Por Nicol León

Patricia* recuerda que la niña de 9 años lloraba y no quería tocarse la barriga. Se encontraba de turno en un hospital de Lima, donde trabaja como ginecóloga desde 1996, cuando la menor llegó junto a sus familiares. Viajaron desde Huánuco después de que se enteraron que fue víctima de violación sexual y quedó embarazada.

Tras recibirla en el hospital, Patricia conocía los siguientes pasos que debía dar. Acudió a la Fiscalía y denunció el delito. Luego, informaría a los familiares sobre el derecho de la niña para acceder al aborto terapéutico. Pero no pudo hacerlo, pues la menor ya llevaba gestando 28 semanas y, en el Perú, esta práctica es legal solo hasta las 22, según normativas del Ministerio de Salud.

La niña continuó con el embarazo a pesar de que los embarazos precoces aumentan hasta en 4 veces las probabilidades de morir. También causan malnutrición, partos prematuros y bebés con malformaciones congénitas.

Soportó los dolores hasta la semana 35, cuando los médicos pudieron practicarle una cesárea. Pero nada mejoró: el llanto y el malestar emocional continuaron.

La menor no quería ver al recién nacido. Patricia recomendó que lo den en adopción. Pero la familia se opuso. Ya habían decidido que la tía de la paciente iba a cuidarlo.

Días después, al hospital, llegaron congresistas y representantes del Ministerio de Salud para felicitar a la niña.

La ginecóloga cuenta que nunca entendió por qué todos festejaban la desgracia de la menor, quien retornó al mismo lugar donde la violó un hombre que nunca identificó.

Patricia y sus colegas suelen recordarla. Se preguntan si el Estado hizo algo para impedir que la niña vuelva a ser ultrajada.

Siempre es por violación

Años después de este caso, en el 2019, el Estado peruano siguió forzando a niñas menores de 14 a que sean madres, lo que causó 1303 nacimientos, según el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo del Ministerio de Salud (Minsa). También se registraron 9 recién nacidos cuyas madres son niñas menores de 10 años. La cifra casi se triplicó al término de 2020, pues este grupo poblacional dio a luz a otros 24.

Para la Adjuntía de la Niñez y la Adolescencia de la Defensoría del Pueblo, los embarazos de niñas menores de 14 años ocurren siempre por violaciones sexuales. En un informe que publicaron en julio de 2021, indican que así quedó regulado en el Código Penal luego de que el Tribunal Constitucional reconociera que solo las y los adolescentes mayores de 14 años son titulares del derecho a la libertad sexual.

Pese a esta realidad, en la que cada vez hay más niñas que son obligadas a ser madres tras sufrir violaciones sexuales, aún no se despenaliza el aborto de mujeres víctimas de este delito. Ellas están condenadas a ser madres, un hecho calificado como tortura por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en el informe del Relator Especial publicado el 5 de enero de 2016.

Hablan las médicas

A Patricia, la guía de aplicación del aborto terapéutico, publicada en 2014, le sirve de apoyo para salvar a niñas embarazadas porque especifica que estas pueden acceder a la interrupción voluntaria del embarazo, si presentan síntomas de afectaciones a su salud mental. La depresión severa expresada mediante el llanto, el silencio y el miedo es el común denominador en todas las menores que atiende.

«Ellas vienen con mucho temor, vienen con una autoestima baja. Vienen muy, pero muy centradas en sí mismas, sin querer conversar mucho. Lo ideal es que se las pueda atender de forma integral. Gracias a Dios, nosotros tenemos un equipo multidisciplinario, donde hay psicólogos y psiquiatras. De esta manera, la niña se abre un poco, comienza a hablar del embarazo y descubrimos que los embarazos son forzados por violación. (…) Descubrimos estas violaciones cuando las pacientes vienen al servicio para hospitalizarse por el embarazo que están llevando», explicó.

El diagnóstico de estos psiquiatras y psicólogos, que revelan afectaciones a la salud mental de las niñas, permite que la Junta Médica del hospital donde labora Patricia, acepte la petición de aplicación del aborto terapéutico.

Pero esto solo ocurre en este centro de salud porque ofrece un servicio especializado para niñas y adolescentes. En los hospitales ubicados en provincia, la situación es completamente distinta.

La ginecóloga Lucía* trabajó durante 15 años en un hospital ubicado en el centro de Satipo, en Junín, y nunca observó que se soliciten abortos terapéuticos, ni mucho menos que se apliquen. Durante esos años, vio cómo muchas niñas dejaban el centro de salud con bebés en sus brazos.

“Son niñas que obviamente no tienen la alegría que tiene una mujer adulta cuando tiene un bebé. Son niñas cohibidas emocionalmente. Asustadas, avergonzadas, porque se embarazaron, porque llevan un bebé con ellas al momento del alta y presumo que piensan en su cabecita cómo van a enfrentar esto ante la familia, ante su sociedad, ante su comunidad”, comentó.

Dijo que los médicos en provincias desconocen el protocolo o deciden no informarlo. Tampoco hay psiquiatras y son pocos los psicólogos que atienden. Además, deben lidiar con los mitos acerca del aborto terapéutico con los que cargan los familiares de las víctimas.

“Es muy diferente trabajar en provincia que en la capital. En las provincias, no se conoce sobre el aborto terapéutico porque el Ministerio de Salud no difunde la guía, no las socializa. Además, hay mucho estigma, los médicos creen que están practicando un aborto a un bebé sano y que a ellos los van a considerar como aborteros si lo hacen”, aclaró.

Otra situación recurrente en los hospitales de provincia se da cuando los médicos ordenan que las niñas embarazadas sean asistidas en Lima.

Patricia cuenta que en múltiples ocasiones recibió en la capital a niñas, que residen en otras provincias, con embarazos que excedían las 22 semanas, por lo que ya no podía aplicarse la interrupción de la gestación para salvarlas de las secuelas mentales (depresión, ansiedad, inseguridad), biológicas y sociales (deserción escolar), que genera ser madre a esa edad.

En ese sentido, las menores tuvieron que esperar a dar a luz, a pesar de que sus cuerpos no están preparados para ser madres.

“Las niñas de provincia vienen con embarazos ya de 25 semanas, 24 semanas. Como son niñitas, no se nota en su cuerpo. (…) Si el embarazo es de más de 22 semanas, no se puede aplicar el aborto terapéutico. Estamos luchando para que el Ministerio de Salud apruebe que, en el caso de violencia, no debería haber edad gestacional (para interrumpir el embarazo). Es lo que yo opino. No debería haber edad gestacional porque es su derecho”, precisó.

Carlos*, médico ginecólogo que atiende en Lima a niñas embarazadas por violación, que viven en otras regiones, explicó que frecuentemente sus pacientes desconocen por qué llegan con dolor al hospital. No pueden recordar quién fue su agresor.

“Ni siquiera saben qué es lo que tienen o qué fue lo que les pasó. Solamente recuerdan que les dieron de tomar algo y las embarazaron o que en el campo abusaron de ellas, cuando estaban pastando las ovejas o los animales. Por accidente, porque la mamá ve que no come, que vomita, descubre que está embarazada. Muchas veces ellas ni saben quién abusó de ellas. No se hacen las denuncias respectivas. Esto ya genera un cuadro de ansiedad y depresión en la niña. Evidentemente, el abuso sexual crea un daño psicológico tremendo. Al estar embarazada, sienten más ansiedad. Ya pasó el evento, el trauma, pero están permanentemente recordándolo. Muchas veces pueden tener hasta intentos suicidas”, narró.

Niñas torturadas

Una niña de 12 años llegó con dolor y náuseas al área de Emergencias del hospital donde trabaja Patricia. Fue violada por su abuelo; sin embargo, su madre no quiso denunciarlo y obligó a la menor a que continúe con el embarazo.

Los médicos hablaron con la madre de la niña. Le pidieron que denuncie al agresor, pero ella se negó.

“Tuvimos que contactar a otros familiares. Hablamos con la tía, con la abuela, la esposa del violador. Ellos nos apoyaron y al final se denunció y la niña, con todas esas cosas, comenzó a ir mal, comenzó a tener malestar general”, narró.

Los médicos insistieron. Le informaron a la madre que la niña debía acceder al aborto terapéutico porque su vida corría peligro.

“Recién ahí accedió. Pero no abandonamos a la niña. No la íbamos a dejar desprotegida porque era un caso muy, muy lamentable. Una chiquita de 12 añitos nada más”, comentó.

Patricia explicó que los familiares de las niñas, quienes, se supone, deben cuidarlas, son los que suelen cometer las violaciones sexuales.

“Son familiares cercanos a ellas. El padrastro, el primo, el tío, el vecino, el que le da empleo a la mamá. (…) No podemos ir en contra de las creencias y la forma de pensar de la gente, pero lo que es obvio es que las niñas no han nacido, no vienen al mundo para que las maltraten de esa manera. La violencia es la peor de las cosas que puede pasarle a una persona. La despoja de todo”, opinó.

En tanto, Lucía explicó que controlar el embarazo de las niñas requiere de un equipo multidisciplinario de médicos, pues ni su cuerpo ni su mente están preparados para dar a luz. A esto se suma el hecho de que muchas no cuentan con el apoyo de sus familiares.

“Uno como sociedad se pregunta qué va a hacer la niña con este bebé? La única opción es que el Estado se haga cargo de un bebé no deseado. Yo particularmente pienso que si estos casos ocurren es porque nosotros como sociedad estamos fallando. (…) Deben considerarse todas las aristas. No solamente el tema médico, sino el social, el educativo, el familiar, el entorno en el que esa niña va a desarrollarse”, opinó.

Despenalizar aborto por violación

El médico ginecólogo-obstetra Miguel Gutiérrez aseguró que es necesario que en el Perú se despenalice el aborto por la causal de violación sexual. Hoy por hoy, los médicos solo pueden aplicar este derecho si es que la niña evidencia graves afectaciones a su salud mental.

“En el Perú está despenalizado el aborto terapéutico, pero no está despenalizado el aborto por violación, ni está despenalizado el aborto por malformaciones incompatibles con la vida. Estos dos pasan a ser parte del aborto terapéutico, cuando esos hechos de violencia o de malformaciones afectan la salud mental de una manera tan seria, que hacen daño a su salud. Sería bueno que eso esté despenalizado por causa propia, tanto la de violación como la de malformaciones incompatibles con la vida”, sugirió.

La congresista de Juntos por el Perú Ruth Luque anunció que alista un proyecto de ley que busca despenalizar el aborto en casos de violación. Los médicos y médicas esperan que se garantice el derecho de interrupción voluntaria del embarazo para estas niñas.

*Mantenemos en reserva la identidad de los médicos y médicas.