Mas hallazgos sobre masacre. Munición hallada en 9 de los cuerpos de las víctimas de Puno corresponden al tipo de bala utilizada por la Policía, en los otros siete se comprobó orificios de entrada y salida de proyectiles, y en uno se halló 72 orificios de perdigones.

Las necropsias practicadas a las víctimas de Puno confirman la masacre perpetrada a civiles el pasado 9 de enero en Juliaca, quienes protestaban contra el gobierno autoritario de Dina Boluarte. De las 18 personas asesinadas, según las necropsias contenidas en la investigación fiscal, 16 fueron a causa de proyectiles de arma de fuego y uno por el impacto de 72 perdigones. Así lo revelaron informes del diario La República y el Semanario Hildebrandt en sus Trece publicados hoy sobre la carpeta fiscal del caso.

Por su parte, el semanario “Hildebrandt en sus 13” informó que los policías que estaban de servicio durante la manifestación en Puno fueron armados con fusiles AKM-65 con munición de guerra calibre 7.62mm x 39mm, pistolas Pietro Beretta calibre 9mm y Sig Sauer. Ahora, de acuerdo a los peritos del Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público, en algunos de los cadáveres se encontró fragmentos de proyectiles calibre 7.62mm y calibre 9mm que son compatibles con el fusil AKM-65 calibre 7.62mm x 39mm, y las pistolas Pietro Beretta calibre 9mm; tipo de armamento dotado a agentes policiales tal como sostiene la carpeta fiscal del caso.

LAS VÍCTIMAS

A Roger Cayo Sacaca (25), el proyectil le ingresó por el ojo izquierdo y se alojó en su cerebro. Su familia pidió que no se realizara la extracción de la bala para poder preservar la forma de su rostro y poder recordarlo tal como la última vez que lo vieron.

Jhamileth Aroquipa Hancco (17), estudiante universitaria, fue asesinada de un balazo en el abdomen cuando acompañaba a su padre a comprar alimentos. Peritos hallaron en su cuerpo un proyectil de calibre 9mm, que es compatible con la pistola Pietro Beretta. El escolar Elmer Leonardo Huanca (16) murió por una bala que alcanzó su pulmón izquierdo. La autopsia encontró en su cuerpo un proyectil calibre 7.62mm. El mismo tipo de munición fue encontrado en Paul Mamani Apaza (20), asesinado de un disparo en el tórax.

Marco Samillán Sanga (29), estudiante de medicina, fue asesinado de un disparo en la espalda mientras auxiliaba a un herido. Reynaldo Ilaquita Cruz (19) murió de un disparo en el tórax, en su cuerpo de encontró un proyectil deformado. Christian Mamani Hancco (22) murió de un disparo en el tórax, pero se desconoce el tipo de munición fulminante pues no se le practicó el peritaje balístico. Situación parecida es la muerte de Ghiovanny Illanes Ramos (21), quien muerió de un disparo perpetrado a la larga distancia.

Héctor Quilla Mamani (38) fue asesinado de un balazo en el abdomen y Heliot Christian Arizaca Luque (18) de una bala que le impactó en el tórax. Rubén Mamani Muchica (53), Eberth Mamani Arqui (40) y Heder Mamani Luque (37) murieron por impactos de proyectiles en la cabeza. Edgar Huarancca Choquehuanca (22) murió de tres balazos en la cabeza y el tórax, y Marcos Quispe Quispe (54) recibió dos proyectiles de arma de fuego en el tórax y brazo izquierdo. Nelson Pilco Condori (22) presentaba un orifico de entrada y salida de una bala que le perforó el pulmón.

Por último, Gabriel López Amanqui (35 años aproximadamente) presentaba 72 orificios de perdigones en su cuerpo, uno ingresó a su pulmón y se alojó en el corazón, ninguno de los perdigones salió de su cuerpo. Hasta ahora, la Fiscalía no ha podido determinar las características de todas las municiones halladas en los cadáveres puesto que la Policía aún no ha culminado con la pericias balísticas, así se estipula en la carpeta fiscal que accedió el semanario “Hildebrandt en sus 13”.

LA INVESTIGACIÓN FISCAL

Dos días después de la masacre, un equipo de la Fiscalía Provincial Penal Corporativa de San Román solicitó el registro de entrada y salida del armamento de todas las dependencias policiales de Juliaca. Sin embargo, unas cinco de las 11 unidades entregaron la información donde se registra la asignación de armas letales.

La Comisaría Sectorial de Juliaca, que intervino el fatídico día, contó con 12 fusiles AKM-65, 28 pistolas Pietro Beretta y 28 pistolas Sig Sauer. A policías de la Comisaría de San Miguel también se les dotó del mismo tipo de armas. Esta información se confirmó en el registro de “afectación del armamento policial” escrito a mano donde se evidencia las iniciales “AKM”, P/B” y “S/S” que corresponden al fusil AKM-65, Pietro Beretta y Sig Sauer; respectivamente.

En la Comisaría de Santa Bárbara también se encontró información similar. Para el 9 de enero en la relación aparecen 10 fusiles AKM-65 con 1500 municiones calibre 7.62 x 39, 15 pistolas Pietro Beretta y 40 pistolas Sig Sauer con 750 cartuchos 9mm y 2000 municiones calibre 9 x 19mm; tal como constata los registros oficiales.

La información brindada por estas dependencias policiales es de suma importancia pues, según los planes operativos de la Policía indican que la Región Policial Puno solicitó apoyo de la Comisaría Sectorial de Juliaca, Comisaría de Santa Bárbara, Comisaría de la Familia y Comisaría del Aeropuerto y otras como la Comisaría de San Miguel.

Buscan bloquear la verdad

Algunas unidades policiales como la Unidad de Emergencia (Uneme) y la Unidad de Seguridad del Estado remitieron información incompleta o casi ilegible a representantes de la Fiscalía. Por su parte, la Oficina de Criminalística se negó a brindar los registros de entrada y salida del armamento y solo entregó el listado de los agentes policiales que participaron del plan de operaciones.

Misma situación ocurrió con el Ejército. El oficial EP Jimmy Marcelini Jacha del cuartel Batallón de Ingeniería “Teniente La Rosa N°4”, de Juliaca, no permitió que los fiscales inspeccionaran el almacén del armamento pese al pedido oficial. Marcelini solo entregó una relación incompleta de las patrullas militares que apoyaron a la Policía durante las manifestaciones en Juliaca.