Hace pocos meses veíamos con impotencia las tomas de una cámara de seguridad en Huancayo, en las que Marjorie, una niña de 8 años, caminaba y fue interceptada por un sujeto que, con engaños, logró que Marjorie lo siga para abusarla sexualmente. En la última escena de la toma vemos como la menor entra a una casa, se sostiene de la puerta y con un forcejeo, la puerta de cierra. El final de la historia, ya lo conocemos. El sujeto, un testigo de Jehova, no solo abusó de ella, también la mató. Marjorie, lamentablemente, es la realidad de muchas mujeres y niñas que vive el Perú diariamente.
La realidad es aterradora. Según Russela Zapata, viceministra de la Mujer, en declaraciones para un medio local, en lo que va de este año se han reportado alrededor de 2 mil casos de abuso sexual donde la mayoría de víctimas son menores de edad.
De acuerdo con la estadística de los Centros de Emergencia Mujer, solo hasta mayo de este año ya se han presentado 2,363 denuncias por violencia sexual contra menores de 17 años, de las cuales 1154 fueron por violaciones sexuales.
Y no solo eso, dentro de la población adulta, las mujeres siguen siguen siendo las más expuestas, pues en el 92% de casos las víctimas fueron niñas. El grupo de edad más afectado data de las que tienen 12 y 17 años de edad, que con 905 denuncias agrupó al 31% de los casos.
Según la estadística del Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la violación sexual de niños y adolescentes representa el 69.5% de las denuncias por violación sexual en el país. En estos casos, las regiones con más incidencia son Lima (312 casos), Junín (94 casos), Arequipa (68 casos), La Libertad (67 casos) y San Martín (64 casos).
Aunque en varios de los casos el agresor ha sido un familiar directo de la víctima, ya sea el padre, hermano o tío, casi en el 80% de las denuncias el violador es un desconocido.
Cambiemos este panorama por ellas, nuestras niñas