Niñas lideresas de sus comunidades emitieron una proclama en la que exigen mayor seguridad y prevención en situaciones de desastres naturales y emergencias climáticas, en el marco de la campaña Niñas Seguras, liderada por Plan International.
El incremento de incendios forestales, sequías e inundaciones han puesto en evidencia una serie de consecuencias que afectan a los grupos más vulnerables de la ciudadanía, como son los niños, niñas, y adolescentes. Sin embargo, las consecuencias que enfrentan las niñas debido a este tipo de desastres naturales las deja en una situación de mayor vulnerabilidad y peligro.
Tareas como la gestión de agua en el hogar en regiones donde hay sequía, el cuidado de los hermanos menores o familiares enfermos o afectados físicamente por la emergencia climática, o labores domésticas, se asignan a las niñas o adolescentes, lo que limita su desarrollo personal, incrementa su vulnerabilidad ante situaciones de violencia de género y restringe sus derechos básicos como el derecho a la educación o a la recreación.
“Las niñas y las adolescentes tienen una sobrecarga de labores del hogar justamente por su género, porque les atribuimos esta carga de tareas domésticas como si fuera parte de su función natural, cuando no lo es, es un rol asignado. Entonces, ya de por sí ellas son más propensas a abandonar la escuela por causas como esto, de dedicarle más tiempo a las labores del hogar (…) En las épocas de emergencia se intensifican las labores del hogar y las labores de cuidado”, explica Selmira Carreón, vocera de la organización Plan International.
En los últimos meses, Perú ha sido afectado por una serie de incendios forestales que han arrasado con 200 mil hectáreas, dejando en promedio 250 mil personas afectadas. Además, según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), se han registrado 33 focos de incendios activos en al menos 13 zonas de la sierra y la selva amazónica del país.
Según información de Plan International, en la región de Amazonas el descenso del caudal de ríos ha limitado el acceso a alimentos y transporte, mientras que, en Piura, las inundaciones bloquean rutas, impidiendo la asistencia escolar y afectando la salud, incluyendo la salud menstrual debido a que no hay acceso a productos de higiene menstrual como toallas sanitarias o incluso agua. En Cusco, la sequía ha dejado más del 65% de las escuelas sin acceso a agua segura, obligando a las niñas a asumir tareas de gestión del agua en el hogar.
“Hay un incremento de la violencia basada en género contra las mujeres y contra las niñas. En términos de niñas, básicamente un incremento de violencia sexual. Porque por ejemplo, muchas familias están tratando de sobrevivir y las niñas quedan muy expuestas a tener muchas veces que desplazarse de sus hogares, están en tránsito a otros espacios y empiezan a interactuar con muchas personas adultas que pueden violentarlas”, agregó la especialista.
Niñas exigen protección
Niñas lideresas de comunidades en Amazonas, Piura, Cusco y Loreto iniciaron un diálogo con Plan International en el marco de la campaña #NiñasSeguras que busca visibilizar las vulnerabilidades de las niñas y adolescentes por la crisis climática en el Perú. En esta conversación manifestaron no sentirse seguras ni protegidas por el Estado o la sociedad.
“No se sienten, obviamente, protegidas en una situación normal, una situación del día a día, cotidiana, yendo a la escuela cualquier día se sienten con temor; imagínate en una situación como esta, donde hay inundación, donde todo mundo sale de su casa, donde a veces quedan totalmente desamparadas, allí realmente se sienten mucho más abandonadas”, expresa Selmira.
Después de estas conversaciones, las menores realizaron una proclama en la que detallaron los riesgos añadidos a los que están expuestas y los problemas específicos que son “invisibles” para la mayor parte de la sociedad. Dentro de estas problemáticas denunciaron la pérdida de clases escolares por realizar tareas del hogar, exposición a violencia sexual en albergues o por los desplazamientos que provocan las emergencias, la falta de acceso a productos de salud menstrual, y la afectación a su salud mental por el miedo que provoca sentirse solas y desprotegidas en medio del caos.
Las niñas exigieron que se tomen en cuenta sus opiniones y perspectivas en tiempos de crisis: “También podemos opinar porque conocemos nuestras realidades y tenemos habilidades para comunicarlas”, se lee en el documento..
Además, también exigen que se garantice su derecho a estudiar, acceso a los servicios de salud para sus necesidades específicas, protección contra la trata de personas, acceso a espacios seguros exclusivos para niñas y adolescentes que evite su exposición en albergues o refugios, así como mochilas de emergencia que incluyan artículos específicos para su cuidado personal, como las toallas sanitarias; también juguetes o artículos que ayuden a liberar el estrés de niñas y niños en esas situaciones.
Ante esto, Carreón señaló que “es tan importante que haya una conciencia de género en las propias autoridades, en nosotros mismos, las personas que estamos en la cooperación internacional, la sociedad civil, de cómo los albergues deben estar adecuados con una conciencia de género justamente para que no las expongamos a mayores riesgos de violencia sexual. La disposición de los espacios debe ser segura para las niñas”.
Así mismo, las menores expresaron que quieren información clara y accesible, que se las prepare para prevenir situaciones de violencia, y que las autoridades “concreten sus planes de emergencia y rindan cuenta de sus promesas”.
“Este problema nos afecta directamente a las niñas ya que nos priva de algunos de nuestros derechos y el disfrutar de un medio ambiente limpio y seguro para nosotras. Debemos unirnos y plantear alternativas de solución sobre esta problemática, exigir a las autoridades que se cumplan las políticas a favor del medioambiente”, expresó para Plan International, Katherine, adolescente lideresa y participante de la campaña.
Políticas públicas no son suficientes
En 2015, el Ministerio del Ambiente (MINAM) desplegó el Plan de Acción en Género y Cambio Climático (PAGCC), un instrumento de gestión que busca facilitar la incorporación del enfoque de género en la planificación y aplicación de políticas públicas en la adaptación al cambio climático.
Esto después de que el consenso internacional reconociera el impacto diferenciado de las crisis climática entre personas según género, y como respuesta a convenciones internacionales a las que Perú está suscrito, como el Comité por la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el Marco de Hyogo para la Acción, Rio+ 20, Agenda 21 y la Plataforma de Acción de Beijing.
Sin embargo, la aplicación del enfoque de género en la respuesta ante emergencias climáticas es aún incipiente. “Muchas políticas tenemos, en general, para todo lo que tiene que ver con sistemas de protección, para todo lo que tiene que ver para la protección de la violencia, pero ¿cuánto de todo eso realmente se está cumpliendo? Muy poco (…) Hay un vacío todavía grande y lo que vemos son las cifras que siguen subiendo en violencia sexual contra las niñas, sobre todo”, señaló Carreón.
También precisó que han iniciado una alianza con el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) ante el cual han presentado la proclama elaborada por las niñas y esperan que pronto puedan dar respuestas ante los desastres naturales con una mirada a favor de las infancias, y en especial de las niñas.