Pagaron miles de dólares por una propiedad prometida. Más de 40 exfieles de la iglesia El Aposento Alto exigen mediante denuncia penal la devolución de los denominados “gigantes”, los pagos que hicieron al pastor Alberto Santana para comprar el estadio del equipo Alianza Lima.

Por Lucero Ascarza Canales

Son más de las 11 de la noche, y a la altura del kilómetro 37 de la Panamericana Norte, en el distrito de Puente Piedra, a pesar de la hora y el cansancio, tres mujeres se reúnen para conversar sobre las denuncias que presentarán contra el pastor Alberto Santana y su entorno por estafa y lavado de activos.

Amanda Vidaurre, Nancy León y Victoria Purizaca son parte de dos grupos de exfieles que reclaman la devolución de los miles de dólares que aportaron a la Iglesia El Aposento Alto, dinero que les pidió el líder de la congregación, Alberto Santana, con la promesa de ser dueños del estadio de Alianza Lima, ubicado en el barrio de Matute, La Victoria.

Folleto que se repartía a fieles de El Aposento Alto para incentivar el pago de «gigantes».

No son las únicas que se sienten engañadas. A inicios de este año, otro grupo de 16 personas, en su mayoría exfieles de la provincia selvática de Tocache, en el departamento de San Martín, presentó una denuncia penal contra Santana y sus familiares y allegados. El caso ya se encuentra en etapa de investigación preliminar por parte de la Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de Lima Norte.

Con ese antecedente, Amanda Vidaurre y Victoria Purizaca enviaron una carta notarial a la iglesia de Santana el 15 de marzo, como parte de un grupo de 22 personas. Tres días después, otras 11 personas, entre las que está Nancy León, enviaron también una carta notarial.

Pero solo los últimos recibieron respuesta de Sonia Carbajal, esposa de Alberto Santana y actual representante de El Aposento Alto, luego que Santana fuera retirado por el escándalo que estalló cuando la prensa reveló que tuvo una concubina adolescente.

Extracto de la carta notarial de Sonia Carbajal como respuesta a los exfieles que exigen la devolución de sus aportes de «gigantes» a El Aposento Alto.

En la carta de Carbajal se les dice a los exfieles, mediante citas bíblicas, que la ofrenda que dieron se hizo de forma voluntaria y, en consecuencia, no había devolución de donaciones. Además, les dijo que el dinero ya ha sido gastado.

“En ningún momento la Iglesia Cristiana Mundial ‘El Aposento Alto’ ha estafado ni defraudado a las personas, ya que el dinero recaudado ya se ha invertido y se sigue invirtiendo en la compra de lotes de la explanada del Alianza Lima, que será usado como iglesia”, se lee en el documento al que tuvo acceso Wayka.


Donaciones con trampa

De acuerdo con los testimonios de diversos miembros de El Aposento Alto, el pedido de los “gigantes”, los pagos destinados a la supuesta compra del estadio Matute, inició en 2013. Un “gigante” equivalía a mil dólares, el pago mínimo que se esperaba de cada acólito. La donación lo hacía acreedor a un metro cuadrado del terreno. A más “gigantes”, más metros cuadrados. En realidad, se trataba de una simulación porque no hay un solo papel legalizado que acredite tal propiedad.

“Cuatro ‘gigantes’ (4 mil dólares) he aportado por amor a Dios… He dejado de construir mi casa para que la obra de Dios crezca”, se lamentó Victoria Purizaca.

Vouchers que se entregaba a los fieles de El Aposento Alto por cada pago que hacían para llegar a la meta mínima de un «gigante»: 1,000 dólares.

Como parte de la promesa, se les dijo también que se colocaría el nombre de cada uno en placas de bronce dentro de la futura mega iglesia que habría en el lugar. Y todos los fieles, en Lima y otras provincias, dieron su aporte con esa ilusión. Y en eso quedó.

De acuerdo con los registros de los pagos, obtenidos por los mismos denunciantes, serían más de 800 personas las que “mataron (donaron) gigantes”. Pero los exmiembros de El Aposento Alto saben que en realidad fueron muchos más. Nancy León, por ejemplo, no aparece registrada pero tiene vouchers que prueban los pagos que hizo.

Fragmento del Excel donde están registrados los pagos que hicieron más de 800 fieles en Lima y otras provincias para hacerse acreedores de metros cuadrados del estadio Matute.

La burbuja reventó para ellos en setiembre de 2018, con la toma de la explanada del estadio Matute. Convencidos por el testimonio del pastor de que el terreno les pertenecía, más de mil fieles ingresaron al estadio de madrugada. Una acción que terminó en batalla campal contra simpatizantes del equipo Alianza Lima.

“Uno peca de inocente, vamos a ir a la 1 de la mañana, nos dijeron, y entramos a las 3”, relató Nancy León, quien fue llamada a participar ese día. “Cuando estábamos adentro, se destapó todo… Yo he sido una de las mamás que ha salido con sus niñitos”.

Para ella y para muchos otros ese día fue una revelación. Fue claro entonces que les habían mentido y que de ninguna manera eran dueños del estadio. Incluso cuando Alberto Santana declaró que había comprado propiedades que son parte de la explanada del estadio, no le creyeron. Después de todo, la explanada nunca fue la promesa.

Propiedades en papel

En la carta notarial que envió Sonia Carbajal el 20 de marzo como respuesta a las exigencias de los exfieles, argumentó que se han comprado lotes de la explanada “que superarían más de un millón y medio de dólares”.

Además, listó 5 números de partidas de los inmuebles registrados en la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (Sunarp). Sin embargo, lo que resulta curioso es que en realidad son 6 las adquisiciones efectuadas por la glesia El Aposento Alto en la explanada del estadio Matute.

Fragmento de la carta notarial de Sonia Carbajal, donde lista las propiedades adquiridas con los aportes de «gigantes» dados por los fieles.

El Lote 22, ubicado en la Urb. Huerta Mendoza, registrado con N° 49002839, de hecho aparece como vendido dos veces a la glesia, según documentación de la Sunarp.

Las compras son materia de investigación por parte de la Fiscalía de Lavado de Activos.

Según la inscripción de registro de predios, El Aposento Alto adquirió el lote 22 de Beatriz Mercado de la Fuente, Luis Enrique Mercado de la Fuente y otros el 19 de mayo de 2017. El precio pagado fue de US$ 360 mil.

Pero poco después, el 22 de junio, la iglesia volvió a adquirir el mismo lote a Transportes Hema, esta vez por US$ 250 mil.

¿Por qué alguien compraría una misma propiedad dos veces? Probablemente para asegurarse de ser el propietario en el papel, aun cuando no pueda serlo con legalidad. O para subvaluar el costo del inmueble. La Superintendencia Nacional de Bienes Inmuebles y la Municipalidad de La Victoria ya informaron que dichos terrenos le corresponden al club Alianza Lima.

La discordia por la propiedad

Alberto Santana afirma que la Iglesia El Aposento Alto ha adquirido lotes en la explanada del estadio Matute. No solo a sus fieles, también al Club Alianza Lima.

Cartas enviadas por el pastor al gerente general del club, Renzo Ratto, indican que en octubre de 2017 Santana le pidió “desocupar los bienes que tuvieran dispuestos en los terrenos de nuestra propiedad que es de la iglesia, los cuáles vienen usándolos como estacionamientos”.

Carta de Alberto Santana a Renzo Ratto, gerente general del club Alianza Lima.

Para probar su posesión, el entonces líder de la iglesia adjuntaba también los impuestos prediales pagados por los cinco lotes durante ese año.

Lo que Alberto Santana no mencionó, sin embargo, es que el Lote N° 22, adquirido (dos veces) por El Aposento Alto es parte de un pleito que por años ha llevado el Club Alianza Lima con las personas que ostentaban la supuesta posesión de propiedades en la explanada del estadio.

De hecho, en 2016 el club planteó una demanda civil contra los supuestos propietarios: Beatriz Mercado de la Fuente y otros; y Transportes Hema. Y en abril de 2018, se pidió que se declare sucesor procesal de todos los demandados a la Iglesia Cristiana Mundial El Aposento Alto, al haber adquirido todas las acciones del Lote N° 22.

Ese sería uno más de los procesos legales que enfrenta Santana.

Crecen las denuncias

Mientras se decide la situación de los lotes de la explanada, los exfieles de El Aposento Alto continúan su lucha. Ya existe una denuncia admitida por estafa y lavado de activos, en etapa de investigación preliminar.

Animados por ese avance, los grupos que integran Amanda Vidaurre, Victoria Purizaca y Nancy León se organizan para presentar más denuncias esta semana.

En total son 49 personas quienes exigen la devolución de los “gigantes”, de los miles de fieles que atendían el culto en El Aposento Alto. Ellos confían en que se sumarán más personas para exigir a Santana la devolución del dinero que bien pudieron destinar al bienestar de sus familias.

Amanda Vidaurre, quien fue miembro de la iglesia por 22 años, es quizá una de las más decepcionadas. “He trabajado vendiendo tamales, anticuchos, picarones para llegar a nuestra meta. Por amor a Dios lo hemos hecho”, dijo a Wayka.

Victoria Purizaca, una de las que aportó mayor cantidad de “gigantes”, resalta que nadie los obliga a denunciar. Ella lo hace movida por la necesidad y la indignación.

“Son muchas almas que realmente han dejado de comer para que esa iglesia crezca. Los que están gozando es su familia, a costa de nosotros, nuestro sudor”, afirmó con vehemencia.

Pero no culpan a las personas que deciden no denunciar y prefieren el silencio. Después de todo, ellas y los otros exfieles de sus grupos están invirtiendo tiempo y dinero que no les sobra para esta causa. Además, afirman que reciben llamadas y amenazas constantemente.

El abogado Huber Sánchez, a cargo de la primera denuncia que se hizo contra Alberto Santana, confirmó que muchas personas lo llamaron luego del reportaje de “Panorama” donde se informó sobre la demanda por los “gigantes”. Pero, pese a las llamadas, nadie acude a su oficina. “Ellos lo entienden como que deben seguir siendo fieles a la palabra, tienen miedo”, explicó Sánchez.

Para Amanda, Victoria y Nancy tambien fue difícil. Su fe se mantiene intacta pero eso no le resta firmeza a su denuncia. No piensan parar hasta que Santana, su familia y el entorno que los apoya se haga responsable.