La política está siempre estrechamente vinculada con los números. Y hay ocasiones en que ese vínculo es todavía más crucial. En los países con sistemas parlamentarios esto se evidencia desde el minuto uno porque el presidente de Gobierno (y la conformación del mismo) no dependen de quién gane en las urnas, sino de quién cuenta con los números (los votos) en el Parlamento para ser investido.

En el Perú, un sistema presidencialista, el dato aritmético no es menor. Vemos la necesidad de hacer aritmética para aprobar leyes o reformas, comisiones, etc. Y, en los últimos años en que vivimos una crisis política donde el Congreso ha decidido ser protagonista de una asonada obstruccionista con los gobiernos de turno, la aritmética es más importante que nunca. Es imposible gobernar sin calculadora en mano.

Por ello, tras los movimientos políticos realizados ayer en Palacio, en el Congreso, en la PCM, y en todos los despachos ministeriales, no está de más poner la dosis de realismo que nos haga pisar tierra o, mejor dicho, coger la calculadora que en este momento no le da al Gobierno los números en azul sino todo lo contrario.

Veamos la foto completa con sus tres patas: el acierto, los números y la urgencia.✔️

El acierto
Pedro Castillo ha realizado ayer un esperadísimo movimiento político. No solo encabezó una rearticulación de su gabinete ministerial, sino que al hacerlo y no ceñirse a sacar a uno o dos ministros, sino plantear una reformulación completa, le quitó a la oposición la medalla que quería ponerse. Desbellidizó el debate y desmaravizó el escenario. Castillo no sólo asumió la ofensiva sino que recuperó la figura de autoridad que con tanto empeño desde la interna del Gobierno (Bellido, por ejemplo) intentaron quitarle sumándose en el intento a la narrativa de la oposición.

Pero no solo el movimiento ha sido audaz, sino también la consecuencia del movimiento. Ver a más mujeres en el gabinete neutraliza la narrativa de quienes se subieron al coche feminista -mucho más serio que lo que algunos falsos adalides y oportunistas aliados quieren hacer creer- para denunciar la falta de paridad en el primer Gabinete; colocar a la combativa Gisela Ortiz no solo cierra el sangrado por las acciones inexplicables de Ciro Gálvez, sino también responde a un enunciado del mismo Presidente en su mensaje a la Nación el 28 de julio cuando afirmó que instauraría un Ministerio de laS culturaS; y, otro movimiento aplaudible es el nombramiento de Mirtha Vásquez como cabeza de este gabinete. Un perfil que cierra las puertas a quienes quieren hacer creer que el Gobierno claudica a sus principios. Nada más alejado de la realidad cuando tienes liderando el gabinete a una mujer cajamarquina que ya se enfrentó al golpismo desde el Congreso y que tiene el corazón muy felizmente rojo.

Sí, el segundo gabinete tiene mucho para aplaudir, pero, por lo mismo, no conviene perderse en la ceguera que las victorias inmediatas generan porque la batalla no ha cambiado, porque el adversario no retrocede un paso y porque, lamentablemente, de nada sirve tener al mejor gabinete ministerial ni a la mejor Primera Ministra si no tenemos gobierno. Y la intención de la oposición siempre se ha llamado vacancia y, lamentablemente, a estas horas los números para impedirla no están garantizados. ¿Por qué? Porque ha faltado usar la calculadora. ‼️

Los números

Ayer hemos vivido en medio de dos batallas que continuarán durante los próximos días. La primera: la batalla del relato. En esta batalla el ala cerronista de Perú Libre siempre ha sido hábil, rápida y articulada a diferencia de otros espacios, incluido el gubernamental. Han demostrado tener muy clara la narrativa a instalar y cuentan con la capacidad de contar con distintos voceros y voceras -con más o menos proyección- para repetirla hasta que logra abrirse paso en la agenda. Lo han logrado varias veces como aliados del gobierno y, ahora, como facción que inicia un papel de oposición “por principios” -valga el entrecomillado-.

¿Cuál es la narrativa? Bellido lo dijo mucho más explícitamente de lo que algunos señalan: me han sacado y lo han hecho porque defendí la renegociación del contrato de Camisea y la nacionalización del gas. Los comunicadores sabemos que las palabras son muy importantes, sobre todo cuando se disputa por instalar un relato inverosímil. Mientras el presidente Castillo intentaba terminar de construir un gabinete “por la gobernabilidad” que presentar a las 8pm al país, Bellido iniciaba la narrativa que luego Vladimir Cerrón refrendaría con mayor dureza y que el ala cerronista de la bancada -y del partido- están posicionando en medios y redes sociales: Castillo claudica, nosotros, los coherentes, hemos sido retirados del gobierno.

La estrategia de la que hablamos hace una semana por aquí continúa: colocarse al ala izquierda de Castillo y apuntar a la “humalización” de un Gobierno que está muy lejos de ello. Pero da igual: todo es relato. Las fakenews en política son también esto. Atentos a la batalla de las palabras en los próximos días. Y, sin embargo, la otra batalla es todavía más inmediata: la aritmética. Y en esta batalla, hay que decirlo, el Gobierno ha sido poco cuidadoso.

Profe, no podemos jalar en aritmética. Menos aún cuando el Congreso es mayoritariamente opositor y hoy por hoy, buena parte de la bancada de Perú Libre está haciéndole ojitos a esa terrible mayoría. Ver a la congresista Tudela ufanándose de su actitud golpista al señalar que Pedro Castillo debe ser vacado incluso si ha cambiado el gabinete ministerial es algo que podíamos esperar. Ver a Waldemar Cerrón junto con varios congresistas de la bancada señalando que no respaldan este Gabinete por considerarlo una “traición” es una terrible noticia. La calculadora debe encenderse antes de los anuncios, no después de ellos. ¿Qué clase de juego político es aquel donde mueves una ficha del ajedrez sin saber cuántos peones pueden hacerte el jaque por ello?

El presidente Castillo parece tener claro que hay ciertas pataletas que acaban más pronto que tarde y que es probable que recupere los votos que necesita en la bancada de Perú Libre para derrotar una iniciativa vacadora, pero no puede confiar en esa afirmación, tiene que ir a recuperarlos. Así como los ruidos se los lleva el tiempo, hay muchos votos que se mueven por resentimiento y lo cierto es que si bien en este Gabinete hay mucho que aplaudir ha habido una apuesta de provocación en la designación como la de Betssy Chávez quien es, a mi juicio, de lo mejor de la bancada de Perú Libre, pero que evidentemente rompería los puentes con la mayoría de dicha bancada por los conflictos internos. Ese nombramiento pudo ahorrarse. ¿Por qué? Por la calculadora. No hay política sin aritmética.

La urgencia

Es urgente, entonces, hacer de la probabilidad certeza. Si es verdad que este Gabinete pretende garantizar la gobernabilidad, no sólo debe contar con las piezas para ello -que las tiene- sino también con los números. Es momento de que el Presidente y la Primera Ministra cosan. Y coser significa enhebrar, no hincar. El primer lugar de destino ha de ser Perú Libre.

Aquí quiero enviar un mensaje a los y las compañeras de izquierdas (de distintas izquierdas) que durante días han señalado que Bellido debía irse, que Cerrón es un lastre y que el Presidente debe aislarse y quebrar puentes con Perú Libre. Compañeros y compañeras: Ni Guido Bellido ni Vladimir Cerrón son los adversarios. No son personajes que encarnan a las izquierdas que algunos defendemos y, aún así, siento que hace falta una dosis de humildad y cinco dosis de análisis político en algunas tiendas amigas. La humildad porque hay que ser valiente para defender un proyecto político, pero aún más valiente para aceptar las decisiones mayoritarias de nuestro país.

No podemos ir de demócratas y exigir que un mandatario mayoritariamente electo por un proyecto que no es el de algunas izquierdas deba defender proyectos por los que no se presentó.

El Perú ha hablado y votó Castillo pero también un proyecto político. Humildad y reconocimiento de nuestras limitaciones. Es de valientes y de demócratas. Pero también faltan cinco dosis de análisis político. El adversario no es Vladimir Cerrón, la prueba de ello es el nivel de utilización que han hecho de su figura los poderes mediáticos al servicio del ala golpista del Congreso. El adversario tampoco es Perú Libre. Eso es exactamente lo que los poderes buscan.

Aislar al Presidente -y a su gobierno- de la bancada que les permitirá seguir siendo gobierno y gobernante. Pedro Castillo sin Perú Libre no podrá ser Presidente mucho tiempo porque perderá en la aritmética, pero también en apoyo popular, ese que lo mantiene con índices de aprobación importantes en los otros Perús que no son Lima. Basta ver quiénes apuestan por esa ruptura para saber que ese no puede ser nuestro camino. Pero además, porque en Perú Libre hay muchos y muchas compañeras valiosas más allá de Vladimir Cerrón y quienes han puesto por delante sus propias tácticas políticas electorales, que son sumamente necesarios y necesarias. Seamos serios.

El adversario se relame cada vez que nos ve jugando en pared con ellos. La vacancia sigue estando en el centro de la agenda de la oposición. Y por oposición me refiero tanto a la congresal como la mediática y la económica. Por ello es urgente que se dé inicio al proceso de coser encuentros con Perú Libre primero, y con las otras fuerzas del arco congresal después. Solo así se podrá gobernar.

Mirtha Vasquez será una pieza fundamental para ello por la experiencia con la que cuenta para esta labor y por su propio perfil dialogante sin olvidar nunca de dónde viene y a quién se debe. De esto depende que un Perú entero cuente por fin con un gobierno que piense en las mayorías y no en las élites. Cosa usted, señora Primera Ministra. La acompañaremos.