Escribe Ximena Casas
América Latina y el Caribe son la única región del mundo donde ha aumentado el número de partos en niñas. Perú no es lejano a esta dramática realidad, pues no solo presenta las mayores cifras de denuncias por violencia sexual de la región, también tiene la siniestra cifra en la que diariamente 3 o 4 niñas entre los 12 y 13 años se convierten en madres.
Según el Ministerio de la Mujer, el 34% de niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años que fueron violentadas sexualmente resultando embarazadas de su agresor y las consecuencias en la salud y vida de ellas se agravan aún más cuando se ven forzadas a continuar ese embarazo.
Cuando una niña menor de 15 años queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente. Su proyecto de vida se desvanece y se multiplica su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión, la violencia y la dependencia. En el Perú, el 77% de las menores dejaron de estudiar a consecuencia de su embarazo y los cuidados del niño.
El sufrimiento mental que experimenta una niña que está obligada a llevar un embarazo resultado de violación puede llegar a ser considerado una tortura según Naciones Unidas. Depresión, angustia, estrés postraumático, además de mayores riesgos a su salud física y deserción escolar son solo algunos de los efectos de las maternidades forzadas, como lo documenta el informe titulado “Vidas Robadas” recientemente publicado por Planned Parenthood Global. En Perú, el 55% de las participantes informaron sentir temor y angustia durante el embarazo, 7% contemplo el suicidio y el 24% tuvo complicaciones alrededor del momento del parto.
Por esto, más de 100 organizaciones defensoras de derechos humanos se unen para exigir protección a los derechos de las niñas en la región.
Ellas, como tú, tienen derecho a un mejor futuro, queremos #NiñasNoMadres
Conoce más de esta problemática en ► www.ninasnomadres.org