En medio de una crisis democrática – recientemente marcada por el enjuiciamiento de Donald Trump por abuso de poder y obstrucción de justicia –  los EE.UU. se prepara para celebrar su 59° elección presidencial en noviembre. Todo indica que el camino para las elecciones de este año no va a ser nada fácil y que su final puede ser tan impredecible como la elección presidencial pasada.

Si bien Donald Trump es un presidente populista que apela al racismo y misoginia de muchos estadounidenses, en noviembre de 2016 él recibió dos millones menos de votos que su contrincante Hillary Clinton. En gran parte esto se debe al Colegio Electoral, un proceso de elección indirecta por el cual los ciudadanos estadounidenses emiten sus votos a través de delegados. Aunque Donald Trump no recibió la mayoría de los votos, sí obtuvo la mayoría de delegados del Colegio Electoral.

Son dos partidos los que mayormente compiten en el país: el partido demócrata – de centro izquierda –  y el partido republicano – de derecha. Antes que estos compitan entre sí, los partidos escogen a sus candidatos en un complicado proceso que comienza mucho antes de las elecciones de noviembre.

El proceso de elección para la candidatura de los partidos se llama elecciones primarias, en el cual se escogen a diferentes delegados que se comprometen a elegir a ciertos candidatos. Las elecciones primarias ocurren en diferentes fechas en diferentes estados. Desde 1972, el estado de Iowa es el primero en elegir su favorito/a y este se hace a través de un proceso que se llama “caucus” o reunión. Los ciudadanos de Iowa se reúnen en diferentes precintos, y personas que apoyan a un/a candidato/a se congregan en una parte del precinto designada. El proceso del caucus es complicado, y previamente ha sido criticado. Pero nada ha pasado como el caucus de este año, donde todavía no se ha escogido al ganador.

En estos momentos, nueve personas postulan para la candidatura demócrata. Entre los más populares se encuentran el demócrata-socialista Bernie Sanders y el exvicepresidente Joe Biden. El primero es reconocido por proponer un sistema universal de salud llamado “Medicare-For-All,” mientras el segundo lleva consigo el legado del popular expresidente Barack Obama, quien implementó el programa de salud comúnmente llamado “Obamacare,” el cual ofreció cobertura de salud a más de 20 millones de estadounidenses, quienes previamente no contaban con seguro médico. Elizabeth Warren se encuentra en el tercer o cuarto lugar en estos momentos. Se le reconoce por el papel que tomó con la creación de la Agencia de Protección Financiera del Consumidor y sus múltiples planes para cada problema social. También están subiendo en popularidad Pete Buttigieg, un exmilitar quien sería el primer presidente LGTB de los EE.UU. si fuese elegido, al igual que Amy Klobuchar, quien posee una postura más moderada que sus oponentes.

Si bien los candidatos Bernie Sanders y Pete Buttigieg han obtenido la mayoría de los delegados (y cada uno se ha autoproclamado ganador), todavía no hay un ganador oficial. Anoche fue la primaria del estado de New Hampshire. En contraste con Iowa, hay un ganador oficial y es otra vez Bernie Sanders, otra vez seguido por Pete Buttigieg y después por Amy Klobuchar. La popularidad de estos candidatos puede cambiar en las próximas primarias en los estados de Nevada y South Carolina, donde hay más diversidad étnica y racial. Todo está por verse en las próximas semanas – quien sube en número de delegados, quien obtiene menos delegados y quien se sale de la campaña en total. Esperemos de quien sea pueda desplazar al presidente actual.