Por Zintia Fernández
El 3 de mayo fue un día optimista en Iquitos. Por unas horas, los anuncios sobre fallecimientos y pésames a familiares, amigos o vecinos se detuvieron para responder a un llamado solidario. Dos sacerdotes encabezaron una colecta para enfrentar los estragos de la pandemia en la ciudad. Anunciaron una recaudación de S/ 400 000 para levantar una planta de oxígeno en Iquitos, cuyo suministro es insuficiente. Su escasez ha causado la muerte de muchos pacientes por COVID-19; lo que ha movilizado a los loretanos para recaudar más de S/ 1 004 030 en menos de 24 horas.
La historia de este acto solidario tiene entre sus protagonistas al padre Raymond Portelli, quien quedó sorprendido ante la respuesta de la ciudadanía, e incluso del exterior. «Fue un día maravilloso, hasta milagroso (…) La repuesta de la gente loretana ha sido maravillosa, hemos pasado un millón de soles que están en las cuentas”, contó en la mañana del lunes a varios medios de comunicación local que se unieron para replicar el mensaje en simultáneo. Su discurso fue breve porque el COVID-19 afectó su garganta, lo que le dificultó mantener un diálogo continuo.
Antes de mostrar síntomas de la enfermedad, el domingo 3 de mayo a las diez de la mañana publicó un mensaje en su cuenta de Facebook y replicó un video. Fue breve. “Queridos, tenemos que hacer algo concreto. La Iglesia de Iquitos quiere traer una planta de oxígeno para instalar en Iquitos (…) para salvar vidas. Necesitamos una cantidad de aproximadamente S/ 400 000. Aparte del transporte y trabajadores. Existe ya la proforma y la empresa en Lima está lista para hacerlo. Tenemos que hacerlo. Estoy enviando cuentas bancarias en dólares y en soles para los que nos quieren ayudar”.
A los minutos, un video del “padre Raymundo”, como lo conocen, confirmaba el pedido. Algunos ciudadanos se animaron a publicar un pantallazo de la donación hecha. “Todo suma”, “con fe”, “Todo Loreto junto”, “vamos a lograrlo”, entre otros mensajes acompañaban sus publicaciones. Al mediodía, otro anuncio del padre Miguel Fuertes Prieto reforzó el llamado y reconfirmó los números de cuentas bancarias. Con ello incorporó la donación de diferentes empresas de Iquitos así como de residentes loretanos en el extranjero que se unieron para enviar su “grano de arena”.
En una anterior nota publicamos sobre los precios de oxígeno y la dificultad que enfrentan los pacientes para proveerse de oxígeno en la región. Quienes no lo logran, mueren, y sus familiares quedan inmersos en el dolor. Nadie se libra ante la falta de insumos médicos, medicinas y oxígeno, incluso los médicos Rafael García Dávila y Raúl Argumedo Castillo perecieron en la lucha por enfrentar la pandemia en esta ciudad, como lo denunció el Colegio Médico del Perú.
A las seis de la tarde, el padre Miguel Fuertes Prieto, también administrador Diocesano del Vicariato Apostólico de Iquitos, agradeció la participación durante la homilía y contó en vivo que se había superado la meta en S/ 700 000. Suma acumulada con colaboraciones que van desde los S/ 5.00 hasta los S/ 5 000 durante el día. Esta cifra implicó otro reto; llegar a S/ 1 500 000 00.
Con la cifra inicial se planeó instalar una planta cuya capacidad de producción será de 35 galones de 6 metros cúbicos por día, pero con la nueva meta la planta podrá tener 100 balones. “Les aseguro delante de Dios que ningún céntimo se va a perder, se va a regar por el río, vamos a necesitar su apoyo para seguir ayudando”, resaltó el padre Fuertes después de asegurar que trabajan con proformas de Lima.
Casi a las nueve de la noche, el padre Raymundo anunció lo siguiente: “Hasta las 8:30 pm tengo en mis cuentas S/ 1 004 030. Con un poco más vamos a poder traer una planta de oxigeno de mayor capacidad para el pueblo de Iquitos. El padre Miguel Fuertes está en coordinación plena en Lima con especialistas para la realización de esta obra (…)”, confirmó. Una hazaña en medio de tanta tragedia que azota a la región con más de 1576 casos positivos y 151 fallecidos por COVID-19.
Símbolo de solidaridad
Mientras continuaba el depósito el mismo domingo, otra manifestación solidaria llegó a las redes. Jóvenes se ponían bajo el mandato del Vicariato para la construcción de la planta. “Me ofrezco como voluntario en la construcción del proyecto encabezado por el padre Raydmond y el padre Miguel, número de teléfono. Juntos por la Isla Bonita”, escribió Benjamín Meléndez.
“Soy técnico de mecánica de mantenimiento, ante la necesidad de construir una planta de oxígeno para salvar vidas donde el hermano Raymond está liderando, quisiera sumarme a este proyecto con el fin de contribuir con un grano de arena con mis servicios profesionales. (…) Estoy para servir a la población”, publicó Jasson Donayre. “Me ofrezco como voluntario en la construcción del proyecto de la planta de oxígeno en nuestra ciudad de Iquitos”, se sumó Paolo Torres.
Una empresa de vigilancia dispuso que sus trabajadores cuiden la obra gratuitamente, en tanto otra en rubro de sanidad se comprometió a realizar la desinfección química para que se realicen las actividades con seguridad y evitar contagios.
“Nunca he visto nada igual en Iquitos”, describió el director de Radio La Voz de la Selva, Oraldo Reátegui, sobre la donación conseguida en menos de 24 horas. Recordó que una semana antes realizaron una campaña para recolectar alimentos destinados a personas con bajos recursos, pero no tuvieron mucha acogida. En su opinión, el padre Raymundo fue una pieza clave.
“Esto, en mis años en radio, lo he visto pocas veces [la solidaridad en Iquitos]. Unas cinco pueden ser como ocurrió con lo de Fujimori en octubre del 98”. Aquella fecha la manifestación en conjunto fue contra la suscripción del Acuerdo de Paz con Ecuador que entregaba dos franjas importantes de terreno para los enclaves ecuatorianos en El Pijuayal (río Amazonas) y Saramiriza (río Marañón).
“Queridos estamos a S/1 290 878.00 en este momento el padre Miguel, obispo de Iquitos, está en reunión con autoridades para la decisión final y la ejecución de este proyecto planta de oxígeno», escribió en su mensaje publicado al mediodía del lunes 4 de mayo. De esta manera, la colecta ya no solo era una realidad, sino más que eso, era un símbolo de solidaridad para el país en medio de una crisis humanitaria, la indiferencia y la pobreza que ha revelado la pandemia.