Escribe Colectivo Paremos el Acoso Callejero

Ante la viralización de un video en donde se puede apreciar una violación en una discoteca limeña, el país pareció estremecerse. La polícia en tiempo récord, logró capturar al sujeto implicado y hasta aprendimos que no es necesario que exista una denuncia y se puede proceder de oficio. Para muchos, esto puede significar un  avance, una prueba irrefutable de que el Estado por fin escuchó las demandas de las mujeres, y ha puesto en marcha un plan para erradicar la violencia contra nosotras. ¿Pero hasta qué punto esto solo se convirtió en show, más que en un plan de acción?

Ante los hechos escandalosos, las autoridades parecen actuar como se debe pero ¿se trata con la misma celeridad los casos que no se viralizaron en redes?, ¿se pide recompensa por todos los violadores, por todos los que ejercen violencia contra la mujer?, ¿se protege debidamente a las mujeres en situaciones de riesgos?, ¿se les escucha a todas, se les cree a todas, se las busca a todas? Las estadísticas señalan que no. Por eso, lo que las mujeres exigimos no es que mejore la comunicación en las redes sociales de la policía, ni que se monten operativos solo para quedar bien antes las cámaras; queremos polìticas públicas transversales que nos libren no solo de la violencia evidente, sino que nos de herramientas para combatirla en nuestro círculo más íntimo.

*Columna publicada originalmente en la Edición Impresa #12 de Wayka