Por Laura Arroyo
Sobre el periodismo de nuestros días y sus lamentables ejemplos hemos hablado bastante pero te voy soplando que esto sigue, que ya se están imprimiendo portadas y primeras planas rebosantes de verbos en condicional porque el rigor periodístico es un eufemismo en el Perú de hoy, y el poder mediático no tiene rigor, sino agenda política. En tus plataformas digitales de mayor audiencia hay también titulares altisonantes con condicionales y a veces directamente obviando el tiempo verbal porque el objetivo no es brindarte información, es sentenciar en la prensa lo que no es sentenciado, ni termina de ser investigado, en los tribunales. Mediafare es una palabra que cada vez queda más corta.
Que la Fiscal sea alfil de una operación con tantas irregularidades sobre sus espaldas es sólo la cereza de esta podrida torta. Una investigación tan importante en manos de personajes nada idóneos que la han percudido, es una investigación que pierde legitimidad. Si a eso le añadimos que es funcional al golpismo que busca vías de alcanzar su propósito desde antes de que Castillo asumiera el gobierno, tenemos el cuadro completo. ¿A quién beneficia que no se investigue de verdad y rigurosamente los indicios de corrupción que rodean al Presidente?
Pero a los poderes la investigación es lo que menos les importa. No es una investigación, es una operación. No es allanamiento, es intimidación. No es oposición, es golpismo. No hace falta tener dos dedos de frente para exigir que se investigue al Presidente, pero bien. Con una Fiscal intachable para que nada en esa investigación esté teñido con la sospecha. Para saber la verdad de la mugre y sus dimensiones. Para exigir responsabilidades con la información correcta y no con los condicionales y las suposiciones de colaboradores tan poco eficaces que al día de hoy siguen sin presentar pruebas. Pero nada de esto ocurre, porque el poder sólo piensa en recuperar Palacio de Gobierno, en lugar de entender que en su estrategia vuelve a darle alas a un Pedro Castillo que puede nuevamente presentarse como víctima, porque lo está siendo. Cuánto daño hace el poder al país y cuán vergonzosa es nuestra élite que ni se da cuenta de las consecuencias de su pataleta antidemocrática.