Un grupo de ex trabajadores y docentes de la Pontificia Universidad Católica del Perú se mantiene en la lucha contra recortes a beneficios del Complemento de Pensión de Jubilación (CPJ). Actualmente se encuentran en conversaciones para firmar una nueva acta de acuerdos.

Lucero Ascarza

Griselda Quiroz tenía 20 años cuando ingresó a trabajar a la PUCP, en los años setenta. Laboró por dos décadas en el área del servicio psicopedagógico y por cinco años en la Filmoteca de la universidad. En todo ese periodo, cuenta, siempre alzó la voz para defender las causas que consideraba correctas.

Hoy representa a un grupo de jubilados de la PUCP, entre 70 y 80 años, que denuncian el recorte del Complemento de Pensión de Jubilación (CPJ), que les corresponde según una decisión del Consejo Universitario que data de 1987.

Gabriela Quiroz, representante de los jubilados a quienes les corresponde el CPJ.
Fuente: Federación de Estudiantes de la PUCP – FEPUC

La mayor parte de estos ex trabajadores reciben entre S/ 1,200 a S/ 2,500 mensuales, que resultan insuficientes frente a los recortes aplicados por la universidad y aún más teniendo en cuenta el pago mensual que hacen por un seguro médico particular.

Griselda Quiroz indica que este es el punto central de su demanda pues, por su edad, todos tienen necesidades médicas básicas que atender y requieren que se respete el Complemento de Pensión de Jubilación tal como fue acordado.

¿Qué es el CPJ?

De acuerdo a un comunicado difundido en el periódico institucional de la PUCP el 18 de marzo, este complemento «cubre la diferencia entre la pensión AFP / ONP y el sueldo del beneficiario al jubilarse». Es decir, que si el trabajador o docente tenía un sueldo de S/ 3 mil al momento de jubilarse y la AFP u ONP le daba una pensión de S/2 mil, la PUCP se encarga de cubrir los mil soles restantes.

Para recibir ese beneficio, los trabajadores debían cumplir ciertos requisitos para su jubilación: 1) haber cumplido 60 años de edad; 2) haber trabajado en la universidad durante treinta años; y 3) no trabajar después de jubilado.

Además, años después del acuerdo, se colocó como un nuevo requisito afiliarse a una Administradora de Fondo de Pensiones (AFP). Esa decisión fue sustentada así:

«Las últimas disposiciones legales que crean el Sistema Privado de Pensiones hacen esperar, de una parte, que las pensiones que perciban los trabajadores que se afilien a éste mejorarán ostensiblemente, y de otro lado, permitirán que se genere un menor gasto para la Universidad, el cual le hará posible continuar brindando el Complemento».

Comunicado del Consejo Universitario donde se establece el paso de los jubilados al sistema de las AFP para mantener los Complementos de Pensión de Jubilación.

De esa manera, el personal que cumplía ya con los otros requisitos para el CPJ tenía hasta el 31 de diciembre de 1993 para afiliarse a una AFP.
En ese entonces, la experiencia chilena con las AFP generaba muchas dudas pero finalmente fueron 637 trabajadores los que decidieron acogerse a estos términos. «Nosotros fuimos los que nos arriesgamos», explica Griselda Quiroz.

Para todos ellos, el Reglamento sobre el Complemento de Pensión de Jubilación estableció principalmente que:

  • Sería un beneficio de por vida
  • La PUCP abonaría, en calidad de gratificación por Fiestas Patrias y gratificación por Navidad, dos remuneraciones (lo que hacía un total de catorce remuneraciones).
  • El CPJ será reajustado cuando la Universidad decrete aumentos de carácter general sobre la remuneración básica para su personal.

Son justamente estos dos últimos puntos los que fueron recortados a partir de enero de 2017 y que generan el actual conflicto entre la PUCP con los ex trabajadores y docentes que reciben este beneficio.

Un derecho y no un favor

Mediante una carta del 15 de diciembre de 2016, se comunicó a los jubilados que reciben el complemento de pensión que las gratificaciones por Fiestas Patrias y por Navidad serían eliminadas progresivamente, hasta acabar con ellas en 2020.

Además, se señaló que «el reajuste de los complementos se realizará sólo cuando el Consejo Universitario lo establezca y de acuerdo a las posibilidades de la Universidad». En la práctica, esto significó la anulación del incremento de las pensiones desde 2017.

De acuerdo a Griselda Quiroz, esa no era la primera vez que la universidad buscaba recortar los beneficios del CPJ. Ya en 2010 hubo un intento por hacer lo mismo pero una comunicación que enviaron los jubilados al entonces rector Marcial Rubio sirvió para evitarlo.

Pero cuando la PUCP tomó esta medida en 2016, los reclamos de los ex trabajadores y docentes con CPJ fueron ignorados. De hecho, el ex Vicerrector Administrativo Carlos Fosca señaló en una carta de 2017 que el otorgamiento del complemento de pensión es un acto «de la exclusiva voluntad de la Universidad».

En esa misma línea, el comunicado del 18 de marzo en Punto Edu resaltó que los beneficios recortados en 2016 son «beneficios que ninguna otra institución privada ofrece a sus jubilados en el Perú».

Para Griselda Quiroz, se trata de un mensaje equivocado. «No nos hacen ningún favor. Por ellos, nos quitaban todo», dice. Además, resalta que el reciente comunicado de la PUCP cae en una falsedad al mencionar que «Este complemento es íntegramente financiado con recursos de la PUCP, al no existir un fondo previsional».

La prueba sería un documento del rectorado de la PUCP del 2007, que precisa «El año 2004, por indicación de los auditores externos KPGM y Deloitte, se hizo una reserva para pagar, en los próximos treinta a cuarenta años, la compensación por tiempo de servicios (CPJ) establecida en 1988″.

Sin miras a una solución

El lunes 18 de marzo, los jubilados PUCP con CPJ convocaron a una huelga de hambre. Esta se suspendió cuando las autoridades de la universidad los convocaron para una reunión y se comprometieron a proponer una Comisión Técnica que resuelva este caso en sesión de Consejo Universitario el miércoles 20.

Pero Griselda Quiroz indica que «los pasearon». Por eso, convocó hoy también a una huelga de hambre. Su preocupación es grande, pues quienes protestan son personas mayores y no quiere agotarlos. Por eso, solo cinco compañeros participan de la huelga.

«A una compañera le dio un derrame, porque estamos caminando bajo el sol. Su sobrina ya no quiere que salga», cuenta. Ella misma se siente cansada, se marea con frecuencia y está en constante estrés.

Los estudiantes, a través de la FEPUC, han respaldado sus reclamos y eso le da un poco de tranquilidad. Griselda trabajó 45 años en la universidad y pese a todo, no duda en decir «Yo soy PUCP».