Desde diciembre de 2022 hasta la fecha, alrededor de 27 menores de edad han sido heridos. Estos casos ocurrieron en Lima, Andahuaylas (Apurímac), Ayacucho, Cusco, Juliaca (Puno), Ica, La Merced (Junín) y Ucayali. Las lesiones acompañan a niños, niñas y adolescentes que no necesariamente estaban en las protestas. El régimen de Boluarte les dio un monto de dinero a las familias perjudicadas, pero hubo dificultades para acceder a este monto.

Por Jair Sarmiento

El lunes 12 de diciembre de 2022, un día después del asesinato de las dos primeras víctimas del régimen de Dina Boluarte, Einer —un escolar de 13 años— se había quedado en casa, haciendo algunos quehaceres domésticos. El reloj marcaba el mediodía en el distrito de Chincheros, Apurímac.

Su padre, un hombre de la chacra, había salido a trabajar y su madre, ama de casa, salió a protestar por primera vez en solidaridad por los menores fallecidos en su región.

Einer hacía sus tareas cuando escuchó los primeros disparos. Era una balacera. Preocupado, corrió a buscar a su madre para luego ingresar a codazos entre el tumulto de un grupo de manifestantes. Miraba a todos lados, intentando hallarla. Estuvo así durante quince minutos, pero no la encontró. Su madre estaba en otro grupo, y no en ese. En aquel momento, una bala le cayó en la espalda.

Un conocido de la familia fue raudamente hasta el trabajo de Mateo, padre de Einer, a gritarle: “¡A tu hijo le ha agarrado la bala!”. Así es cómo se enteraron de lo que le había pasado al menor de todos sus hijos.

Antes de que la bala llegara a su cuerpo, Einer ayudaba a su padre en el campo. Le gustaba nadar, pero amaba el voley; jugaba en la posición de armador y en ocasiones participaba en campeonatos o torneos locales.

Einer fue socorrido y atendido en medio de las protestas, pero debido a la gravedad de la herida, tuvo que ser trasladado a la ciudad de Lima y hospitalizado en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INS). 

Ocho días después de lo ocurrido, el 20 de diciembre, Einer cumplía catorce años en una sala de hospital junto a su familia. 

Por la ubicación del proyectil de arma de fuego (cerca a la médula ósea), había una seria preocupación de los padres y los doctores por la movilidad de las piernas de Einer. Fue intervenido quirúrgicamente para retirarle la bala. La operación fue exitosa. A los dos días de dicha intervención, el menor pudo dar algunos pasos. Fue dado de alta.

Luego de un gran periplo, Einer y sus padres regresaron a Chincheros. Ahora ellos, tienen que viajar a Lima cada cierto tiempo para los  chequeos y terapias físicas de rehabilitación de Einer. En mayo deben regresar nuevamente. El apoyo de algunos conocidos y voluntarios les ha servido para costearse los pasajes, pero siguen necesitando ayuda económica.

En la actualidad, Einer asiste a su colegio. Cursa el tercer grado de secundaria, pero no soporta estar sentado en su carpeta por muchas horas, ya que siente malestar en la columna y barriga. Y pese a que toma pastillas para aliviar la aflicción de las heridas, el dolor que le producen hace que salga dos horas antes de acabar el horario escolar.

Para movilizarse de su escuela a su hogar, Einer se traslada en mototaxi, ya que no puede caminar mucho. Cuando llega a casa, los ruidos fuertes lo aturden y si sus padres alzan la voz, se asusta, reniega y llora por lo que le ha tocado vivir a tan corta edad.

“Ahorita yo estoy preocupado porque mi hijo es un inválido, ya no puede hacer ni fuerza, tiene varios cortes, ha perdido un órgano debido a la herida de la bala”, relata su padre.

La madre de Einer también piensa por las noches sobre lo sucedido. Antes de dormir, se pregunta  y pide por Einer, habla con su esposo para poder dormir tranquilos.

El padre de Einer a veces observa las noticias o mira los periódicos y ve el rostro de Dina Boluarte. “Yo, qué le puedo decir a esa mujer, no entiende, no escucha, nosotros no la elegimos como presidenta, no la queremos”, comenta.

El nombre de Einer, como el de otros menores de edad, está dentro de la lista de beneficiarios del apoyo económico a heridos y fallecidos por la represión policial y militar.

Sin embargo, sus familiares no podían retirar el dinero debido a que el beneficiario estaba a nombre de Einer y no podía cobrar debido a su edad. Su padre se comunicó con el Ministerio de Justicia (Minjus) y le dijeron que harían el cambio para que sean los padres quienes puedan retirar el dinero.

“Me dijeron, espera 15 días y lo cambiaremos”, señaló el papá de Einer, quien necesita del dinero para los gastos de traslado. Pasó un mes para que el Minjus haga el cambio del familiar beneficiario.

Las heridas que no cierran

La historia de Einer no es la única. Hay alrededor de 27 menores de edad heridos por la represión de este régimen. Para conocer el número de afectados, se hizo un cruce de información a partir de lo recopilado por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (Cnddhh) y la Defensoría del Pueblo, en base a los reportes de hospitales y direcciones regionales de salud en Ayacucho, Junín, etc.

Ese también es  el caso de Christofer de 14 años, de Pichanaki, Junín, quien recibió un impacto por arma de fuego en el brazo. Él tuvo que viajar a Lima con su madre para ser intervenido quirúrgicamente hasta en tres ocasiones ante el riesgo de perder la mano.

En estos momentos, Christofer viene haciendo terapia física y ocupacional indicada por el médico y está a la espera de una nueva cirugía que posiblemente se le realice dentro de seis meses. Mientras tanto, viene perdiendo el año escolar dado que no ha podido retornar a Pichanaqui ya que está quedándose temporalmente en la capital. Iba a ingresar a cuarto grado de secundaria, pero por la herida no puede estudiar.

Es difícil conocer la cantidad de casos, ya que según la Defensoría del Pueblo hay 11 casos de niños y adolescentes heridos, pero cruzando información de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y otras fuentes, se pudo recopilar esta información:

J. tiene 17 años, es de Ayacucho, sufrió una herida en la espalda.
A. tiene 14 años, es de Apurímac, y sufrió un trauma ocular.
X. tiene 15 años, es de Apurímac, y sufrió una herida en la cabeza.
Y. tiene 13 años, es de Apurímac, y sufrió una herida en el dedo.
E. tiene 13 años, es de Ayacucho, y sufrió un traumatismo intracraneal.
J. tiene 12 años, es de Ayacucho, y sufrió una contusión en la cabeza.
F. tiene 11 años, es de Apurímac, y sufrió intoxicación por gas lacrimógeno.
B. tiene 11 años, es de Puno, y sufrió una herida en la pierna por un proyectil de arma de fuego.
W. tiene 13 años, es de Puno, sufrió una intoxicación por los gases.
R. tiene 15 años, es de Puno, y sufrió una contusión en el tobillo derecho.
Y. tiene 15 años, es de Puno, y sufrió una insuficiencia respiratoria por bomba lacrimógena.
F. tiene 16 años, es de Puno, sufrió una intoxicación por gas.
E. tiene 16 años, es de Arequipa, sufrió traumatismos superficiales múltiples.
J. tiene 17 años, es de Puno, sufrió una herida en el cuero cabelludo.
Á. tiene 17 años, es de Puno, sufrió múltiples contusiones.
J. tiene 17 años, es de Puno, sufrió una herida en el cuero cabelludo cortante en la región parietal.
Un recién nacido también fue afectado por una bomba lacrimógena que cayó dentro de su hogar.

En el reciente informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se indica que varias de las personas heridas son niñas, niños y adolescentes. En ese contexto, se recoge el testimonio de una madre que denunció discriminación hacia su hija de 14 años que fue dirigida a una clínica en Lima.

Asimismo, en el documento se menciona que las lesiones de los heridos empeoraron por la insuficiencia de la atención médica debido al colapso de los centros médicos, la deficiente infraestructura de hospitales y la falta de insumos y de personas médicas especialistas.

Hay otros casos de ocho menores de edad que también fueron reportados como heridos, pero no se pudo conocer el tipo de lesión, según la información que se pudo recoger por parte de la CNDDHH.

Para la Defensoría del pueblo, la vulneración es directa y, además, indirecta por ser parte de una familia, grupo o población afectada, lo que contraviene el deber de protección especial establecido en la Convención de los Derechos del Niño, así como en la Constitución Política, el Código de los Niños y Adolescentes, y otras normas internas.

La protesta es un derecho humano de todas las personas, lo que incluye a niñas, niños y adolescentes, señaló la Defensoría en un comunicado del 13 de diciembre del 2022.

“Lo que ha ocurrido es un uso desproporcionado de la fuerza, lo que se tendría que tener presente es que en todos los manuales operativos de la Policía se establece el deber de cuidado cuando en medio de la población hay poblaciones vulnerables como adolescentes y niños, hay situaciones donde no se ha tenido cuidado, y eso es materia de investigación”, manifestó Percy Castillo, adjunto para los Derechos Humanos de la Defensoría.

Amnistía Internacional también reconoce que el derecho a la libertad de reunión pacífica es un componente crucial e integral en el bienestar y la participación activa de los niños, niñas y adolescentes.

¿Qué significa haber sobrevivido a una herida de bala o a la intoxicación de una bomba lacrimógena? Las y los menores de edad tendrán que cargar con una secuela que no los dejará ser los mismos y todos los días tendrán que mirar una lesión que les dejó el régimen policial y militar de Dina Boluarte.

Las infancias están rotas.

Dato: Niños, niñas y adolescentes detenidos

Según un informe de la Defensoría del Pueblo, existieron 27 casos de detenciones sucedidas en Apurímac, Lima, Cusco, Ica y Virú (La Libertad). La mayoría de los casos se presentaron en Ica, con 11 casos y Cusco, con seis. 

Minjus informa de 4 menores heridos con lesiones graves

Luego de la publicación de este informe, el Ministerio de Justicia se comunicó con este medio para indicar que hasta el momento solo han podido identificar cuatro menores de edad heridos de gravedad. Según esta entidad, todos estos casos han podido cobrar el apoyo económico.