Mientras en las taquillas internacionales, los films protagonizados por mujeres ganan terreno, como pasó con el éxito de La mujer maravilla, Star Wars: El Despertar de la Fuerza, Capitana Marvel o Nosotros, aquí aún hay que contar con los dedos de la mano en el recuento anual cuántos films peruanos protagonizados por mujeres se estrenaron en cartelera.

De un tiempo a esta parte, los estrenos peruanos de la temporada han sido protagonizados por personajes masculinos, tanto en la ficción como en el documental. Esta afirmación no implica una exigencia temática o un deber ser ante los relatos que proponen los directores, sino poner en evidencia que hay una mayoría clara si recordamos a todos los protagonistas que han pasado por la cartelera comercial en los últimos meses. Contar historias con protagonistas mujeres parece ser una escasez ante la ola de películas donde los hombres hacen y deshacen el mundo.

Desde las muy comerciales Once machos 2, a la inefable Jugo de Tamarindo (o la que está próxima a estrenarse Django 3) se viene prolongando este gusto por concentrar las tramas y aspiraciones cinematográficas; a partir de figuras de hombres en entornos de machos, donde las mujeres aparecen en muchos casos como accesorios sexuales o desempeñando papeles de madres o abuelas abnegadas o histéricas.

Incluso están las películas familiares como Papá Youtuber o Papá x tres, donde pareciera que existiera una voluntad por mostrar este mundo masculino de buenas intenciones y donde los hombres también son sensibles, creativos, y pueden lidiar con acciones tan cotidianas como ¡criar hijos! La compleja herencia de Papá Soltero.

O quizás también vale la pena mencionar el thriller Rapto de Frank Pérez Garland, o la reciente Píxeles de familia, donde si bien se muestra una historia semicoral, el punto de vista permite percibir que los personajes masculinos no son tratados con igual valor que los femeninos. También entran la reconocida Retablo de Álvaro Delgado-Aparicio, Norte de Fabrizio Aguilar, La pasión de Javier de Eduardo Guillot, o La bronca de los hermanos Vega, narrativas masculinas de mundos de hombres, en todo sentido, sobre problemáticas desde los hombres y para los hombres (los espectadores). Incluso, Mapacho, la primera película de ficción LGTBI del cine peruano, tiene como protagonista al mototaxista heterosexual que le da título.

La pregunta sale a flote, ¿por qué son tan pocos atractivos para los cineastas (incluso para cineastas mujeres) los personajes femeninos? Y ojo que aquí no me refiero al personaje de la Fuana, que encarna Edwin Sierra, valga la aclaración. ¿Cuáles han sido los estrenos con personajes femeninos? Aparece el remake Recontra loca o Amor hasta las patas, o el film de «terror», Sebastiana de Augusto Tamayo, pero cuya ambición nos produce muy poco como espectadoras. Quizás nos salva Prueba de Fondo, sobre Inés Melchor.

Según estudios de la Escuela Annenberg de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad de California del Sur (USC, por sus siglas en inglés), en 2018, las mujeres como personajes protagónicos tuvieron una alta presencia en el cine y la TV, incluso permitiendo que se acreciente también el número de ellas en la producción de esos films. En cambio, aquí andamos a la inversa, quizás poniendo un poco de esperanza en este campo para el 2020. ¿Viejas amigas?