Por: José Carlos Lama

El mayor héroe de la historia de la humanidad no fue un guerrillero. Mucho menos un profeta o algún representante de algún dios en la tierra. El mayor héroe de la historia de la humanidad ni siquiera fue un héroe. Fue una heroína. Una generosa heroína que logró entre los siglos XVII y XVIII, salvarle la vida a más de la mitad del planeta. Esta heroína, áspero prodigio de nuestra cordillera andina, ocupó las primeras planas del país la semana que pasó y sigue dando que hablar. Sí, nuestra papa. Nuestra querida papa peruana volvió al centro del debate nacional en los días previos a la llegada del papa Francisco, y no fue –lamentablemente- por poca cosa.

La mañana del pasado nueve de enero, cientos de kilómetros de vías del país amanecieron paralizadas. Miles de desesperados agricultores de regiones andinas como Huánuco, Junín, Huancavelica o Ayacucho, se vieron obligados a tomar acción a través de un paro nacional, que logró en pocas horas -valga la redundancia- paralizar medio país. ¿La razón?: el precio de la papa en las últimas semanas se había derrumbado a la cuarta parte, lo que configuraba –aún configura-, para más de 700 mil familias peruanas que viven de la producción de nuestro afamado tubérculo, un dramático escenario de miseria para los próximos seis meses (son dos campañas de papa al año).

 

Protestas como esta, en Huamanga, se dieron a lo largo del último 09 de enero.

 

El paro nacional agrario, convocado por diversos gremios de productores del país para realizarse los días 09, 10 y 11 de enero duró apenas el primero. Y es que, tras el bloqueo exitoso de vías tan importantes como la Carretera Central, se logró conseguir una rápida respuesta del gobierno, en la persona del recién nombrado ministro de Agricultura, José Arista, la noche misma del primer día de protestas.

La solución del gobierno

La principal causa aducida por los representantes de productores apuntaba a que el precio de la papa se había desplomado por una excesiva importación de papa europea procesada para pollerías. Sin embargo, desde el Ministerio de Agricultura, las salidas propuestas vinieron por otro lado: la instalación de una mesa técnica y, la compra –a través de los gobiernos regionales- del “excedente de producción” de las regiones afectadas. ¿El monto asignado? A través del Decreto de Urgencia N° 001-2018, se dispuso asignar un millón y medio de soles por región, para las regiones Huancavelica, Huánuco, Apurímac, Ayacucho y Junín.

 

Acta de acuerdos inicial entre Ministerio de Agricultura y productores de papa, del 09 de enero.

La pregunta básica entonces cae de madura. ¿Dicho monto alcanza para comprar el mencionado excedente, o al menos se le aproxima? El presidente de Usuarios del Valle de Cunas, en Junín, Jesús Aliaga, ensayó una respuesta para el diario La República: “No es nada, es para enviar consumo de apenas tres días en carro a Lima”. El subsecretario general de la Confederación Campesina del Perú, Everardo Orellana también puso en evidencia lo insuficiente del monto: “Solo para recuperar el costo de inversión en la región Junín, se necesitarían S/. 400 millones”.

Y es cierto. El millón y medio de soles por cabeza, equivale a comprar, al precio mínimo esperado por los agricultores para recuperar su inversión (S/.0,68 por kilo), poco más de 2 mil toneladas por región cuando lo que se produce anualmente en las cinco regiones más productoras del país se ubica en un rango que va de las 250 a las 500 mil toneladas, es decir, con suerte, con el dinero presupuestado, solo alcanzaría a comprar alrededor del 1% de la producción anual o el 2% de la semestral.

Solo migajas para la papa, en contraste con lo comprometido por el gobierno para la visita del papa católica, un presupuesto oficial cinco veces mayor, 37 millones de soles, de todos los peruanos, incluidos los productores de papa, al borde de la quiebra.

Las verdaderas causas

¿Qué tan cierto es que el derrumbe del precio de la papa en el campo se debió al excesivo volumen de papa europea importada? La respuesta se aproxima a un “solo parcialmente”, porque si bien la cantidad importada (33 mil toneladas, casi la mitad proveniente de Holanda) bordea apenas el 0,7% de la producción nacional de papa (más de 4 millones y medio de toneladas en 2016), sí representa el 15% de la papa blanca producida en el país, que es su principal competidora para el mercado de pollerías.

Entonces, ¿hay algo que explique mejor el duro golpe del mercado? Según algunos dirigentes campesinos y técnicos del ministerio de Agricultura, la explicación más razonable tendría que ver con los efectos del Cambio Climático: los hechos muestran que hay un desfase estacional significativo que ha hecho coincidir las temporadas de cosecha de papa de la costa y la sierra, superponiéndose estas en lugar de alternarse, generando una sobreoferta que el mercado ha castigado con una reducción del precio de compra.

Granizadas que llegan con el cambio climático reducen la productividad del campo a la mitad y retrasan las temporadas de cosecha, generando sobreoferta.

Pero los efectos del cambio climático no quedan aquí, la productividad del campo también es castigada por el aumento en intensidad, extensión o período de heladas y granizadas en la sierra, estimándose dicha afectación en alrededor del 50%, es decir, si una hectárea de papa debería producir en promedio 30 toneladas por campaña, un semestre con un clima más extremo, la reduce aproximadamente a 15, como sucedió en la temporada 2016-2017.

Otras causas están relacionadas con el sobrecosto logístico generado por insuficientes vías -o malas condiciones de estas-, inexistencia de plataformas logísticas que reduzcan los costos de transporte y la excesiva intermediación comercial, que termina encareciendo el precio final y empobreciendo a las familias productoras de papa, cuyo margen de utilidad resulta tan pequeño, que con suerte alcanza para subsistir.

Algunas soluciones y el arranque de la mesa técnica

Desde diversas dirigencias campesinas, se proponen dos principales soluciones: una ley de promoción agraria que considere las graves contingencias climáticas mencionadas y la implementación de aranceles a la papa importada, protegiendo con ello a la producción nacional.

También se han propuesto medidas más pragmáticas y participativas desde la ciudadanía. Por ejemplo, que se promueva –e incluso se exija-, mediante campañas que pudiera realizar el gobierno, el exclusivo uso de papa peruana en restaurantes, certificando a las que así lo demuestren.

Desde el gobierno por lo pronto, tras la instalación -el día de ayer, 18 de enero- de la Mesa Técnica de la Papa, han aceptado evaluar la posibilidad de un aumento del presupuesto ínfimo originalmente propuesto con el Decreto de Urgencia N° 01-2018, condicionada a un empadronamiento previo de los productores, a cargo de las direcciones regionales de agricultura.

Desde las organizaciones se mira aún con desconfianza estos avances, al punto de mantener latente la posibilidad, en caso no se concreten avances significativos, de iniciar una huelga nacional indefinida, como ya han propuesto y –casi iniciado – los productores de Huánuco hace un par de días.

Mesa Técnica de la Papa instalada por el MINAGRI está lejos aún de satisfacer las demandas de los productores de papa en crisis. Foto: La República

Por lo pronto todas las expectativas de los productores están puestas en la segunda reunión con el MINAGRI, a realizarse el próximo 25 de enero en Andahuaylas en la que se espera mayor presencia de productores y, de parte del gobierno, compromisos más contundentes y acordes a la magnitud de la dramática crisis que en estos momentos viven miles de familias peruanas y el aciago panorama que les espera, dada la vulnerabilidad climática a la que están expuestas.

Y esperemos por fin que de una vez por todas, nuestra papa, nuestra querida peruana y sus hacedores reciban de vuelta algo de lo que tanto entregaron al mundo. Mejor no esperemos, sumémonos, desde donde podamos a esta lucha.