Nuestro columnista nos comenta acerca de la obra en cómics de Bill Watterson, quien recrea la historia de un niño y su tigre de felpa. Ambos personajes emprenden aventuras en diferentes ámbitos de la vida que nos hace reflexionar sobre la naturaleza humana.

Bill Watterson

Injustamente poco conocida a nivel local, hoy toca revisar una de las mejores tiras de humor en la historia de los cómics: Calvin and Hobbes, protagonizadas por un pequeño niño y su tigre de felpa que cobra vida cuando no hay nadie cerca de ambos. Calvin es impulsivo e impaciente, Hobbes es reflexivo y calmado, aunque eso no evita que con frecuencia acompañe al niño en las aventuras que su desbordante imaginación les presenta (travesías espaciales, viajes en el tiempo, lucha contra duplicados, travesuras en el bosque). Sin perder de vista el tono fresco y desenfadado de la narración, las tiras nos dejan apuntes muy agudos sobre la naturaleza humana.

En comparación de Peanuts (o Snoopy, como se le conoce en Perú), esta tira de humor resalta justamente la cualidad infantil del personaje, que si bien tiene algunos diálogos bastante elaborados para ser los de un niño común, no pierde su esencia díscola, curiosa y de un egoísmo pueril que lo humaniza. Una diferencia con los niños neurotizados de Peanuts cuyas angustias existenciales pueden ser muy adultocéntricas y están más inclinados al diálogo que a la acción. Calvin, en cambio, está constantemente jugando e incordiando a sus padres y su pequeña vecina Susie con sus fantasías y dislates. Al lado de Calvin, Mafalda y su grupo, resultan casi insoportables sermoneadores, chiquiviejos con cierta dosis de cursilería. El niño y su tigre hacen referencia a asuntos como el medio ambiente, el poder de los medios de comunicación, el tedio de la escuela y el trabajo, pero evitando siempre que el discurso aleccionador o moralista rebaje el humor de las situaciones o el ánimo subversivo de Calvin (recordemos que Watterson, el autor, comentó que la tira que recibió más quejas de padres preocupados fue una en la que Calvin imagina muy vívidamente pilotar un jet desde el cual arroja misiles a su escuela). No es raro que Calvin represente el lado egoísta y despreocupado de las personas mientras que Hobbes una especie de conciencia o sentido común. El estupendo dibujo de Watterson es muy dinámico, transmite vitalidad mientras los ambientes aparecen con mucha solidez, sean los de una casa promedio o como los parajes surrealistas que Calvin visita a través de la imaginación.

Una razón adicional que hace a este cómic tan entrañable es el compromiso intransigente del autor por mantener intacto el universo de la tira. En repetidas ocasiones, Watterson se opuso a que Calvin & Hobbes sea realizado en dibujos animados, películas, juguetes y souvenirs a pesar de las grandes cantidades de dinero que le ofrecieron. También supo retirarse con la tira en el altísimo nivel que mantuvo regularmente (unas cinco mil tiras en diez años) y negándose también a que sea continuada por un sucesor, con el riesgo de que decaiga tanto el espíritu como el contenido de su creación. Una declaración de principios que las y los admiradores de la tira le agradecemos de corazón.

Los libros de Calvin & Hobbes pueden ser encontrados en diferentes formatos en algunas librerías de Lima. Recomendamos cualquiera de ellos para ser cómplice de las aventuras de un niño y su tigre conociendo el mundo.