. Hasta donde yo tengo entendido, quienes denuncian a Virgilio Levalle, en el año 1986, lo hicieron ante German Doig y Jaime Baertl. No se abrió ningún proceso», detalló.
Salinas mencionó que Figari, otro denunciado por abuso sexual, hizo todo lo posible para que Levalle continúe perteneciendo al Sodalicio. Lo envió a un «retiro espiritual» tras comunicar a los sodálites que este solo había «faltado gravemente a la obediencia».
«Nunca se dijo que la reclusión de Levalle se debía a un caso de abuso sexual y nunca se expulsó a Levalle. Levalle se va por su propio medio, por voluntad propia y, como te digo, a pesar de que Figari hace lo imposible por retenerlo, se va en algún momento del año 1987», agregó.
OMITIÓ OTRA DENUNCIA
En 2002, otro exsodálite al que en el libro de Salinas mencionan como «Lucas» denunció ante Baertl que Luis Fernando Figari abusó de él. Pero este lo ignoró.
«Quiero dejar constancia que he referido a ese incidente (de abuso) al padre Jaime Baertl Gómez en una conversación personal en el año 2002 y se las he repetido en varias ocasiones, además en esa misma conversación le mencioné de otras acusaciones contra el Sr. Figari, de las que me había enterado, pero me dijo que las conversó con el Sr. Figari y que este las había negado y que en mi caso concreto no lo veía como abuso sexual», escribió en su denuncia ante el Tribunal Eclesiástico.
¿Qué había cometido Figari? Le había ordenado que se desnude ante él y lo abrace mientras él permanecía en una silla y, luego, en una cama.