Este fin de semana otras dos masacres se ejecutaron en los Estados Unidos. En su misión de contrarrestar su llamada “invasión hispana,” un hombre anglosajón asesinó a más de 20 personas y lesionó a más de dos docenas en la ciudad de El Paso, Texas. Horas después, otro hombre blanco mató a 9 personas y lesionό a otras 20, la mayoría de raza negra, en Dayton, Ohio. Estos dos sucesos ocurren una semana después de que otro hombre blanco haya disparado a múltiples personas – matando a tres y lesionando a trece-, en un festival de comida en California con la intención de asesinar a latinos. Entre estas víctimas se encuentran mujeres, personas ancianas y niños.

Por su supuesto que esto no es nada nuevo. Extremistas nacionalistas blancos han matado a más personas en los EE.UU. que cualquier otro tipo de extremistas desde el 11 de setiembre de 2001. Además, estos individuos son respaldados por movimientos supremacistas digitales que se burlan de las víctimas mientras glorifican a los asesinos.

Lo peor es que estas personas son incitadas por personajes públicos, empezando con el ocupante de la Casa Blanca. El presidente Donald Trump tiene una larga trayectoria de ataques y discriminación hacia las minorías étnicas. Desde antes de su elección, Trump puso públicamente en duda que el presidente Barack Obama haya nacido en los EE.UU. y publicό en el New York Times su condena y llamado a la pena de muerte para 5 jóvenes negros que fueron injustamente encarcelados por un crimen que no cometieron. Su racismo y xenofobia se intensifican más y más con el paso de su mandato y es así como moviliza a la base que lo eligió. Categoriza a los mexicanos -y en realidad a todos los latinos- como violadores, criminales y pandilleros. Ha dicho que Haití y países africanos son huecos de mier… Llamó a la ciudad que representa un congresista negro, un lugar asqueroso y lleno de ratas. Y, finalmente, les dijo a cuatro congresistas que son miembros de minorías étnicas que se vayan a los países de donde vinieron, a pesar de que tres de ellas nacieron en Estados Unidos.

El presidente Trump no es el único en fomentar un clima racista; otros miembros del Partido Republicano son también responsables por la propagación de retórica xenófoba. En un mensaje en Twitter el senador de Texas John Cornyn protestό que en su Estado crecen por cada residente blanco, nueve residentes hispanos. Los mensajes más sutiles de racismo se manifiestan incluso en los medios. Por ejemplo, una periodista de la cadena CNN preguntó a los postulantes para la candidatura demócrata para presidente si extender cuidado de salud para inmigrantes indocumentados propiciaría a que más gente emigre a los Estados Unidos de manera ilegal. El mensaje que se transmite con esa pregunta es que los inmigrantes son una carga para el país y van a tomar ventaja de sus beneficios públicos. Al combinar este conjunto de actitudes con el acceso ilimitado a armas, es inevitable que estos individuos quieran demostrar su repudio contra inmigrantes y minorías étnicas a través de ataques terroristas. 

Como lo dice un periódico australiano, los Estados Unidos tienen una crisis racial. La elección de Trump no es una causa del racismo, sino una consecuencia de ella. Y sus proclamaciones de que “se regresen” incitan tanto a asesinos radicales como a todos esos estadounidenses que votaron por Trump, como lo demuestra este video. No cabe duda de que en los EE.UU. existe un clima racista, violento y xenófobo que incentiva ataques a minorías étnicas como los latinos.

Más de medio millón de peruanos radicamos en Estados Unidos y estamos sujetos a cualquier tipo de discriminación y violencia por el color de nuestra piel, nuestro apellido y nuestro acento. Hay peruanos en los centros de detención migratorios; hay peruanos que han sido deportados; y hay peruanos que son discriminados. Con tantos peruanos en el exterior y sus familias que dependen de sus aportes, esta situación nos afecta y nos debe indignar. Esta es también nuestra lucha.

Es por eso que hay que ver en nuestra propia casa como nosotros nos comportamos con nuestra gente y extranjeros que han tenido que venir a nuestro país. Es lamentable que todavía nos estemos burlando de personas indígenas o tratando de imitar a personas negras. Es irónico que estemos repudiando a inmigrantes venezolanos cuando muchos de nuestros compatriotas emigraron a Venezuela hace dos décadas.

Lo que pasa en Estados Unidos es el resultado de una historia racial que empezó con la exterminación de la población indígena, siguió con la esclavización de africanos, y ahora se manifiesta con el imperialismo. No obstante, el problema de racismo pasa en todo el mundo, y tenemos que hacer todo lo posible para erradicarlo en donde estemos.