Caso Chaska: menor de 14 años denuncia a su maestro por acoso sexual y tocamientos indebidos en el colegio

Dámaso Olivera Huamaní, de 63 años, abordó a Chaska para ofrecerle “clases particulares” en su casa sin que le dijese nada a su madre. La UGEL de Abancay, en lugar de sancionarlo, solo lo cambió de área de trabajo. Olivera se encuentra prófugo tras haber sido condenado a prisión preventiva por 9 meses. 

Por Johana Perleche

Las pesadillas son constantes. Chaska, nombre designado a una estudiante de 14 años para proteger su identidad, se levanta en la madrugada asustada, ya no quiere ir al colegio, sueña que el profesor Dámaso Olivera Huamaní la persigue y quiere hacerle daño. Tiene motivos de sobra para temer. 

Desde septiembre de 2023, la escuela, que era un espacio seguro para Chaska, se volvió en un lugar que quería evitar. Todo inició cuando el profesor Dámaso Olivera Huamaní, que le enseñaba el curso Ciencia, Tecnología y Ambiente (CTA), la empezó a acosar. Pellizcos en el brazo, agarrada de cintura, roces, guiños y proposiciones dentro y fuera del ambiente educativo hicieron que la menor se sintiera incómoda. 

Chaska sabía que lo que Dámaso Olivera estaba haciendo no era normal y que tampoco estaba bien. Una noche, de camino a casa tras salir del colegio, se encontró con el docente, quien empezó a hablarle y a seguirla. El maestro le dijo que, como había bajado sus notas en el curso, podía ofrecerle clases particulares de refuerzo en una de sus casas. Chaska le dijo que consultaría eso con su mamá, pero Olivera mostró su negativa de inmediato. Incluso le dijo a la estudiante que nadie debía enterarse y le pidió su número de celular para mantener una comunicación más inmediata. 

Al día siguiente, Chaska tenía un examen de CTA con el mismo maestro. Según el testimonio de la menor, durante la prueba, Dámaso Olivera pasó por su lado y le agarró la cintura. Ella le reclamó: “¡Profesor, qué le pasa!”, pero él solo la ignoró y regresó a su escritorio. Además, Chaska narra  cómo el docente le guiñaba el ojo todo el tiempo, acosándola. 

La menor salió del salón de clases afectada ante lo ocurrido y le contó a su compañera, que había sido testigo, lo que estaba pasando con el profesor. Ambas acudieron donde la auxiliar y le detallaron lo sucedido. En ese momento el subdirector del plantel pasaba por el lugar y también se enteró de los hechos. Tanto la auxiliar como el subdirector del plantel instaron a Chaska a hablar con su madre para denunciar a Dámaso Olivera por acoso y tocamientos indebidos. 

Dámaso Olivera Huamaní, de 63 años, está prófugo desde que se le condenó a prisión preventiva en junio de 2024. Foto proporcionada a Wayka

Así, el 28 de septiembre de 2023 quedó registrada en la institución la denuncia verbal que realizó la madre contra el docente Olivera Huamaní. De inmediato, el entonces director del colegio, Alejandro Valverde Huamán, envió un oficio a la UGEL de Abancay para informar que el profesor Dámaso Olivera sería separado de la institución como medida preventiva hasta que culminara la investigación fiscal, para salvaguardar la integridad física y emocional de Chaska. 

La respuesta de la UGEL Abancay fue solo cambiar al docente de puesto, mandándolo a trabajar en un área de almacén. 

Documento de la UGEL en la que reubican al profesor Dámaso Olivera al área de almacén. Documento del caso proporcionado a Wayka

Hostigamiento a la familia para que no denuncie

Tras la denuncia realizada en el colegio por parte de Chaska y su madre, familiares de Dámaso Olivera acudieron a su domicilio en múltiples oportunidades para insistir en comprar su silencio y que esto no llegara a instancias penales. Minimizaron la acusación diciendo que no era algo grave y que solo buscaban perjudicar al maestro. Estos hechos quedaron certificados en un acta levantada por el psicólogo del área de Convivencia Escolar de la UGEL de Abancay.

Además, esos familiares del docente también trataron de intimidar a la madre de Chaska y a su hermana mayor, señalándoles que por su condición socioeconómica gastarían mucho dinero si denunciaban el acoso en la comisaría, por lo que sería mejor que aceptaran el trato económico que ellos le ofrecían. “No hay evidencia, no ha pasado por un médico legista. Puedes hacer la denuncia, pero en realidad no hay pruebas, no hay cámaras, no hay testigos”, les dijeron. Trataron, por todos los modos posibles, de que firmasen un acta de acuerdo; incluso, enviaron a un señor que se hizo pasar por trabajador de la UGEL. “Vamos a arreglar abajo, señora, por favor, regálame tu firma”, le dijo la esposa de Olivera a la madre de Chaska, según los testimonios obtenidos en la carpeta fiscal.

Todos estos hechos de intento de obstaculización de la denuncia se dieron en días previos a la entrevista en cámara Gesell que dio Chaska, de acuerdo a la abogada Yadith Mogollón de Aprodeh, quien lleva el caso.

Dámaso Olivera ya tenía antecedentes de acoso 

La investigación reveló que Chaska no había sido la única víctima del profesor Dámaso Olivera. Se encontró un acta firmada por el docente en 2022 en la que se comprometía a no ofrecer dinero, a no hablar ni acercarse a quien llamaremos Quilla, una menor de 13 años. 

Otras alumnas han señalado que este maestro también las acosaba, como consta en la carpeta fiscal, pero no denunciaron los hechos.

Acta de compromiso de no acoso a su estudiante de 13 años firmado por Dámaso Olivera en 2022. Documento del caso proporcionado a Wayka

Amedrentamiento y revictimización en el colegio

Este año 2024, ingresó una nueva directora (cuyo nombre se reserva para no afectar la denunciante) al colegio de Chaska, quien, en lugar de continuar brindando apoyo a la estudiante, la comenzó a hostigar y revictimizar. Cada vez que veía a Chaska le decía que había denunciado al profesor Dámaso Olivera por un asunto simple, que todo ello le iba a traer consecuencias. La llamó cobarde e instó a que asumiera las consecuencias de sus actos. 

Ello debido a que Chaska pidió un cambio de aula, porque sus compañeras, que al principio la habían apoyado diciéndole que no tuviera miedo, fueron manipuladas por la familia del maestro tras lo cual rechazaron y tomaron distancia de Chaska. 

Una de ellas, testigo del acoso que había sufrido Chaska, le contó que se sentía acorralada porque los familiares de Dámaso Olivera la habían presionado a decidir si estaba a favor de Chaska o del profesor. Este abuso de poder de un adulto sobre una menor la habría hecho cambiar de actitud con Chaska, a quien ahora evitaba en la escuela. 

Pese a que la Constitución, la Ley General de Educación y tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño exigen la protección de los menores y la garantía de una educación libre de violencias, esto no se ha respetado en el caso de Chaska. 

La inacción de las autoridades, incluidas la directora -quien dijo actuó de acuerdo a sus posibilidades- y la UGEL de Abancay, provocó que la familia de Chaska decidiera cambiar de colegio a la menor, quien en los últimos tiempos se rehusaba a asistir y presentaba síntomas de depresión. 

“Denuncio para hacer respetar mis derechos”

Chaska representa a una de las más de 8500 escolares violentadas sexualmente por sus maestros en la última década en el Perú, de acuerdo al portal SíSeVe del Ministerio de Educación. De estos casos, solo 2762 profesores han sido destituidos definitivamente por el Ministerio de Educación hasta julio de 2024, según información que pudo obtener Wayka. Es decir, apenas alrededor del 30%. Los demás, como Dámaso Olivera, son reubicados en otras áreas pese a las pruebas en su contra.

El 26 de junio de este año, el Poder Judicial emitió la medida de 9 meses de prisión preventiva para el docente Olivera por los presuntos delitos contra la libertad sexual en la modalidad de tocamientos sin consentimiento a menores de edad. Desde entonces, se desconoce su ubicación. No está en el almacén en el que la UGEL Abancay dispuso que continúe sus labores, tampoco en su domicilio. Nadie responde por él. 

La Corte Superior de Justicia de Apurímac emitió una orden de captura a Dámaso Olivera para que cumpla la prisión preventiva dictada en su contra. Documento del caso proporcionado a Wayka

Mientras tanto, Chaska y su familia se mantienen firmes en la denuncia y los procesos que continúen hasta que se encuentre justicia. Ello pese a trabas burocráticas que se presentaron en el camino, como la falta de traductores de quechua en la Fiscalía para que la madre quechuahablante pueda brindar sus declaraciones y para que el proceso penal se pueda llevar a cabo. 

Lejos de amilanarse, Chaska es enfática: “Denuncio para hacer respetar mis derechos”. Ella ahora lleva terapia psicológica y psiquiátrica, pues el acoso y hostigamiento le han generado estrés postraumático. Solo espera volver a ser esa adolescente que se levantaba temprano para ayudar a su madre y luego ir a sus entrenamientos de fútbol sin temor a lo que le pudiera ocurrir. 

La voz de Chaska necesita ser escuchada por las autoridades para que aceleren el proceso, eviten la manipulación de testigos y se encuentre a Dámaso Olivera Huamaní para que cumpla con la prisión preventiva y una posible condena de al menos 14 años por acoso y tocamientos indebidos a la estudiante. Mientras esto no suceda, otras niñas y adolescentes corren peligro y Chaska no podrá recuperar la paz que el docente-acosador le ha quitado.

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