“Podrán haber torturado a mi esposo, podrán haberlo matado, podrán haberlo silenciado, podrán haber callado su voz de protesta. Pero mi voz no van a callarla”, dice entre lágrimas Mariela Cayo, esposa de Manuel Quilla un manifestante de Puno que falleció el 31 de marzo producto, presuntamente, de una tortura a manos de efectivos policiales en Lima

Por Ghiomara Rafaele

Manuel Quilla Ticona, campesino de la comunidad de Chuquiguillo, ubicada a tres horas de la ciudad de Puno, falleció producto de múltiples lesiones en el cuerpo: traumatismo en el cráneo con un la presencia de un hematoma, lesiones en las muñecas de las manos que se volvieron ulcerosas, hematomas en la región lumbar, en el muslo izquierdo, en la ingle y pierna derecha, tras ser detenido en las protestas contra el régimen de Dina Boluarte.

Manuel tenía dos hijos. Su esposa Mariela Cayo cuenta: “Nosotros estuvimos el 9 de enero en el aeropuerto de Juliaca. Vimos todo lo que pasó. El Ejército vino a matarnos, nos dispararon a sangre fría, nos gasearon desde helicópteros. Nos molestó bastante todas las mentiras que decían de nosotros”.

La masacre que vieron motivó a Manuel a dejar su tierra y sumarse a la delegación de Juliaca de “Mercados y plataformas comerciales” y emprendió un viaje de más de 26 horas, el 10 de marzo. Se despidió de Mariela y de sus hijos.

Salió a marchar desde el 11 de marzo, pero el día 14 un grupo de policías lo detuvo y lo agredieron en el Parque Neptuno, en el centro de Lima. Ese día, Manuel logró escabullirse, pero al día siguiente, mientras caminaba por las calles limeñas, la policía lo detuvo y no volvió a tener contacto con su familia hasta un día después. 

Manuel Quilla con su delegación en la capital

“A mi esposo lo llevaron a la comisaría de Petit Thouars, el 15 de marzo, ahí lo torturaron. De ahí lo trasladaron a la comisaría de San Andrés. Nosotros nos enteramos por casualidad de que estaba en esa comisaría. Mi sobrino pasando por San Andrés reconoció a mi esposo que parecía un indigente”, declara Mariela.

Cuando Mariela se enteró a través de sus familiares que habían dado con el paradero de Miguel, viajó de emergencia. Al llegar a la comisaría, observó a su esposo mal herido, tenía un coágulo en la ceja izquierda.

Informe pericial de necropsia

En la necropsia presentada por la División Médico Legal de Juliaca, presidido por Soledad Ancori Vaca, el fallecido presentó una fisura a nivel de la base del cráneo, específicamente en ambas regiones temporales, un hematoma a nivel de la meninges, restos hemáticos en el encéfalo.

A nivel de las manos, en ambas muñecas se observaron lesiones. En la izquierda, dos dérmicas traumáticas producto de un contacto crónico. En la derecha, también dos lesiones, una de ellas, ulcerosa. En el antebrazo izquierdo, un hematoma. En la ingle, el muslo izquierdo, pierna derecha, región lumbar, muslo derecho se aprecian hematomas, según los documentos médicos.

El informe concluye que Manuel Quilla falleció producto de un traumatismo encéfalo craneano. Sin embargo, las otras heridas también contribuyeron con el deceso. 

Desde el 17 de marzo hasta el día de su fallecimiento, el 31 de marzo, Manuel empezó a perder lucidez, empezó a hablar incoherencias y con el paso de los días, un líquido empezó a salir de su oído derecho, según han registrado en video sus familiares.

A pesar de ello, había momentos en los que Manuel podía articular correctamente y en un video grabado se escucha al fallecido declarar que fueron miembros policiales quienes lo golpearon y le ocasionaron las heridas en las muñecas, producto de ser enmarrocado. 

Manuel con su familia, ya sentía la incomodidad en los oídos.

Familia en la orfandad

Tras la muerte de Manuel, este deja dos menores de diez y tres años sin un sustento económico, puesto que él era quien proveía a su hogar. Su esposa Mariela quien lo recuerda como un padre de familia responsable, amoroso y trabajador, ve sus estudios truncados porque Manuel era quien pagaba su educación.

“Nosotros teníamos planes a futuro, educar a nuestros hijos para que sean alguien en la vida. Pero ellos mataron al padre de mis hijos”, declara Mariela.