Recomendación 191 de la OIT sobre la protección de la maternidad Art. 6: La mujer debería poder ausentarse de su trabajo, cuando corresponda, después de notificar a su empleador, con la finalidad de realizar controles médicos relativos a su embarazo.
Por Ghiomara Rafaele
Cuando Astrid se enteró de que estaba embarazada no pudo celebrar completamente porque ese mismo día le dijeron que su gestación corría peligro. Como trabajadora del BBVA –uno de los más importantes a nivel mundial – sabía que debía comunicar formalmente su situación de riesgo al centro laboral. Así lo hizo el 17 de julio del 2023 mediante una llamada telefónica al Servicio de Atención al Empleado del BBVA, y posteriormente mediante un correo electrónico del 24 de julio de 2023. En ellos explicaba que le habían diagnosticado una anemia que ponía su embarazo y su vida en peligro, y que debía aplicarse una serie de inyecciones de hierro, motivo por el cual solicitó ausentarse unos días del trabajo.
A partir de entonces empezó el hostigamiento laboral por parte de su supervisora, la gerente del BBVA, Pilar Ninanya. Ante el pedido de flexibilidad para acudir a inyectarse hierro a la clínica, la gerenta Ninanya le respondió que usara su refrigerio, y que en todo caso podía darle 30 a 40 minutos adicionales. Solo trasladarse ida y vuelta de la oficina a la clínica, le tomaría a Astrid 20 minutos, mientras que la administración del tratamiento duraba aproximadamente hora y media. Usar ese tiempo de su refrigerio, como le indicó la gerenta, implicaba que dejara de almorzar; algo peligroso para una gestante de alto riesgo con anemia.
“Mi hora de almuerzo es una hora, estaba con una dieta especial por mi embarazo. Además de la hora y media en la que me administraban el hierro tenía que movilizarme hasta la clínica, acceder a la cita y volver. El tiempo adicional no era suficiente”, recalca Astrid.
Astrid intentó cumplir con lo indicado por la gerenta por temor a perder su trabajo. Ya antes de comunicar formalmente su embarazo había sido removida sorpresivamente de su puesto y trasladada a uno en el que ganaría menos dinero y tendría que permanecer parada durante horas. El BBVA insistió en que el cambio se realizó a su pedido verbal, pero Astrid lo negó tajantemente. “Este cambio se hizo sin consultarme. Tampoco me explicaron las razones por las que estaban realizando este cambio”, aseguró.
El día que Astrid fue a la clínica por sus inyecciones de hierro, lo hizo como le indicó la gerenta Ninanya durante su hora de refrigerio. Pero al no lograr ser atendida y viendo que se le acababa el tiempo, tuvo que correr de vuelta a la oficina sin poder aplicarse el tratamiento. La siguiente cita disponible era tres días después. En esa oportunidad, la gerenta volvió a negarle más tiempo.
Preocupada y sintiéndose hostilizada por las negativas de su jefa, el 31 de julio del 2023 Astrid decide enviar una carta al banco exigiendo el cese de la hostilización y la violencia laboral ejercida por la gerenta. Ninanya respondió al día siguiente, en comunicación con el líder de relaciones laborales del BBVA, en la que “reconoce que le propuso a la trabajadora que se acerque a la clínica en su hora de refrigerio, e inclusive hace una aclaración indicando que cuando fue mamá y laboraba en el Banco [ella] trataba de que sus atenciones sean fuera del horario laboral”. Adicionalmente, Ninanya solicitó que Astrid fuese puesta bajo licencia mientras durase la investigación por los actos de hostilización.
Pero lo peor estaba por venir. Tras las hostilizaciones constantes de la gerenta, y el estrés que su situación de salud y laboral le venían causando, Astrid sufrió un aborto espontáneo y perdió a quien iba ser su primogénito. Pese a ello, la hostilización laboral continuó por parte de otro de sus supervisores, quien días después se negó a procurar ayuda médica a Astrid frente a una nueva emergencia.
“El 28 de setiembre solicité al Sub Gerente Daniel Barrientos que por favor llamara a un servicio de ambulancia porque me encontraba muy mal –debido a un sangrado por el aborto incompleto– y me ignoró. No hizo la llamada ni tampoco requirió a mis compañeros realizarla”, narra Astrid.
Cansada de la violencia ejercida por los supervisores del banco en su contra, Astrid presentó ante la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) una denuncia por hostigamiento y violencia laboral contra el BBVA. En el acta de infracción emitida por la SUNAFIL constan las comunicaciones de Astrid con el banco, así como las respuestas de Ninanya. La SUNAFIL también señala en su reporte que el banco se demoró en elaborar un informe médico con recomendaciones para el caso específico de Astrid.
La SUNAFIL también consideró que el comentario realizado por Ninanya comparando su maternidad con la de Astrid, fue inapropiado. Además, el ente de fiscalización laboral resaltó que Astrid fue privada de su derecho a usar el tiempo completo de su refrigerio, ocasionando una vulneración de salud para ella y su feto, sumada a la vulneración de su derecho a la salud sufrida cuando de los 90 minutos solicitados para su tratamiento, solo le dieron 30 a 40 minutos adicionales a su refrigerio sin tomar en cuenta los tiempos de traslado y de atención. Por último, la SUNAFIL destacó, enfáticamente, que la gerenta del BBVA tuvo una actitud hostil recurrente contra Astrid.
Por todo ello la SUNAFIL le impuso al BBVA una multa de S/ 403,053. El ente fiscalizador detalló que se vulneraron los artículos de la Constitución sobre el derecho a la vida (al no proteger a la familia de la trabajadora), además de su derecho como madre que labora. También señaló que el banco no respetó la Ley de protección a la madre gestante, ni el Convenio 183 o la Recomendación 191 (vinculados a la protección de la maternidad). Por último, indicó que el BBVA tampoco respetó el Convenio 190, un documento que previene la violencia y acoso en el trabajo.
Wayka se comunicó con el banco para requerir una respuesta por lo sucedido con Astrid y la resolución de la SUNAFIL. El BBVA nos envió una escueta comunicación afirmando lo siguiente: «El banco ha dado respuesta formal al informe de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral y el caso se encuentra actualmente en revisión por el ente regulador. Dada la confidencialidad exigida por ley en este proceso, el Banco se pronunciará de manera oficial una vez que el caso haya concluido definitivamente».
Hasta el cierre de esta publicación Astrid no había recibido reparación alguna y tampoco se había sancionado a los responsables, por lo que decidió recurrir a instancias judiciales. Su abogado, Efraín Guerra, confirmó que demandará al banco BBVA por violencia laboral, psicológica, física y simbólica. “La privaron de atenciones médicas, la maltrataron psicológicamente, le descontaron y disminuyeron el sueldo sin argumentos, y le brindaron respuestas estereotipadas sobre las mujeres embarazadas”, señaló Guerra.
Si tú o alguien que conoces está sufriendo de hostigamiento o violencia laboral, pueden comunicarse con la SUNAFIL al teléfono 0 800 16872 o entablar una denuncia gratuita a través de https://aplicativosweb2.sunafil.gob.pe/si.denunciasVirtuales/inicio .
Aquí puedes encontrar más información sobre qué actos califican como violencia y hostilización laboral en el Perú: https://www.gob.pe/institucion/sunafil/noticias/849521-actos-de-hostilidad-en-empresas-privadas-se-pueden-denunciar-ante-la-sunafil