Por Roxana Loarte

Las algas nos salvarán de la extinción. Martha y Danilo, dos científicos peruanos, se han propuesto analizar las variaciones de las algas que resisten al cambio climático y nos ayudan a contrarrestarlo. Solo que esta vez su lugar de estudio es uno de los rincones más fríos del planeta: la Antártida.

¿Cómo es que dos peruanos, entre ellos una mujer, tienen en sus manos un proyecto de importancia científica para un país sin un ministerio de ciencia?

Estudiaron Biología juntos y se fueron becados a Corea del Sur. A su regreso, con maestrías y doctorados bajo el brazo, no encontraron oportunidades de trabajo en Lima, y decidieron trasladarse a Chachapoyas. Allí en una universidad del Amazonas ejercen la docencia y continúan sus investigaciones. Sus historias tienen un móvil en común: el amor por la ciencia.

Al teléfono, Martha Calderón Ríos cuenta acerca del proyecto que presentó junto a Danilo Bustamante Mostajo, y fue seleccionado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) de Chile. Un estudio que se realiza en colaboración con la Universidad Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas (Perú) y la Universidad de Magallanes que está en Punta Arenas (Chile).

«Este proyecto está dedicado a evaluar la diversidad de unas algas calcáreas en la región subantártica y en la región antártica», dice Martha.

En palabras sencillas, los biólogos Martha y Danilo buscan unos tipos de algas que –aunque también se encuentran en otros fondos marinos- tienen la peculiaridad de brindar información sobre los cambios ambientales de su hábitat. Es por eso que estos organismos sensibles son considerados “bioindicadores” contra el cambio climático.

Chondracanthus chamissoi es el nombre científico de las algas, pero de hecho es menos conocido que su sabor. En Perú, por ejemplo, nuestro paladar conoce de cerca las algas llamadas yuyo, cochayuyo, mococho o chicoria, por nombrar solo algunas que son comestibles. Sin embargo, existen un gran número de algas que viven en las profundidades y se usan en alimentos, medicinas, productos de belleza y hasta para fabricar biocombustible.

En la universidad de California en EE.UU., una científica marina, Halley Froehlich, las llama el «carbono carismático» por su capacidad de capturar el dióxido de carbono y detener una serie de males ambientales producidos por el calentamiento global. Entre tanto, Martha y Danilo continúan sus investigaciones en suelo polar para observar sus cambios y reacciones, y donde su resistencia o desaparición puede darnos más respuestas o como agrega Danilo:

«Evaluar esto en un ambiente tan prístino [primigenio]… es donde se puede obtener mayor información para saber cómo está afectando directamente el cambio climático, el cambio global, ¿no?».

Primera expedición en la Antártida de 2019. Foto: Nadia Politis del Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Chile.

Su proyecto abarca tres viajes de expedición. La próxima visita está programada para esta última semana de febrero y tardará entre unos 4 a 5 días en desembarcar. Además, permanecerán allí más de 4 semanas. Su buque, el «Aquiles», los trasladará desde la ciudad de Punta Arenas, situada al sur de Chile en la Patagonia, hasta la Antártida. Este transporte marítimo ha sido puesto por la armada chilena para disposición de los científicos.

Tanto Martha como Danilo están muy sorprendidos por todas las facilidades económicas y logísticas que les ha dado el Instituto Antártico Chileno (INACH) y la armada de ese país, para desarrollar su trabajo. Todo eso sin importar su condición de extranjeros. Mientras conversamos, ambos coinciden que ese apoyo está casi ausente en el Perú, y al no contar con un Ministerio de Ciencia -como sí lo tiene el país sureño-, resulta difícil el financiamiento o becas para realizar investigaciones, a pesar que el Perú forma parte del Tratado Antártico.

La distancia de Chile con la Antártida, a diferencia de nuestro país, es mucho más cercana. Lo que determina su posición geopolítica y la inversión en sus exploraciones, según Martha. Incluso, el número de bases de expedición que tiene Chile es de 5 mientras que el Perú, apenas cuenta con una.

Mientras cuentan su experiencia, Danilo ha recordado que le llamó la atención un periódico mural gigante que encontró en el Instituto Antártico Chileno. Allí se difunden los resultados de las investigaciones que se hacen. Por ejemplo, algunos tratan sobre cuánto tiempo el calentamiento global afectará de manera seria la Antártida o sobre las especies que vivían en zonas tropicales y ya se encuentran en el continente blanco; un cambio que será irreversible, según Danilo. En ese mural, ambos investigadores peruanos, tendrán un espacio para revelar sus hallazgos y de hecho, será de contribución para la comunidad internacional.

«No puedo todavía adelantar los resultados preliminares porque no están publicados, (…) pero observamos cosas bien interesantes que queremos corroborar. Este año vamos a profundizar en un punto que hemos observado, de los 4 que visitamos [el año pasado]», menciona Danilo.

La primera expedición sucedió en febrero de 2019, por estos días iniciarán la segunda y su último viaje será en el 2021. Cada visita la realizan con un grupo más de investigadores chilenos o de otros países, y entre los grupos se apoyan para complementar sus proyectos. Danilo explica que son 3 proyectos que están yendo juntos hacia la zona de investigación, «entonces un proyecto pone los buzos, otro proyecto también y somos en total como 11 personas que trabajamos en equipo».

Martha y Danilo junto a sus compañeros de otros proyectos de expedición. Foto: Martha Calderón

Sueños cumplidos

Antes de pisar suelo polar, los sueños de Martha y Danilo comenzaron hace muchos años, cuando cursaban apenas los estudios secundarios.

Martha tiene ahora 31 años, pero a los 15, un programa de televisión donde científicos viajaban a la Antártida, la llevó a ponerse como meta, llegar algún día allí. Ese día ocurrió en febrero de 2019.

«Yo sabía que quería estudiar algo relacionado con el medioambiente. Leía sobre especies en peligro de extinción, la Amazonía (…) Ya viendo ese video me incliné por la Biología».

Y así fue. Martha estudió la carrera de Biología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y allí conoció a Danilo. Al segundo año de pregrado, sus historias ya no solo estaban unidas en el estudio por la ciencia de la vida, también de lazos más fuertes.

Foto: Luis Almodóvar del diario El País (España)

Danilo de niño quería ser médico, pero su miedo a la sangre determinó que se inscribiera en Biología. Entre las cosas que recuerda de su niñez están los documentales de National Geographic -un canal de televisión extranjera sobre ciencia- y su curiosidad de cómo se comunican los delfines. Hoy, él tiene 32 años, y en marzo dará una vuelta más al sol.

Cuando terminaron el pregrado, sin pensarlo mucho, viajaron becados a Corea del Sur. Danilo cursó una maestría en la Chosun University y Martha en Chungnam National University; luego ambos continuaron sus doctorados en Corea. Martha es doctora en biociencias y biotecnología; mientras que Danilo es doctor en ciencias de la vida.

Ambos son profesores investigadores de la universidad Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas en Perú, y estudian la biodiversidad de los organismos de la región. Entre ellos el café, tipos de frutas como la papaya, arándanos, y también las truchas. Para llegar a ser docentes universitarios, estuvieron meses sin trabajo, ya que sus currículos estaban sobre calificados.

Una peruana en la Antártida

Pocas mujeres aún ingresan al terreno de la ciencia. Y más si se trata de explorar un ambiente agresivo -que aunque esté libre de países, fronteras y guerras- donde la temperatura puede llegar a -93 grados bajo cero. Eso no le asusta a Martha Calderón, la única investigadora peruana que es parte de ese proyecto y comparte experiencias con otros dos más que están integrados por hombres.

– En la última expedición, como del año pasado [2019], fuimos un grupo reducido. Yo era la investigadora y habían dos chicas buzo. Y eramos 3 de… ¿cuántos?, Danilo.

– 10 investigadores

-Ves, 10 hombres, investigadores y buzos. O sea la proporción es baja.

Martha Calderón en la primera expedición a la Antártida. Foto: M.C.

En enero de este año, Martha estuvo entre las finalistas al Premio Nacional L’Oréal – Unesco ‘Por las mujeres en la ciencia 2019’ que se otorga en Perú en convenio con el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). Una nominación que le ha costado años de trabajo, a pesar de su juventud.

Cuando le pregunto qué viene ahora después de haber logrado cumplir el sueño de viajar a la Antártida, una risa misteriosa anticipa su respuesta.

-Sí, eso también me pregunto yo. Pero yo siempre he dicho que una meta lleva a otra, y así vas escalando… es como una escalera. No es un ascensor, sino una escalera.

Por lo pronto, Martha enseña a sus alumnos y alumnas no solo a cultivar el amor por la Biología, sino sobre todo por la ciencia.

– Yo diría que estudiaran más que Biología, ciencia. Está la física, la química, la biología, las ingenierías, la matemática, allí no hay mucha presencia de mujeres […] Pueden explicar por qué llueve en la Amazonía y no en la costa. Por qué hay una hormiga reina y un zángano. Por qué la hormiga reina se come al zángano. Esas cositas que uno observa en la naturaleza lo pueden explicar con ciencia. Eso desarrollo el pensamiento crítico.

Martha y Danilo, quizá, en estos momentos deben estar de camino a la Antártida, próximos a continuar con sus observaciones. Y aunque necesitan comprobar sus hipótesis sobre las algas, más allá de esa títanica labor; son dos peruanos que hoy nos representan en lugar casi imposible de llegar.