Redacción Wayka
Hay 3 millones 330 mil nuevas personas en situación de pobreza. A raíz de la crisis generada por la pandemia, en 2020 el índice de pobreza aumentó considerablemente y pasó de 6 a más de 9 millones. Esto representa el 30% de la población nacional, según el informe técnico ‘Evolución de la Pobreza Monetaria 2009-2020’ publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) el pasado 19 de mayo.
Las familias en situación de pobreza extrema también aumentaron. El informe de INEI alerta que hay 732 mil 100 nuevos hogares viviendo en pobreza extrema. En total, ahora son un millón 663 mil 900 personas que sobreviven bajo estas condiciones. Ellos representan el 5.1% de la población a nivel nacional. Las regiones más afectadas por la pobreza son: Huancavelica, Ayacucho, Pasco, Huánuco, Cajamarca y Puno.
Del total de personas afectadas por pobreza monetaria, el 45.7% de personas vive en el área rural y el 26% en áreas urbanas. Mientras que el 92.4% de personas dependen de un empleo informal con bajos salarios y sin derechos laborales garantizados para poder subsistir día a día. Solo para que las familias de áreas urbanas puedan salir de esta situación, tendrían que realizar jornadas laborales 93% más extendidas.
Además, las cifras recogidas en el informe de INEI evidencian el grave retroceso en la lucha contra la pobreza. El aumento de hogares en situación vulnerable se traduce en un retroceso de 5 años en el área rural y a 13 años de retroceso en las áreas urbanas. Solo en Lima Metropolitana, se ha retrocedido 12 años. Y las personas más afectadas por esta crisis son las niñas, niños y adolescentes.
El rostro joven de la pobreza
Las niñas, niños y adolescentes representan el 40.5% de personas que han sido afectadas por la pobreza en 2020. Es decir, 4 de cada 10 niños son pobres en nuestro país. Esto implica una serie de consecuencias que afectarán no solo el cotidiano inmediato de las niñas y niños, sino también su desarrollo a futuro y el de las potenciales familias que tendrán cuando crezcan.
Las niñas en situación de pobreza tienen menos posibilidades de culminar sus estudios. De hecho, solo 2 de cada 10 logran acceder a educación superior. Según el informe de INEI ‘Estado de la Niñez y Adolescencia’, el 19.8% de las y los adolescentes de 14 a 17 años estudian y trabajan; el 9.7% no estudia ni trabajo, mientras que el 6% solo trabaja. Así, se limitan las posibilidades de acceder a mejores condiciones de vida.
«El círculo de la pobreza afecta especialmente a las niñas y adolescentes. Al no estar en igualdad de condiciones, cuando consigue un trabajo recibe un pago inferior pues es considerada personal no calificado. Como consecuencias, la adolescente se encontrará en desventaja y, puesto que su hijo/a nacerá en esta misma realidad, arrastrará las condiciones que ella ha tenido», advirtió Veronique Henry, directora país de Plan Internacional.