Por Álvaro Meneses

Donde el Estado no llega, en los bosques de las regiones Loreto y Amazonas, los pueblos indígenas awajún y wampís han encontrado instrumentos y métodos para resistir al nuevo azote del covid-19 que, hasta el pasado 18 de abril, se ha cobrado por lo menos 74 mil 887 vidas, de acuerdo al registro del Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef). 

Ante la lejanía del sistema de salud pública y en una realidad sin agua potable y viviendas hacinadas, los pueblos indígenas han recurrido a sus plantas medicinales, el cierre de fronteras de sus localidades, el aislamiento en chacras para personas con síntomas de COVID-19 pero, sobre todo, a los centros de acogida comunales para brindar atención gratuita.

Un reporte elaborado por Oxfam y CooperAcción expone en cifras la situación y respuestas de 63 localidades nativas pertenecientes a los pueblos indígenas wampís y awajún de Amazonas y Loreto. De todas ellas, sólo el 0.26% se atendió en un hospital y el 3.42% llegó a ir a una posta médica. La mayoría recibió atención en sus propias comunidades, con sus plantas y dentro de sus reglas. 

Un testigo de dicha respuesta indígena fue Chávez Wajuyat Shimbucat, promotor comunitario de salud del pueblo awajún. “Enfrentamos el covid con el uso de plantas medicinales, jengibre, limón, matico, agua caliente. Coordinamos con el apu de la comunidad para reunir a la gente y darles charlas sobre prevención del covid, que consiste en lavado de manos, uso de mascarilla, consumo de plantas medicinales, agua caliente, frutas, verduras y tubérculos de sus chacras”, cuenta Wajuyat a Wayka. 

Chávez Wajuyat Shimbucat, promotor comunitario de salud del pueblo awajún.

DESVENTAJAS

Sin la presencia del Estado, las comunidades indígenas recibieron la crisis sanitaria del covid-19 en las peores condiciones, alejados de los hospitales, con varias postas cerradas por falta de personal y medicamentos, así como el alto consumo de agua de pozo sin potabilizar y con viviendas de una sola habitación, situación en la que se propaga el contagio con mayor facilidad. 

Es en ese contexto en el que la mayoría de contagiados de covid-19 y casos sospechosos con síntomas sostienen haber contraído la enfermedad a través de sus familiares. Además, tampoco tienen certezas sobre el número real de contagiados por la poca capacidad de pruebas en sus zonas. 

“El contagio en la primera ola fue masiva, puesto que el Gobierno dio orden del cobro de los bonos sin tener ninguna precaución, es decir, sin ningún protocolo ni uso de mascarillas. Más bien hubo una circulación masiva de la gente de las cinco cuencas”, agrega Chávez Wajuyat, promotor comunitario del pueblo awajún. 

RESPUESTA INDÍGENA

De las 63 localidades nativas, por lo menos 380 personas tuvieron síntomas relacionados al covid-19: 123 síntomas leves, 232 moderados, 23 severos y 2 asintomáticos. Del total, cerca de 373 fueron tratados con plantas medicinales en centros de acogida impulsados por los mismos indígenas, dando forma a los comandos comunitarios contra el covid-19. Por otro lado, cerca de 241 alcanzaron a conseguir medicamentos como paracetamol, azitromicina, amoxicilina y prednisona. 

En resumen, casi todos acudieron a sus plantas medicinales, y algunos complementaron su recuperación con medicina occidental. Tanto es así que el 98.23% de ellos cuenta con un centro de acogida comunal que atiende a pacientes de covid-19, de acuerdo al reporte elaborado por Oxfam y CooperAcción. Solo el 1.77% respondió no tener acceso a este tipo de respuesta indígena. 

“Las comunidades tuvieron que organizarse por necesidad para dar una respuesta, porque la problemática se hizo cada vez más grave, estuvieron esperando la presencia del Estado pero no llegó. Se apoyaron entre ellos para los implementos necesarios. Fue bien importante esa articulación. Y ante la insuficiencia de la medicina occidental, recurrieron a sus plantas. Con sus pocos recursos han ido controlando la situación”, comenta Ana Leyva, responsable del programa de Derechos Colectivos y Gestión del Territorio de la organización CooperAcción. 

Ana Leyva, responsable del programa de Derechos Colectivos y Gestión del Territorio de CooperAcción.

Entre otras medidas, los comandos comunitarios contra el covid decidieron aislar en sus chacras a las personas que presenten síntomas, y por lo menos en 9 localidades se cerraron las fronteras, impidiendo el ingreso de foráneos. 

Pese a la respuesta indígena contra el covid, el promotor comunitario en salud, Chávez Wajuyat Shimbucat, enfatiza en la necesidad de la presencia del Estado en las comunidades, como la reactivación de las postas con personal, medicamentos y equipos de bioseguridad, programas de atención domiciliaria y mayor apoyo a los promotores que atienden en las comunidades.