En la pasada edición del Festival de Cine de Lima la presencia de Wiñaypacha, el primer largometraje del puneño Oscar Catacora, puso en evidencia dos tipos de acontecimientos importantes para el cine peruano y para las producciones que se hacen fuera de Lima. El primero tuvo que ver con la presencia del quechua y el aimara como lengua predominante en cinco films. Por primera vez en nuestra historia se juntaron cinco películas desarrolladas en lenguas originarias, y que se proyectaban en un mismo evento en menos de quince días: Wiñaypacha en aimara, Los ojos del Camino y Retablo, y los documentales Río Verde y Nada queda sino nuestra ternura, en quechua. Así, las lenguas originarias estaban siendo parte de los universos que los cineastas representaban, ya sea por su sonoridad o por la fidelidad a los espacios y personajes que retratan. Un hecho sin antecedentes y que marca un antes y un después en la importancia de nuestras lenguas como conexión con los lugares e historias que plasman. Y claro, Wiñaypacha sobresalió por tratarse de la primera película peruana en aimara en todo su metraje.

Y el segundo acontecimiento que se puso en evidencia en este contexto, es que Oscar Catacora es un cineasta que forma parte del entorno que describe en sus films, mientras que los otros trabajos fueron abordados por directores que se insertaron desde afuera en esos contextos que narran. En el cine peruano los Andes suelen ser representados desde una mirada foránea. Es decir, muchos cineastas que no pertenecen a ese entorno lo han registrado para mostrar su fascinación al paisaje, como telón de fondo para sus historias diversas o para denunciar las inequidades sociales en que han vivido las comunidades. En Wiñaypacha, Oscar Catacora marca una distancia clara, tanto en su estilo como en su modo de producción, con el tipo de representaciones de lo andino y lo hace desde un punto de vista familia e íntimo, desde la misma tierra de sus orígenes.

También hubo un hecho que marcó la visibilización de Wiñaypacha en el contexto del Festival de Lima, y tuvo que ver con su inclusión en una sección paralela y no en la competencia oficial, donde sí participó la peruana Retablo, hecha en quechua y que también acaba de obtener reconocimiento en el festival de Berlín. Este desliz de los organizadores del evento propició la queja de la crítica de cine, ya que se percibió que los logros del film no fueron valorados. Sin embargo, fue el inicio, lento, de la participación de la película puneña en diversos festivales internacionales como Mar de Plata.

Los recientes premios obtenidos en el Festival de Guadalajara, en México, confirman el talento del cineasta y el valor de una película que retrata el abandono de una pareja de ancianos en las frías alturas de Puno. Catacora, inspirado en la puesta en escena del japonés Yasuhiro Ozu, plantea, más allá de la historia de los dos ancianos desatendidos por un hijo, una metáfora sólida sobre el abandono de toda una cultura, invisibilizada, mantenida en el atraso, sin apoyo del estado, la comunidad misma u otro tipo de poder social. Narrada con emotividad y sensibilidad, Catacora retrata el espíritu detenido del tiempo, a través de ritos y acciones cotidianas, que van revelando la fortaleza en medio de la nada y a pesar de la adversidad.

Por otro lado, se trata de un film que no existiría sin fondos públicos (casi en su totalidad la película se hizo con estos recursos), y que ganó en un concurso de proyectos del Ministerio de Cultura que priorizó un cine producido en las regiones del país. Así que puede decirse, que Wiñaypacha es un logro de una política pública, que si bien es una isla (porque aún no hay casos similares de éxito en las regiones) propicia una ruta que se puede replicar para futuras producciones. Solo queda esperar que su estreno comercial en Perú permita acercar el film a más públicos, porque no se trata de poner en valor a una película solo por sus temas o mensajes o su atracción en la taquilla, sino por la magia de su propia expresividad, en un registro de los Andes  sin miserabilismo y sin paternalismos inéditos en el cine nacional.

La película se estrena este 19 de abril en los siguientes cines: