Por Graciela Tiburcio Loayza

“¿Por qué quieres iniciar tu vida sexual? ¿No tienes amor en casa?”, le increpó el personal de salud del Hospital Regional de Ayacucho a una adolescente que había ido a pedir información sobre anticonceptivos. Mari, de entonces 18 años, recuerda cómo estos cuestionamientos hacia las adolescentes, que esperaban una hora para ser atendidas por la campaña de salud sexual y reproductiva, las desmotivó y terminaron yéndose sin la información de cómo prevenir embarazos.

Siete años después, la atención que reciben las adolescentes sigue igual. Las preguntas inquisidoras y la falta de personal médico para las áreas de salud sexual son obstáculos que las exponen a asumir embarazos que pudieron prevenirse. Fabiola, joven indígena del distrito de Vinchos en Ayacucho, cuenta que las pocas adolescentes que logran acceder a estos servicios reciben información incompleta.

“Algunos (médicos) tratan de contarnos solo lo básico y las explicaciones que dan son completamente en español. No te hablan en tu idioma nativo, muchas jóvenes quechuas no entienden nada”, señala Fabiola. La falta de conocimiento sobre planificación familiar es grave, el Centro de Culturas Indígenas – CHIRAPAQ alerta que el 17% de mujeres indígenas no ha recibido orientación sobre estos temas en los centros de salud.

Y esto tiene consecuencias. De 2017 a octubre de 2021, el Ministerio de Salud registró 8 mil 643 partos de adolescentes entre 15 y 19 años en Ayacucho, la región donde viven Mari y Fabiola. A nivel nacional, el panorama es peor, son más de 249 mil adolescentes que han tenido partos en los últimos cuatro años. Sin posibilidades para recibir información confiable sobre sexualidad, el destino de miles de adolescentes parece estar marcado.

Porcentaje de mujeres indígenas que acceden a atención en salud sexual y reproductiva. Imagen: CHIRAPAQ

Sin atención

Si los servicios de salud sexual y reproductiva ya se encontraban en segundo plano, con la llegada de la pandemia se volvieron casi inexistentes. Por solicitudes de acceso a la información, el Ministerio de Salud informó a Wayka que, hasta el 23 de septiembre de este año, solo estaban activos un poco más de 300 servicios diferenciados para adolescentes de los más de 3 mil que existían antes de la pandemia.

Estos consultorios brindan atención integral para adolescentes donde, además de recibir información sobre salud sexual y reproductiva, también acceden a consejería y orientación sobre temas de salud y desarrollo concerniente a esta etapa de vida. Quienes tienen más de 14 años, pueden asistir a estos consultorios, o a cualquier otro centro de salud, sin compañía adulta y solicitar información sobre planificación familiar.

Sin embargo, en la realidad esto rara vez se cumple. “Lo que pasó con el COVID-19 nos demostró que para el Gobierno y el Ministerio de Salud, el derecho a la salud sexual y reproductiva fue menos que otros derechos, pues se dedicaron solo al Covid”, reclama Mary, ahora con 25 años, convencida de la importancia de que las y los adolescentes accedan a los servicios de planificación familiar.

Su reclamo es justo, pues las mismas decisiones del Hospital Regional de Ayacucho muestran cómo este ámbito de salud queda relegado. El 31 de julio de 2021, mediante el memorando N° 237, la Dirección Regional de Salud de Ayacucho dispuso que el Consultorio de Planificación Familiar y el Consultorio al Adolescente quedaban cerrados “hasta nuevo aviso, según como se presenta la pandemia por COVID-19”.

Hospital Regional de Ayacucho dispuso no reabrir el servicio de planificación familiar para adolescentes

Esto a pesar de que siete meses antes, el Ministerio de Salud aprobó la Resolución Ministerial N° 1046-2020 que ordenó disponer los servicios de planificación familiar y entrega de métodos anticonceptivos para adolescentes en todos los establecimientos de salud, exista o no un consultorio de atención especializada para este público. Intentamos comunicarnos con el hospital de Ayacucho, pero hasta el cierre de la nota no recibimos respuesta.

De acuerdo con Pilar Arce, coordinadora de Fortalecimiento de Capacidades de Promsex – Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos, en 2020 se reportó una disminución del 89% de consultas sobre orientación y consejería para prevenir el embarazo adolescente. Y las cifras confirman su análisis. De acuerdo al registro obtenido por Wayka mediante solicitud de acceso a la información al Minsa, 12 mil 265 adolescentes interrumpieron su suministro de métodos anticonceptivos en 2020.

Urge reactivar servicios

Este panorama se repite en todo el Perú. Para comprobar si los centros de salud de Lima estaban cumpliendo con las normativas que establecen el acceso a información sobre planificación familiar para adolescentes, Wayka acompañó a una joven de 17 años al Centro Materno Infantil Manuel Barreto, ubicado en el distrito de San Juan de Miraflores, a pedir un condón. 

Solo después de que la adolescente insistiera, el personal de salud encargado del ingreso le entregó el preservativo, no sin antes aclararle que le estaba dando uno que le correspondía a él como parte del cuerpo médico. Para la obstetra Katty Rojas, encargada del Área especializada en Salud Sexual y Reproductiva del Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña, este tipo de barreras son las primeras que deben ser evitadas.

“El hecho de que tenga una experiencia negativa con los profesionales de salud hace que desarrollen desconfianza, que generalicen pensando que todos los médicos estamos en contra y que no regresen. Eso nos lleva a que perdamos una oportunidad de poder identificar riesgos y de fomentar herramientas protectoras para que hagan un uso responsable de su sexualidad”, comenta la especialista en conversación con Wayka.

Instituto Nacional de Salud del Niño - Breña en Breña
El Hospital del Niño en Breña es uno de los pocos establecimientos de salud que continúa brindando atención en salud sexual y reproductiva para adolescentes.

Como encargada del Servicio Diferenciado para Adolescentes del Hospital del Niño, Katty Rojas afirma que la pandemia y la disposición del trabajo a distancia fueron bastante perjudiciales para esta área de atención y han significado todo un reto para adecuar las consultas especializadas al espectro digital. Su consultorio atendía mensualmente a un promedio de 150 adolescentes, pero con la llegada de la pandemia todo quedó suspendido.

Sin embargo, a diferencia de otros servicios diferenciados, Rojas apostó por llamar a cada uno de sus pacientes para animarles a continuar con sus consultas y fomentó reuniones grupales virtuales con varios adolescentes, colegios e incluso padres y madres para potenciar la cobertura de atención. El resultado, el consultorio especializado ha vuelto a recuperar a las y los adolescentes que se atendían desde un inicio.

“Nos ha costado adecuarlo y en la parte virtual sacarle un provecho. Tuvimos que aprender a usar las plataformas virtuales y potenciar las redes sociales para llevar la información y que sea significativa para las y los adolescentes. La sexualidad no solamente es dar información sino también generar actitudes positivas que conlleven a las y los adolescentes a conductas saludables hacia su sexualidad”, precisa Rojas.