Las próximas elecciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), a realizarse el próximo 20 de marzo, son quizá, -junto a la de Estados Unidos-, las más importantes del presente año en nuestro continente.

Durante el mandato del actual secretario general, el uruguayo Luis Almagro, la OEA ha sido muy cuestionada, debido a que lejos de dar solución a las crisis de los países miembros, ha optado por tomar postura, acrecentando las divisiones al interior de las naciones, y generando grietas entre los estados miembro.

A la fecha, se han presentado tres candidaturas: la reelección del actual Secretario General (presentada por Colombia); la expresidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa (presentada por Antigua y Barbuda, y San Vicente y las Granadinas); y, el exvicecanciller de Perú, el embajador Hugo de Zela (presentada por el presidente Vizcarra).

Todos los análisis coinciden en señalar que la secretaría general será disputada por Luis Almagro, quien es apoyado por la derecha regional, y María Fernanda Espinosa, quien tendría el apoyo de los gobiernos progresistas, y disconformes con el accionar del actual secretario general.

Es importante señalar que el sector progresista del Ecuador, encabezado por el expresidente Rafael Correa, ha pedido formalmente a los gobiernos de la misma tendencia política optar por otra candidatura, toda vez que la excanciller es considerada parte del ‘morenismo’ (seguidores del actual presidente ecuatoriano Lenín Moreno), y -por tanto- acusada de traicionar los valores de la denominada Revolución Ciudadana. Tomando el cuenta que Correa cuenta con un importante reconocimiento dentro de la izquierda progresista, no debe descartarse que aún pueda surgir una nueva candidatura.

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Luis Almagro fue elegido secretario general de la OEA en 2015, y fue presentado por el Frente Amplio de Uruguay, habiendo sido canciller durante el gobierno de José “Pepe” Mujica. Almagro optó por hacer de la crisis venezolana su carta de presentación, pero, lejos de buscar una salida dialogada, se posicionó con la oposición encabezada por el diputado Juan Guaidó. En este sentido, impulsó la conformación del denominado Grupo de Lima, como plataforma para “recuperar la democracia”, y apoyó las sanciones de Estados Unidos de América.

Sus detractores sostienen que esa parcialidad ha hecho que Almagro brinde su apoyo a decisiones contrarias a los derechos humanos; por citar algunos ejemplos:

1) apoyó al expresidente Pedro Pablo Kuczynski al indultar, ilegalmente, al exdictador Alberto Fujimori;
2) mostró su apoyo al gobierno de Sebastián Piñera, felicitándolo por la gestión de la crisis en Chile, aun cuando la Oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, en su informe, da cuenta de 26 muertes durante las protestas y de “violaciones graves a los derechos humanos” incluyendo lesiones, torturas, malos tratos, violencia sexual y detenciones arbitrarias y la posibilidad de que se haya producido alguna “ejecución extrajudicial”;
3) decidió dar su apoyo a Luis Camacho, candidato a la presidencia de Bolivia, y uno de los principales actores en el golpe de Estado a Evo Morales y la posterior represión, la cual fue documentada en un informe de la CIDH (órgano que forma parte de la OEA) en el que se registraban 36 muertos, y se constataba el uso desproporcionado de la fuerza contra población civil, sobre todo en Sacaba y Senkata. Este informe señala que los “hechos pueden caracterizarse como masacres”, así también que “los patrones de las lesiones que se han registrado ofrecen serios indicios de prácticas de ejecución extrajudicial”;
4) apoya firmemente al gobierno colombiano, a pesar del asesinato sistemático de líderes sociales y la inoperancia del Estado;
5) ha valorado como positiva la gestión de la crisis por parte del gobierno ecuatoriano, aun cuando se ha evidenciado la represión en la última ola de protestas, además de la persecución a los líderes de la oposición (lawfare);
6) ha sido acusado de negociar con el gobierno de Honduras el debilitamiento de la misión de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH); etc.

María Fernanda Espinosa fue parte del círculo más próximo a Rafael Correa, fue canciller, además representante permanente ante Naciones Unidas en Ginebra, ministra coordinadora de Patrimonio Cultural y Natural, y ministra de Defensa Nacional. Durante el gobierno de Lenín Moreno, se distanció del “correísmo”, apoyando las medidas de Moreno que terminaron en la captura de los órganos de control y justicia, por parte del ejecutivo, como el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), y con ello, la fiscalía general, la defensoría del pueblo, etc. Asimismo, apoyó la persecución y encarcelamiento, sin que existan pruebas convincentes, del vicepresidente Jorge Glas. Finalmente, respaldó la alianza de Moreno con otros sectores de poder, ejecutando un programa económico opuesto al que había ofrecido como candidato a la presidencia.

Hugo de Zela ha sido representante del Perú ante la OEA, jefe de gabinete del exsecretario general José Miguel Insulza, viceministro de Relaciones Exteriores y embajador en los Estados Unidos de Norteamérica.

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Analizando los apoyos y alineamientos de los estados miembros, se puede afirmar que aún no está decidida la votación, toda vez que Almagro y Espinosa cuentan con importantes apoyos.

El embajador de Zela tiene un difícil escenario toda vez que estaría disputando los mismos votos que Almagro. En estos momentos, los apoyos regionales: EE. UU. por un lado, y México y Argentina, por el otro, tendrán que usar la diplomacia para poder convencer a quienes, -aún con sus preferencias-, no tengan su voto decidido. Para ser elegido, el candidato deberá obtener mayoría simple, es decir, 18 de los 34 votos posibles. Cuba, aunque es miembro, no participa desde 1962.

Aunque es arriesgado, la votación podría ser la siguiente:

Almagro (15): Estados Unidos de América, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Bolivia (gobierno de facto), El Salvador, Uruguay, Ecuador y el representante de Guaidó.

Espinosa (15): Argentina, México, Antigua y Barbuda, Dominica, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Barbados, Guyana, Haití, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, y Bahamas.

De Zela (1): Perú.